lunes, 6 de abril de 2009

90 días de penitencia (63)

Desayuno
. Café cortao
. Tostadas con jamón
El jamón se estira como no me podía ni imaginar. Tostadas con jamón para el niño, el padre y para Lola. Los tres.

Almuerzo
. Pastel de sardinas
. Habas enzapatás
. Arroz con garbanzos, espárragos y marisco
. Vino blanco
. Macedonia

Cuezo diez minutos un kilo de sardinas después de haberles quitado cabeza y espinas. En el vaso de la batidora pongo una taza de nata líquida, cinco huevos, un trozo de miga de pan humedecida, un chorrito de oloroso seco, sal y pimienta. Una vez frías las sardinas, se limpian de escamas, piel y espinas, y se añaden los lomitos a la batidora. Se mezcla bien a buena velocidad y se pasa la mitad a otro vaso de batidora (que seguro que tenéis otro de la batidora antigua, sí hombre, de esa que se os estropeo y no tiraste el vaso. Pues esa). A uno de los vasos le añadís una cucharada de mostaza y al otro un poco de tomate frito (si no tenéis tomate frito, se coge tomate natural triturado, se le echa un poquito de aceite y se mete en el microondas en un cuenco pequeño y tapado. Se hace en dos minutos). A batir primero el vaso de la mostaza. Se engrasa un molde alargado y se le pone pan rallado. Se llena hasta la mitad o poco menos con esta primera mezcla, y al horno a 190º. Aprovechamos para limpiar la batidora y batir luego la otra mitad de la mezcla, la que teníamos con el tomate. Se espera a que la primera mitad esté consistente, y se echa encima la nueva mezcla obtenida. Se vuelve a poner en el horno el pastel y a esperar a que esté terminado, lo cual lo podremos comprobar visualmente, pues se forma una especie de costra por encima de un bonito color dorado, pero en todo caso se pinchará con una aguja y comprobaremos que sale limpia totalmente. En todo caso el tiempo no bajará de tres cuartos de hora. Se sirve frío el pastel, cubierto con una mahonesa ligera, y adornado alrededor con lechugas y tomatitos. Encima unos pepinillos, alcaparras o aceitunas, lo que se nos ocurra.
Hago arroz solo para ocho, en una paella pequeña. Pero el que lo haga en una paella no implica que lo vaya a hacer seco, sino como nos gustan por aquí, por Cádiz y Huelva, caldosos, que tampoco son como esos portugueses que parecen sopas de arroz, sino cremosos y sueltos.
En primer lugar pelo como cuarto y mitad de gambas blancas y las cabezas las pongo a cocer con una hoja de laurel. En la paella pongo una cebolla pequeña bien troceada, tres dientes de ajo laminados, un pimiento pequeño y una zanahoria, todo bien cortadito. Cuando la cebolla empieza a clarear, le añado seis espárragos trigueros troceados y dos puñados de garbanzos que tuve en remojo y que he cocido en la olla a presión diez minutos. Ahora le echo un calamar troceado y le pongo su sal y su pimienta, más un poco de azafrán y colorante para que tenga un color más agradable a las mayorías. En cuanto el calamar cambia de color, le echo el arroz y procedo a darle vueltas con el cucharón para que se impregne bien. Luego le echo el caldo de haber cocido las cabezas de las gambas, bien colado; y por último agua hasta completar más o menos una proporción de dos y medio por cada unidad de arroz. Seis o siete minutos del tiempo previsto para que se haga el arroz, se echan las gambas y un puñado de almejas. Se sirve con perejil recién cortado por encima y una aceituna negra en el medio. Si se quiere, también con pimiento morrón en tiras.
En la macedonia, todas las frutas que me parecieron bien: plátano, naranja, fresas, peras, kiwis y por supuesto oloroso del Condado y un poquito de azúcar.

Merienda
. Café cortao
. Dos galletas

In de still of the night. Canta Stacey Kent, una voz deliciosa y una manera de cantar jazz que me recuerda a Nat King Cole. Con el cafelito, un par de galletas. Prefiero té, pero Lolita hizo café. Espero poder dormir esta noche.

Cena
. Falafel del Almóndiga de choco
. Resto del pastel de sardinas
. Agua
. Nopán
. Yogur desnatado

Almóndigadechoco, que tiene un blog cocinero y choquero que así se llama, me recuerda el falafel turco y, en general de todo el Oriente Próximo. A lo mejor le gusta la versión que yo hago, pues difiere algo de un lugar a otro. En Egipto, por ejemplo, le ponen habas, pero ya he tomado demasiadas habas enzapatás hoy como para añadir más a esta dieta surrealista. Por cierto, mañana me peso y ya les contaré, pero me imagino que este mes he puesto un kilo o dos, por lo menos. Pero bueno, vamos a por los falafeles. He tenido garbanzos en remojo (algunos los utilicé en el arroz y todavía tengo algunos que no sé que haré con ellos y los he puesto después, de un día enterito en remojo, en el vaso de la batidora (servidor no tiene robot ni nada de eso, con la minipimer me apaño). Son como cuarto y mitad más o menos. Añado una cucharada de curry de Madrás – también se pueden hacer con cominos solo -, cuatro dientes de ajo, un tallo de apio, perejil, sal, pimienta y medio sobrecito de levadura Royal. Con paciencia se va batiendo en la minipimer y veréis como es posible hacerlo. Una vez conseguida como una pasta espesa, se hacen bolitas, como albóndigas pequeñas, que luego se aplastan y se pasan por semillas de sésamo o ajonjolí. De esta manera se fríen y quedan estupendos los falafeles. Se suelen presentar con ensalada y salsas como la que yo hice, que no es más que un poco de mahonesa de esa ligera con un poquito de curry. Se bate bien con el tenedor y ya está.

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