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viernes, 3 de enero de 2020
tiempo de migas
Parecía que no iba a haber invierno, pero ya llegó. Hoy amaneció nublao, día miguero se decía en otros tiempos. Pues a celebrarlo como es debido
Migas al minuto
ingredientes:
pan asentao
aceite
ajos
pimiento
agua
sal
elaboración:
Fácil con cojones. Para que sean al minuto, o poco más, se pondrá el pan picado groseramente en la picadora y un, dos, tres, sale ya preparado para las migas. Se pondrá en un bol el pan ya migado gracias al artilugio eléctrico, humedeciéndolo con agua y un poco de sal, poca. Tapar con un paño y ahí se queda. Mientras ponemos acetie en una perola, seis o siete dientes de ajo cortados a la mitad y unas tiras de pimiento. Cuando el pimiento esté hecho se saca, se reserva y se echan las migas en la perola. A dar vueltas hasta que el pan tome un bonito color dorado que indica como es natural que ya está refrito. Deben quedar sueltas las migas. Colocamos encima las tiras de pimiento, et voilá.
martes, 31 de marzo de 2015
Sólo es ponerse
Ocurre con las torrijas lo mismo que con los pestiños y otras obras de arte caseras, que sólo es ponerse, pero, claro, ponerse con alguien al lado que te bata un huevo, te ayude a enmelar o simplemente te dé algo de conversación. Entonces salen mejor, mucho mejor.
De entre todas las maneras yo os voy a contar la que se solía hacer en mi casa, pero en cada casa se hace de una manera más o menos distinta, es natural. Todas son espléndidas, el otro día probé unas de José Félix, un colega del curro, y estaban extraordinariamente buenas. Por dónde no paso es por lo que vi en una confitería que me dejó estupefacto: torrijas con crema pastelera, con nata y con chocolate. Qué barbaridad, ya no saben qué hacer para vender lo que sea. Me imagino una torrija cubierta de chocolate y es que se me revuelven las tripas. En fin, vamos a lo nuestro.
Torrijas
Primer paso: cuenco con huevos que habremos batido con una mijita de sal. Al lado, otro cuenco con vino blanco del Condado y leche a partes iguales. Se añade azúcar a gusto de cada cual.
Segundo paso: Buen aceite de oliva virgen extra, en cantidad suficiente y en una sartén o perol amplio. A temperatura media, no demasiado fuerte quiere decirse.
Tercer paso: Empapar el pan de torrijas (o pan asentado de masa dura) en el cuenco del vino y la leche, a continuación pasar por el huevo batido y freír por uno y otro lado. Ir reservándolas a un lado en fuente o bandeja capaz.
Cuarto paso: En una cacerola amplia y de paredes bajas se pondrá miel y un poco de agua que nos permitirá rebajar la miel un poco. Cuando esté bien ligada la miel con el poco de agua, se quita del fuego y se procede a pasar las torrijas por un lado y otro, colocándolas en una fuente suficientemente grande, unas encimas de otras bien ordenaditas.
Y quinto paso: Las que se vayan a consumir se colocan en el plato y se les añade un poco de miel que extenderemos por su superficie con el dorso de una cuchara.
A disfrutar. Condiós, y nunca mejor dicho.
De entre todas las maneras yo os voy a contar la que se solía hacer en mi casa, pero en cada casa se hace de una manera más o menos distinta, es natural. Todas son espléndidas, el otro día probé unas de José Félix, un colega del curro, y estaban extraordinariamente buenas. Por dónde no paso es por lo que vi en una confitería que me dejó estupefacto: torrijas con crema pastelera, con nata y con chocolate. Qué barbaridad, ya no saben qué hacer para vender lo que sea. Me imagino una torrija cubierta de chocolate y es que se me revuelven las tripas. En fin, vamos a lo nuestro.
Torrijas
Primer paso: cuenco con huevos que habremos batido con una mijita de sal. Al lado, otro cuenco con vino blanco del Condado y leche a partes iguales. Se añade azúcar a gusto de cada cual.
Segundo paso: Buen aceite de oliva virgen extra, en cantidad suficiente y en una sartén o perol amplio. A temperatura media, no demasiado fuerte quiere decirse.
Tercer paso: Empapar el pan de torrijas (o pan asentado de masa dura) en el cuenco del vino y la leche, a continuación pasar por el huevo batido y freír por uno y otro lado. Ir reservándolas a un lado en fuente o bandeja capaz.
Cuarto paso: En una cacerola amplia y de paredes bajas se pondrá miel y un poco de agua que nos permitirá rebajar la miel un poco. Cuando esté bien ligada la miel con el poco de agua, se quita del fuego y se procede a pasar las torrijas por un lado y otro, colocándolas en una fuente suficientemente grande, unas encimas de otras bien ordenaditas.
Y quinto paso: Las que se vayan a consumir se colocan en el plato y se les añade un poco de miel que extenderemos por su superficie con el dorso de una cuchara.
A disfrutar. Condiós, y nunca mejor dicho.
viernes, 3 de enero de 2014
¿Quién dijo miedo?
Si las hacéis correctamente, nada habrá que temer. Migas, sí, y moernas además. Migas con bacon y chorizo fresco, todo bien medido y sustentadas en la austeridad. Veamos cómo se puede uno preparar un desayuno de lujo y sano.
Migas moernas.- Se harán rebanadas finitas con pan asentao, de ayer o de antier mejor todavía. Estas rebanadas finas se humedecen con agua salada levemente. Se tapan con un trapo, húmedo también, y se dejan reposar. En una sartén de paredes altas, tipo wok por ejemplo, se echa aceite de oliva virgen extra y se refríe el chorizo primero, sólo un poco. Se saca y en la grasa que ha dejado coloraíta en el aceite, se le da unas vueltas al bacon cortado en tiritas pequeñas, que se sacará igualmente, reservándolo junto al chorizo.
En la grasa que ha quedado se fríen unos cuantos dientes de ajo, con su piel y partidos a la mitad, esto a gusto de cada cual y según la cantidad de migas que se vayan a hacer. Refritos pero no demasiado los ajos, se añaden las rebanadas de pan y ahora a currar. Con una espumadera se le van dando vueltas sin parar y con el canto de vez en cuando se ayuda a que el pan se vaya desmigando correctamente. Cuando estemos cansados paramos, retiramos del fuego el cacharro, el wok o lo que estemos utilizando, y lo dejamos reposar también.
Bueno, pues de nuevo a la faena. Se añaden los trozos de chorizo y bacon que teníamos reservados a las migas y a dar vueltas otra vez hasta que veamos que las migas están hechas y sueltecitas. Comprobar que están bien de sal, pero con el agua salá, el chorizo y el bacon, no creo que sea menester ponerle más sal, en fin, vosotros mismos.
Se pueden poner para comer, para desayunar, para merendar o para cenar. Estas de la imagen han caído en el desayuno. Con uvas sin pepitas de la Sierra de Aracena y café que no sé de dónde será porque lo he comprao en el Maradona o en el Cortinglés, no sé. Las naranjas son de un árbol que tengo en el patio de atrás y el canasto que hay detrás está lleno de naranjas y limones. Ya no sé que contaros más, ¿que la mesa está en la cocina?. Bueno, queden ustedes con Diós que yo ya me he queao con las migas.
Nota: Esta receta se la dedico a la Puente, que me pidió una receta de migas y como estaba la mañana miguera, pues me puse a hacer migas también y bien tempranito además. Espero, Mariángeles, que te hayan salío igual de buenas que estas. Besos
Migas moernas.- Se harán rebanadas finitas con pan asentao, de ayer o de antier mejor todavía. Estas rebanadas finas se humedecen con agua salada levemente. Se tapan con un trapo, húmedo también, y se dejan reposar. En una sartén de paredes altas, tipo wok por ejemplo, se echa aceite de oliva virgen extra y se refríe el chorizo primero, sólo un poco. Se saca y en la grasa que ha dejado coloraíta en el aceite, se le da unas vueltas al bacon cortado en tiritas pequeñas, que se sacará igualmente, reservándolo junto al chorizo.
En la grasa que ha quedado se fríen unos cuantos dientes de ajo, con su piel y partidos a la mitad, esto a gusto de cada cual y según la cantidad de migas que se vayan a hacer. Refritos pero no demasiado los ajos, se añaden las rebanadas de pan y ahora a currar. Con una espumadera se le van dando vueltas sin parar y con el canto de vez en cuando se ayuda a que el pan se vaya desmigando correctamente. Cuando estemos cansados paramos, retiramos del fuego el cacharro, el wok o lo que estemos utilizando, y lo dejamos reposar también.
Bueno, pues de nuevo a la faena. Se añaden los trozos de chorizo y bacon que teníamos reservados a las migas y a dar vueltas otra vez hasta que veamos que las migas están hechas y sueltecitas. Comprobar que están bien de sal, pero con el agua salá, el chorizo y el bacon, no creo que sea menester ponerle más sal, en fin, vosotros mismos.
Se pueden poner para comer, para desayunar, para merendar o para cenar. Estas de la imagen han caído en el desayuno. Con uvas sin pepitas de la Sierra de Aracena y café que no sé de dónde será porque lo he comprao en el Maradona o en el Cortinglés, no sé. Las naranjas son de un árbol que tengo en el patio de atrás y el canasto que hay detrás está lleno de naranjas y limones. Ya no sé que contaros más, ¿que la mesa está en la cocina?. Bueno, queden ustedes con Diós que yo ya me he queao con las migas.
Nota: Esta receta se la dedico a la Puente, que me pidió una receta de migas y como estaba la mañana miguera, pues me puse a hacer migas también y bien tempranito además. Espero, Mariángeles, que te hayan salío igual de buenas que estas. Besos
jueves, 28 de marzo de 2013
Pan de masa madre en la moulinex
Los Reyes Magos me trajeron una panificadora Moulinex Uno, prácticamente de juguete, pero no os podéis hacer idea del rendimiento que le estoy sacando. De hecho no he vuelto a comprar pan desde entonces. Lo último ha sido hacerme mi propia masa madre, lo cual es más fácil de lo que pudiera parecer: Mezcláis cincuenta gramos de agua con cincuenta gramos de harina de trigo integral, la dejáis reposar en un frasco de cristal tapado con una tela. Al día siguiente le añadís una mezcla de cien gramos de agua, cien gramos de harina de fuerza y veinte gramos de azúcar, que ayudará a la fermentación. Mezcláis todo bien y al tercer día añadís otra mezcla de doscientos gramos de agua y otros doscientos de harina de fuerza a lo ya obtenido. A mezclar de nuevo y a las doce horas ya tenéis un magnífico fermento para vuestros panes. A partir de ahora lo guardáis en la nevera, tapado siempre con la tela el bote. Cada vez que saquéis masa madre para su utilización, mezclais el mismo peso de agua y harina de fuerza y lo echáis al bote, procurando mezclarlo bien todo, así siempre tendréis masa madre. Recordad que ya siempre deberá estar en la nevera. No os preocupéis ni de las burbujitas que salen, que sólo dicen que el proceso ha sido estupendo, ni del color que toma la masa madre en su capa superior. Eso sí, cada vez que vayáis a sacar masa madre del bote, primero lo removéis todo bien removido. Ea, a hacer pan.
Pan con masa madre en la panificadora (en este caso Moulinex Uno). En este orden, echáis en la cubeta: 330 gramos de agua, dos cucharadas soperas de aceite, dos cucharadas de café de sal, medio kilo de harina de fuerza, 100 gramos de masa madre y una cucharadita rasa de las de café de levadura de panadero (yo la que encuentro en el Hipercor de Huelva es la de Maizena). Buscar un programa de amasado, levado y horneado. Yo utilizo el 3 en mi panificadora, selecciono el peso de 1kg y le doy cocción media o alta, según como me coja el cuerpo.
nota importante: he puesto esta entrada en el blog porque el primero que lo uso para buscar recetas soy yo. De esta manera no se me pierden las proporciones, que son estupendas y da un pan con una corteza crocante, un migajón estupendo y esponjoso más un aroma a pan que no os podéis ni imaginar. Besos per tutti.
Pan con masa madre en la panificadora (en este caso Moulinex Uno). En este orden, echáis en la cubeta: 330 gramos de agua, dos cucharadas soperas de aceite, dos cucharadas de café de sal, medio kilo de harina de fuerza, 100 gramos de masa madre y una cucharadita rasa de las de café de levadura de panadero (yo la que encuentro en el Hipercor de Huelva es la de Maizena). Buscar un programa de amasado, levado y horneado. Yo utilizo el 3 en mi panificadora, selecciono el peso de 1kg y le doy cocción media o alta, según como me coja el cuerpo.
nota importante: he puesto esta entrada en el blog porque el primero que lo uso para buscar recetas soy yo. De esta manera no se me pierden las proporciones, que son estupendas y da un pan con una corteza crocante, un migajón estupendo y esponjoso más un aroma a pan que no os podéis ni imaginar. Besos per tutti.
sábado, 16 de febrero de 2013
Al pan, pan y setas
Cuando amaseis pan y haya terminado de fermentar y haya subido, antes de meter la masa en el horno, le añadís setas levemente salteadas en aceite de oliva. Lo que resulta es un pan de setas que está buenísimo con champiñones cultivados mismamente, pero si le ponéis vuestras setas preferidas, entonces es ya el no va más. Como los Reyes Magos me trajeron una panificadora, me paso el día haciendo pan. A veces pan con pan, comida de tontos, pero otras veces pues me pongo a darle vueltas a la masa y al coco para encontrar algunas combinaciones ciertamente afortunadas. Por ejemplo una versión del pan follao (de hollado) que hago con chicharrones de esos oscuros y blanditos, no de los otros que son más duros y complicados de masticar, chorizo y cebolla. Le llamo pan del santo porque lo hice por San Sebastián, que es el único santo patrono después de que el cabildo decidiera darle una patada en el culo a San Roque, que hasta el XVII fue copatrón de Huelva junto al que ahora reina en solitario. Y lo de reina no va con segundas, que os conozco. En fin, si tenéis máquina, seguid las instrucciones de la vuestra en cuanto a las cantidades (yo más o menos las sigo, pero le voy cogiendo el punto a la máquina y ya pongo lo que me parece a mí y no al libro de instrucciones) y utilizad gurumelos (Amanita ponderosa) combinados a partes iguales con champiñones cultivados si queréis hacer Pan de Gurumelos, que os puedo asegurar que está riquísimo. Como diría un publicista de tercera regional, todo un descubrimiento. Agur.
sábado, 1 de diciembre de 2012
Esto es lo que hay
Cuando llega el frío a todo el mundo le apetece comer migas. Se hacen reuniones donde uno hace unas migas o se hacen en casa por petición popular. Ese ha sido mi caso, aunque tengo todavía pendientes unas migas que ha prometido hacer Juan María, que es del Cerro, luego lo de las migas lo lleva implícito en el deenei. Estas que veis aquí las he hecho yo, luego son de auténtico aficionado, pero os prometo que he hecho todo lo posible porque sean ligeritas y de fácil digestión.
A todo el mundo les gusta pero luego todo el mundo dice lo mismo.
- Ay, qué ricas... yo un poquito sólo... probarlas solamente. Es que me gustan tanto.
Coño, pues si te gustan cómete tres plataos y no me fastidies con que un poquito, un poquito nada más. Como la del chiste vamos, la puntita nada más... Toda entera y lo que venga detrás además: pimientos fritos, huevos fritos, sardinas enmbarricás... Estas llevan unos torreznos o panceta ahumada y hecha al mismo tiempo que todo lo demás. La elaboración de las migas es simple como ellas solas, como esa razón que llevó a nuestros antepasados a no tirar nada de pan, alimento fundamental en la dieta en el siglo XIX, que no hace falta ir más para atrás, o razón última de que triunfara la Revolución Francesa, por poner un ejemplo de hambruna generalizada que no se resolvió como dicen que dijo la María Antonieta, comiendo pan blanco o brioches, porque no había, no por otra cosa, porque así se habría resuelto el problema. No, todo se resolvió cortándole el gañote a la señorita esta tan fina que venía de la corte austriaca tan propia y tan rococó, y a su querido y todopoderoso marido don Luís, q.e.p.d. los dos. En todo caso, lo de la Revolución Francesa tuvo migas por mucho que los franchutes no conozcan esta manera tan fácil de aprovechar el pan duro o asentado, vamos, el pan de un día para otro. Ellos lo roen como pueden y ya está, pero nosotros aquí en el sur pobretón, para hacer buenas Migas cogemos un puñao de dientes de ajo, les damos un golpe con la hoja plana del cuchillo y ponemos en la perola aceite de oliva virgen extra y se le añaden unos trocitos de panceta o tocino de la papá, o panceta levemente ahumada si sois tan modernos como yo. El pan lo teníamos troceado y con su poca de sal más agua que lo humedezca bien. Cuando el aceite está caliente y antes de que los ajos se empiecen a dorar, se añade el pan y ale, a menear y a trocear, a menear y a trocear hasta que adquiera la consistencia deseada. Según lo vayáis viendo, le ponéis más aceite o un chorrito de agua si las migas lo piden. Ea, a disfrutar y a que todo el mundo se harte de migas. El o la que lo haya pedido, también, ese o esa sobre todo. Qué no se os escape vivo.
A todo el mundo les gusta pero luego todo el mundo dice lo mismo.
- Ay, qué ricas... yo un poquito sólo... probarlas solamente. Es que me gustan tanto.
Coño, pues si te gustan cómete tres plataos y no me fastidies con que un poquito, un poquito nada más. Como la del chiste vamos, la puntita nada más... Toda entera y lo que venga detrás además: pimientos fritos, huevos fritos, sardinas enmbarricás... Estas llevan unos torreznos o panceta ahumada y hecha al mismo tiempo que todo lo demás. La elaboración de las migas es simple como ellas solas, como esa razón que llevó a nuestros antepasados a no tirar nada de pan, alimento fundamental en la dieta en el siglo XIX, que no hace falta ir más para atrás, o razón última de que triunfara la Revolución Francesa, por poner un ejemplo de hambruna generalizada que no se resolvió como dicen que dijo la María Antonieta, comiendo pan blanco o brioches, porque no había, no por otra cosa, porque así se habría resuelto el problema. No, todo se resolvió cortándole el gañote a la señorita esta tan fina que venía de la corte austriaca tan propia y tan rococó, y a su querido y todopoderoso marido don Luís, q.e.p.d. los dos. En todo caso, lo de la Revolución Francesa tuvo migas por mucho que los franchutes no conozcan esta manera tan fácil de aprovechar el pan duro o asentado, vamos, el pan de un día para otro. Ellos lo roen como pueden y ya está, pero nosotros aquí en el sur pobretón, para hacer buenas Migas cogemos un puñao de dientes de ajo, les damos un golpe con la hoja plana del cuchillo y ponemos en la perola aceite de oliva virgen extra y se le añaden unos trocitos de panceta o tocino de la papá, o panceta levemente ahumada si sois tan modernos como yo. El pan lo teníamos troceado y con su poca de sal más agua que lo humedezca bien. Cuando el aceite está caliente y antes de que los ajos se empiecen a dorar, se añade el pan y ale, a menear y a trocear, a menear y a trocear hasta que adquiera la consistencia deseada. Según lo vayáis viendo, le ponéis más aceite o un chorrito de agua si las migas lo piden. Ea, a disfrutar y a que todo el mundo se harte de migas. El o la que lo haya pedido, también, ese o esa sobre todo. Qué no se os escape vivo.
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