sábado, 31 de marzo de 2012

Cocina para supervivientes (6)

He aquí unas torrijas de impresión: Leche y vino de pasas del Condado en una proporción de siete a uno. Se mojan las rebanadas de pan, se pasan por huevo batido con un poco de sal y a la sartén. Procurad que salgan, simplemente, doraditas. Se calienta miel rebajada con un poco de agua y se pasan por ellas las torrijas.
Y he aquí un robalo de impresión y un futbolista impresionante, el Toquero del siglo XXI, mi sobrino nieto. Con este robalo y con la gabarra todo el año dando vueltas por el río (Eur0pa Ligue y copa del Rey), estamos que nos salimos. Cuatro kilos pesó el pescaíto. El futuro Toquero, un poco más. Athletic, Athletic!, / zu zara nagusia! / Altza gaztiac !

miércoles, 28 de marzo de 2012

Cocina para supervivientes (5)

Los que hayais leído los comentarios a las sharkburguers, sabreis ya que Rosa nos avisa de que las prefiere de chocos. Creo haberlas visto congeladas en alguna superficie comercial, pero en todo caso, las que hace Rosa son mejores y muy parecidas a las que yo hice con esos pequeños escualos que llamamos cazón, y en concreto con uno al que se le llama, por estas costas, gato, obviamente por sus ojos rasgados, propios de todos los tiburones. Es por ello que estas que teneis retratadas supra, no difieren mucho de las que teneis retratadas infra.
Hamburguesas de choco.- Picamos un choco (sepia) mediano y le añadimos perejil a gusto, un par de dientes de ajo o tres sin son pequeños, jengibre seco rallado, tomillo, sal y pimienta. Ligamos todo con un huevo y como saldrá muy blandita la masa, pues le añadimos pan rallado para poder darle consistencia suficiente como para darle forma. Salen estupendas y se pueden acompañar con ketchup y cosas propias de las hamburguesas. Os gustarán, seguro.

martes, 20 de marzo de 2012

Cocina para supervivientes (4)

El tiburón se lo papean donde no tienen besugos de la pinta, vamos digo yo. Es hipercalórico y de pesada digestión, por lo que usía sólo lo encontrará en países de esos que solemos llamar pintorescos. En fin, sobran comentarios. En Trinidad y Tobago suelen hacer una especie de hamburguesas, según cuenta una viajera de la que he tomado esta referencia, a la que le añaden algunas especias para hacer más llevadero el asunto. Advierten que el trago es menudo y que con las hamburguesas de tiburón hay que tener cuidadito.
Llevaba un tiempo con las hamburguesas de cazón en mente, pero el otro día me topé en un diario de tirada nacional con la sorpresa de unas hamburguesas de aguja palá (pez espada para quienes no sois de Huelva) que las hice y no estaban mal. Esto me hizo apresurarme con lo de hacer hamburguesas de cazón, un pequeño escualo muy frecuente en nuestras costas y con el que suelen preparar adobos (bienmesabes de Cádiz) y guisos largos como el de tomate. Este tiburón a escala no es tan pesado, supongo, como su pariente mayor y feroz, por lo que me puse manos a la obra y salieron unas sabrosas
Sharkburguers.- Con medio kilo de cazón, un huevo y la yema de otro, tres dientes de ajo y unas cuantas ramitas de culantro (hojas de cilantro fresco, para los que no sois de Huelva) se hace un triturado en la picadora eléctrica, añadiendo sal, tomillo, jengibre seco rallado y pimienta. Es menester secar un poco el cazón en el microondas, pues suele tener una carne que suelta mucha agua. Cuando tengamos todo bien triturado (pero no hecho una pasta) le añadimos pan rallado hasta obtener una mezcla que podamos moldearla. Hacemos primero unas bolas y luego las aplastamos hasta darle forma de filete ruso o hamburguesa.
Las he hecho a la plancha, como es natural, y le he puesto como compañía una mermelada de pimiento rojo que hice con pimiento rojo, azúcar, sal y vinagre de La Boutique del Vino, que es muy aromático.
No hace falta que os diga que el cazón está a un par de euros el kilo si lo compramos congelado, y la mermelada de pimientos rojos sale también muy barata, luego se encuadra este plato en la cocina para supervivientes, si no que se lo digan a los caribeños que se las comen de escualo de los grandes a tropecientas mil calorías el bocadito. Hasta otra.

miércoles, 14 de marzo de 2012

Cocina para supervivientes (3)


En la Sierra las puedes encontrar poco menos que a un euro el kilo, pero en las carnicerías de Huelva el precio se puede elevar hasta los tres euros. En todo caso siguen siendo baratas las costillas de puro cerdo ibérico de bellota, con lo cual podemos hacer un estupendo plato, de lujo diría yo, para quienes están más apretaos que el metro en hora punta. Ahí van esas
Costillas de cerdo en adobo.- En un perol o, a ser posible, en un cacharro de barro amplio, se colocan las costillas de cerdo teniendo la precaución de que el fondo esté sólo manchado de aceite, pues el cerdo ibérico ya lleva grasas en abundancia. Este aceite es simplemente para que al inicio de la cocción y mientras las costillas dejan resbalar su graciosa grasa, no se peguen al fondo del cacharro, de ahí que sólo debe estar manchado. Sobre las costillas echamos una cebolla pequeña picada y un par de tomates maduros, pelados y sin simientes, si es que están ustedes leyendo esta receta en verano, que es temporada de tomates. Si es ahora, cuando todavía no tenemos los primeros de temporada, pues se ponen dos cucharadas o tres de tomate triturado y a otra cosa mariposa. En todo caso, no utilicen esos tomates de vivero que son como como harinosos y tienen menos gracia que el Rubalcaba/Rajoy (cada cual escoja quien menos prefiera y en todo caso úsense ambos dos). Bueno, sigamos con las cosas serias y dejemos la política para los antedichos: sobre el tomate y la cebolla se espolvoreará generosamente orégano y se pondrán tres o cuatro hojitas de laurel partidas a la mitad. Por último poner la sal y la pimienta que a cada cual le parezca oportuno (un clavo de olor tampoco le viene mal, pero se majará antes con un poco de sal), pimentón (si se atreven picante y si no dulce), salpicar con un buen vinagre de vino y cubrir de agua.
A fuego lento. Como deben hacerse todas las cosas deliciosas, lentamente: el amor, una acuarela, un paseo por la playa o conversar sentados en el escalón de la casapuerta. Lentamente y con la olla a medio tapar. Se comen con un buen vino generoso, como los del Condado y también lentamente, sin prisas. Qué coño de prisas tenemos que tener para llegar al final del camino, si ese final ya lo conocemos suficientemente. Lo emocionante de la vida es el camino, que es donde hay sorpresas y donde podemos disfrutar de todo. Al final hay sólo eso, un mojón como la pata de un ropero, que no otra cosa es la muerte. Salud y cuando brindéis con las costillitas de ibérico humeantes sobre el plato, acordaos de mí, so mamones.

lunes, 12 de marzo de 2012

Cocina para supervivientes (2)

A los funcionarios catalanes les van a quitar, nuevamente, un 5% de la nómina. Sabido es que cuando las barbas de tu vecino veas arder, menester será poner las propias a remojar. En todo caso a mi, como me vueltan a tocar la cartera, me van a dejar más tieso que un tollo. Así que sigamos investigando cómo comer por dos duros y cómo cambiarte de acera cuando pasas por la puerta de un restaurante. De irte de compras, como no sea al mercadillo, ya te diré dónde. En fin, que al parecer esto de la crisis se va a acabar ya y para el dos mil quinientos, más o menos, volveremos a tener ganas de tirarnos por las patas abajo crédito y posibles. De momento, una ensalada que hacen los americanos, los del norte, que es como ellos simple y rápida como ella sola. Barata, también.
Ensalada de colt.- Desenfundamos la col de esos plásticos chocantes en los que vienen envueltas, cortamos un trozo y lo cortamos en tiras. Rallamos una zanahoria y ponemos a remojo un puñado de pasas. Se acabó, ¿no os lo estaba diciendo? Aliñamos con un poco de sal y unas gotas de vinagre (para que no sea igualita que la de los americanos del norte) y terminamos añadiendo unas cucharadas de mahonesa, al gusto y a las entendederas de cada cual. C'est fini, troncos. Pero recordad, lo del vinagre y el poquito de sal es fundamental. El vinagre que sea de vino y muy aromático. Los del Condado de Huelva son formidables, no es por nada.

martes, 6 de marzo de 2012

Cocina para supervivientes (1)

Sin una gota de agua y con los campos, lógicamente, más secos que el ojo Maillo, nos hemos metío ya en la primavera. Una ensaladita, fresca y rápida además de sabrosa, tomates rellenos de atún. Y barata, que es de lo que se trata ahora, cuando toca apretar el presupuesto hasta donde no podíamos ni sospechar hace unos años.
Ensalada de tomates rellenos de atún.- Abrimos una latita pequeña de atún de las más baratas, de esas que traen el atún ya directamente desmigado y que se conocen a simple vista, nada más vislumbrar el precio. Pues de esas. Partimos a la mitad y vaciamos de pepitas unos tomates y le quitamos una lámina mínima de la parte sobre la que se van a sostener para eso, para que se sostengan bien. Hacemos una salsita sabrosa y algo picante con mahonesa, ketchup y tabasco, aligerándola con unas gotas de agua y removiendo hasta que quede uniforme. En cada mitad de los tomates ponemos atún desmigado, napando con la salsa a la que le habremos añadido ajo picado muy fino y unos pepinillos en vinagre cortados en ruedecitas diminutas. Se decora con perejil picadito y a juí. Fresco, rico, sabroso y barato. Saludos.