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miércoles, 29 de enero de 2020

Frambuesas, qué hacer

Pues una tarta tela de fácil, por ejemplo. Tenemos frambuesas a muy buen precio y se apetece con este tiempo probar cosas exóticas, aunque el exotismo sea del norte de Europa, ahí cerca aunque no tanto. Están baratísimas y al parecer Huelva es la mayor productora europea de esta delicia de fruto rojo. Pues con pocos ingredientes y de manera extremadamente fácil, vamos a hacer esta tarta en un periquete.
Tarta de chocolate y frambuesas
ingredientes:
  • hojaldre (obviamente y para no liarnos, planchas ya hechas)
  • chocolate negro para fundir (140 gramos)
  • frambuesas (como tres terrinas)
  • mantequilla por si tenemos que engrasar el molde, si no, pues no
  • harina de maíz (50 gramos)
  • nata líquida (dos botes de 200 ml)
  • azúcar (cien gramos)
  • azúcar glass
elaboración:

Molde que pringamos de mantequilla y plancha de hojaldre que recortaremos por los bordes que sobresalgan. Pinchamos el fondo para que no salgan burbujas y al horno. 180º unos cinco minutos, no hace falta más. Sacarla del horno y dejadla cerca porque enseguida la vamos a rellenar con lo que explicamos a continuación, la crema de chocolate que haremos como sigue.
En un bol mezclamos la harina de maíz con el azúcar, procurando que se liguen bien ayudándonos con unas varillas de batir, las mismas que seguiremos usando a continuación, cuando echemos los 400 gramos de nata líquida. A batir bien, procurando que quede la mezcla bien homogénea. Ea, pues ya casi está, al fuego, pero no muy fuerte, añadimos el chocolate troceado y a dar vueltas. Si no paramos de dar vueltas, a) no se pegará al fondo, y b) quedará una crema excelente. Cuando esté la crema untuosa y estupenda, con el chocolate desaparecido como es natural, la echamos en el molde sobre el hojaldre, extendemos toda la mezcla para que llegue bien a los bordes y que quede más o menos plana (como luego van a ir las frambuesas encima pues tampoco os esmeréis demasiado). Al horno otra vez. Mejor en la parte de abajo, para que el hojaldre se haga mejor. Cuando veamos que el hojaldre está hecho (yo meto un tenedor, un cuchillo o una aguja de hacer punto, lo que tenga más a mano) sacamos la tarta del horno y antes de que el chocolate coja cuerpo, pongo las frambuesas por encima y luego le pongo el azúcar glass por encima para que quede mona la tarta. Ea, pues ya está, a qué es fácil, pues eso.

martes, 31 de diciembre de 2019

Por fin un postre que no engorda

Lo encontré mientras perdía el tiempo (no del todo) navegando por estos internetes nuestros de cada día. aparecía un joven moderno con una chaqueta de cocinero de esas que se llevan ahora, con mucho dibujo y mucha tontería. En el caso que nos ocupa la camiseta estaba repleta de calaveras de colorines. En fin, cada cual se viste como le sale de los mismísimos. El chaval no paraba de sonreír durante la grabación y tenía pinta de buena gente. lo he intentado recuperar pero no lo encuentro por ningún lado, pero como este postre lo he vuelto a hacer varias veces, pues os podeís fíar de los ingredientes que os propongo.
Crema de chocloate con plátano, aguacate y dátiles
ingredientes:
un plátano
un aguacate
un vaso de leche (entera y del día mejor)
una docena de dátiles (deshidratados como es normal, y deshuesado)
unos cincuenta gramos de cacao en polvo
elaboración:
Hiperfácil.  No hace falta subirse a una palmera ni liarse a pedradas con los dátiles del colegio del Santo Ángel, que sale el guarda y nos tira las piedras a nosotros. No, es mejor comprarlos ya deshidratados, de los normales y corrientes. Pues bien, si vienen sin hueso, a la batidora, y si vienen con huesos, pues entonces les quitamos el hueso y a la batidora también.
El plátano tal cual. Sin piel, pedazos de brutos.El vaso de leche y un aguacate normal, en su punto justo, ni muy maduro ni muy verde. Tampoco valen los que me traen Perico y Chusca, pues si es de esos, con una sexta parte ya vamos aviados, son enormes. Añadimos cacao en polvo (yo uso Valor porque en Cádiz vivía justo al lado de una chocolatería franquiciada de Valor y pasba más tiempo allí que en la barra del Faro o en el Periquito, un bar del barrio La Viña al que me llevaba don Antonio Vera, hombre de gran saber y carnavalero como no podía ser de otra manera) y se acabó. A batir con la batidora y a meterlos en vaso de cristal, tapándolos con un film transparente para meterlos en el frigorífico. Ni os imáginais lo buenos que están. Se pueden servir de este modo o colocarle por encima algún fruto seco, entero o partido, un trocito de naranja confitada tampoco le iría mal... en fin, como os dé la real gana. Feliz años, me voy a la cocina, que estoy preparando ya lo de este fin de año. Agur, troncos.

lunes, 24 de julio de 2017

Una historia rápida del chocolate


El chocolate no se tomó con azúcar hasta bien entrado el siglo XVIII y sí, fue un invento español ese de realizar una elaboración dulce con una base de chocolate. Hoy os traigo una receta más vieja que el andar patrás, pero que se corresponde con los gustos modernos en eso de mezclar dulce y salado. Ya tenía esta receta en el listado, pero el guiso tradicional que se deriva de añadir en última instancia chocolate a una perdiz en un ligero escabeche. Esta de ahora creo que es más atrevida, pues es muy simple en cuanto a la salsa: cebolla y ajo solamente, pero tiene el atrevimiento de la canela y la pimienta de cayena en su elaboración. Vamos allá.
Perdiz con chocolate
ingredientes: 
  • perdiz
  • chocolate
  • cebolla
  • ajo
  • sal
  • pimienta
  • pimienta de cayena
  • canela
  • vino tinto
elaboración:
Como decíamos, muy simple: Salpimentamos la perdiz por todos lados y la doramos en una lámina de aceite de oliva virgen extra. Aparte haremos un refrito con ajo y cebolla y cuando esté la cebolla bien pochada, añadimos vino tinto y damos un hervor. Se baja el fuego y se añade un pellizco de canela, sal y pimienta. Se menea y se aparta del fuego para meterle la batidora eléctrica. No pasa nada porque pierda color y brillantez, pues luego vendrá el chocolate a arreglarlo todo. Metemos la perdiz y añadimos algo de agua, para dejar que se haga la perdiz a fuego medio y con el cacharro a medio tapar.
Cuando la perdiz esté a nuestro gusto de tierna, cuando en las patas se vea que el hueso se separa bien de la carne, Ponemos pimienta de cayena molida y una onza u onza y media de chocolate negro fondant. Se menea para que se derrita allí dentro mismo. Ya será cuestión de ver que se reduce la sals hasta quedar suficientemente espesa. Ea, po ya está.

lunes, 27 de octubre de 2014

Cocina tradicional


Perdices con chocolate.- Para un par de perdices se pondrá a pochar media cebolla y dos dientes de ajo, todo bien picadito. Las perdices, bien limpias de plumas y evisceradas, se salpimentarán para añadirlas al pochado de la cebolla y los ajos. Los corazones, hígados y el riñón si lo encontráis, también. Todo para dentro de la cazuela junto a las perdices. Al poco se le da la vuelta a las perdices para que se hagan por ambos lados y se sube el fuego para añadir un chorreón generoso de vinagre, una pizca de canela y caldo de pollo. Ahora bajamos el fuego y tapamos la olla para que las perdices se hagan lentamente. La carne deberá quedar blandita y que se vea que se despega del hueso con facilidad.
Rallamos una onza de chocolate fondant y mezclamos las ralladuras con un poco del caldo, caliente, del que tenemos en la olla. Batimos bien y sacamos las perdices para mezclar el chocolate que hemos batido con un poco de líquido de la cocción, con todo lo que queda en la cazuela. Volvemos a colocar con cuidado las perdices en la cazuela y le añadimos un toque de guindilla de cayena molida, le damos una vuelta a las perdices para que se impregnen por todos lados de la salsa de chocolate. Y ahora, a fuego suave, pues las perdices ya están casi hechas, se moverá la cazuela con cierto tino y pericia para que quede perfectamente ligada la salsa.
Se apartan las perdices y se reservan al calor, se sube el fuego y se reduce un poco la salsa, hasta que quede con un color achocolatado y a nuestro gusto. Se sirve cada perdiz en un plato y se riega con la salsa de chocolate que estará ya espesa y de un bonito color achocolatado y brillante. El adorno de las hojas de rosa no está mal, y el verde de la hierbabuena, tampoco.
Es plato tradicional, que se encuentra en todos los recetarios antiguos, aunque hoy día está muy en desuso es apetecible y llamativo.

sábado, 17 de septiembre de 2011

La tarta de galletas de la abuela



Colgó las botas hace tres años, en la Premier y jugando con el Hull City. Pero ya le conocíamos desde el Mundial de Estados Unidos y sobre todo de cuando jugó con Nigeria en el Mundial de Francia con el pelo tintado de naranja zanahoria. Una pasada. Desde entonces no hacía yo la tarta de galletas de toda la vida, pero en la versión de posguerra, de cuándo la vainilla no se veía ni por asomo y había que sustituir la crema pastelera con lo que fuera. Y lo que fuera solían ser boniatos o zanahorias. Por razones obvias, durante el mundial de Francia, bautizamos a la tarta que aprendía a hacer de mi madre, como tantas otras cosas, como tarta Okocha, que era como se llamaba aquel futbolista nigeriano que esutvo un montón de años dando vueltas por Europa: Eintracht, Fenerbahce, Paris Saint Germain, Bolton Wanderes y una breve escapada al golfo Pérsico a ganar pelas en el Qatar. Por mucho que se haya retirado, Augustine Okocha seguirá ya siempre dando nombre a una tarta que después de muchos años he vuelto a hacer. Los niños, en cuanto la vieron dijeron al mismo tiempo: "Anda, la tarta Okocha".
Tarta de la abuela que ahora llamamos Okocha.- Se pelan y cuecen con un poco de sal diez zanahorias medianitas. Cuando están cocidas se baten con azúcar en la batidora eléctrica. Cubrimos el interior de un molde con papel transparente y ponemos primero una capa de galletas mojadas en vino de naranja. Sobre ellas una capa de la crema de zanahoria y otra vez galletas y de nuevo zanahorias. Colocamos una tercera tanda de galletas mojadas como todas con vino de naranja y cubrimos con crema de chocolate (con chocolate en polvo y leche se hace en un santiamén) espesita, como es natural. Otra vez galletas, otra vez chocolate y otra vez galletas. Siempre igual, mojadas con vino de naranja. Se da la vuelta con cuidado al molde, quitamos el film transparente y cubrimos todo con crema de chocolate para que quede mona. Se espolvorea coco rallado por encima y se acabó. Al frigorífico con la tarta para que coja cuerpo.

miércoles, 6 de julio de 2011

Aprovechar los restos

Tenía un poco de crema pastelera que me sobró de un pastel, y también chocolate que hice para una cobertura y también me sobró. Estaban en el frigorífico ocupando sitio, así que me acordé de un postre absolutamente contundente, la zuppa inglese, la sopa inglesa de los italianos, que la llaman así por una manera que tienen los ingleses de aprovechar restos de tarta para hacer eso, un postre. Pues bien, me puse manos a la obra y con una lata de melocotones en almíbar que llevaba tiempo en la despensa, un tarro de mermelada de moras que hizo mi cuñada con moras que cogió del campo, y unas soletillas que me fui a la tienda a comprar, me marqué una maravillosa
Zuppa inglese.- Es fácil a más no poder. Si se tiene crema pastelera y un poco de chocolate de cobertura al que sólo es menester añadirle un poco de agua y volverlo a calentar para obtener una estupenda crema de chocolate, claro está.
Se tomarán las soletillas y se mojarán con algún licor, con el que tengan. Yo, con vino de licor de naranja (extraordinarios los del Condado de Huelva). En el fondo del tazón, o mejor un recipiente de cristal, para que se vean los colores del postre, que quedan muy resultones, se pondrán estos bizcochitos empapados en licor, pero no demasiado, que todavía tienen que aguantar lo suyo. Sobre ellos se pica medio melocotón en almíbar por postre, y encima, crema pastelera que apenas los cubra. Otra vez soletillas empapadas en licor, y encima mermelada de la que tengais por ahí: yo de mora, como queda dicho. Otra vez crema pastelera, otra vez soletillas y encima o por todo lo alto, como prefieran, la crema de chocolate. Al frigorífico para que esté fresquito a la hora del postre. Cuidadito con lo que se hace, que está muy buena, pero es contundente como ella sola. Como es natural, admite todo tipo de variaciones.
Post scriptum.- olvidé hacer la foto antes de y la hice después de.

martes, 15 de febrero de 2011

Los brownies del americano

La primera vez que probé un brownie creo recordar que fue en la Sevilla de principios de los setenta. Había un local en la Avenida Asunción, cerca de dónde yo vivía, que (decían) lo había montado un americano de la base de Rota, o algo así. No lo sé con exactitud, porque son muchos los años y difusos los recuerdos. El local se llamaba Sloppy Joe's y todavía existe, multiplicado además. El invento, funcionó por lo que se ve. Ahora es toda una franquicia que se dedica a repartir pizzas, que son como tortas. Vamos a ver, no es que repartan tortas, que a lo mejor también, sino que las pizzas son como las tortas de pascua cartayeras, pero saladas. En realidad, las tortas de pascua y las vecinas cocas de Isla, con parientas de la coca mallorquina, que a su vez es tía abuela de la pizza italiana. Ya nos vamos enterando. Las pizzas italianas emigraron a los EE.UU. con los italianos del sur fundamentalmente, que se fueron para allá por millones (no es exageración) a finales del XIX y principios del XX. Allí, un alimento tan divertido como completo, hizo furor, como en la costa oeste lo estaba haciendo la comida rápìda, dulzona y agradable, barata también, que los chinos le hacían a la tropa proletaria del ferrocarril. De allí, y no de Cantón, se fue a difundir una comida china que no es comida china exactamente, sino una versión rápida y barata de una de las modernas maravillas del planeta. Recuerdo que Vázquez Montalbán decía al respecto que la cocina occidental era un tabique de adobe y la comida china, la de verdad, era la mismísima muralla china. Pero en fin, sigamos. En Sevilla y en la calle Asunción se abrió un local en el que probé por primera vez una especie de madalena de chocolate que servían con chocolate caliente en su interior. Eran los brownies, un postre americano facilón y resultón, asequible como todo lo que estos modernos fenicios han repartido por sus colonias, que somos todos. El caso es que el otro día me disponía a hacer una tarta de chocolate con canela, pimienta y chile, cuando aquí la parienta me paró en seco: "déjate de tonterías y hazme unos brownies". Coño, dicho y hecho, recordé los brownies del Sloopy Joe's, los buenos tiempos sevillanos y empecé a contarle a Lola cómo era la Sevilla de hace cuarenta años, muchos años antes de que ella naciera. Los brownies me salieron bien, pero hablando y cocinando me di cuenta de que tengo más años que el palmar de Niebla. En fin, aquí os dejo los brownies, que los serví sobre una salsa de chocolate caliente (también os dejo la receta) y un poquito de yogur griego tuneado con colorines de azúcar.
Brownies de chocolate.- Se toman cien gramos de azúcar normal y corriente y se baten con cuatro huevos hasta obtener una crema. A esta mezcla le añadimos cien gramos de harina y se vuelve a batir todo hasta obtener una crema homogénea. Por otro lado, o lao, se derriten en el microondas (con una mijita de agua, casi nada) cientoveinticinco (premio) gramos de chocolate fondant y se mezclan con otros cientoveinticinco (premio otra vez) gramos de mantequilla. Esta nueva mezcla se incorpora a la anterior y entonces se añade un puñao de nueces peladas, como diez o doce nueces más o menos, creo recordar que le puse yo. Ea, pues ya está. Al molde o moldes mejor dicho y al horno, a 190ºC hasta que veáis que están hechos los brownies con la historia de siempre, la aguja de hacer punto que se mete y si sale limpia tal y tal. Yo, simplemente, cuando huelen es que ya están hechos y a tomar por culo (perdón).
Salsa de chocolate.- Se derrite chocolate fondant con un poco de agua y cuando está derretío se le añade una cucharada de miel más azúcar a gusto de cada cual. Se incorpora todo meneando con las varillas y a fuego moderado. Se sirve caliente por encima o abajo del brownie, pero también se puede hacer antes y calentarla en el microondas a la hora de utilizarla.

viernes, 30 de octubre de 2009

Cena para dos


La ooootra nooooche, cenaaaaando estuuuuve con Loooola, que miren por dónde no estaba sola. Sino que estaba yo. Allí, justo enfrente. Entre ambos dos, una cena que principió con unos aguacates con huevos de codorniz escalfados, salsita de tomate liviana a la albahaca y napados con crema de curry; luego lomos de salmón con sésamo y judías verdes al dente; terminando con un coulant de chocolate aromatizado de café. De vino, champagne francés, que uno es pobre, pero honrado, así que no todos los días, pero de vez en cuando, se puede aquí servidor dar un capricho. En la foto, dos de los platos, el aguacate con huevos de codorniz y crema de curry, y en primer plano a la derecha, el coulant de chocolate. Y ahí van las recetas, una detrás de la otra, incluida la del lomo de salmón con sésamo, que no salió en la foto porque estaba esperando en la cocina a que termináramos el primer plato de esta cena para los dos solitos. Así que, tarararaan ta chán, en primeeeeer lugaaaar, la
receta de aguacates con huevos de codorniz y curry.- Sencillísima. Se abre un aguacate a la mitad y a lo largo, se le quita primero el hueso clavando un cuchillo en su mitad y haciendo un leve giro de muñeca. A continuación se le desprende la piel ayudándonos de una cucharilla y se le hace un leve corte en la base de cada mitad para que se sostengan bien en el plato. Le ponemos por encima un par de cucharadas soperas de salsa sencilla de tomate, que habremos elaborado poniendo una lámina de aceite a calentar y cuando esté calentita se le añade tomate triturado, sal, pimienta y un par de hojas de albahaca cortadas finitas. Se retira como es natural cuando el tomate espesa, que es señal de que ya está frito y la salsa terminada. Por encima de estas cucharadas de salsa ponemos un par de huevos de codorniz que hemos escalfado en agua hirviendo con su sal y un chorrito de vinagre. En cuanto vemos que la clara se ha puesto blanca, se sacan los huevos de codorniz y se reservan sobre papel absorbente. Bien, pues los huevos encima del tomate y por encima de todo, una crema de curry que hemos hecho calentando un poco de leche, como medio vaso de los de agua. Cuando empieza a hervir, añadimos una cucharadita de curry, movemos hasta integrar perfectamente el curry. Para alegrar un poco el color de esta crema, añadimos un poco de cúrcuma, pero no demasiada, y a continuación añadimos queso mascarpone o cualquiera de estos cremosos que nos vendrán que ni al pelo, hasta conseguir la textura que mejor nos convenga, que para mí es cremosa, pero no demasiado, para que al napar el aguacate con la salsa de tomate y los huevos, caiga por los lados este crema de curry. Y ya está, se espolvorea algo de orégano para terminar de redondear los aromas, y a disfrutar.
Y vaaaaaaaaamos con la seguuuuuuundaaaa, laaaaaa
receta de Salmón con sésamo.- El salmón es adecuadamente grasiento para este plato. Se toman dos lomos de salmón, bien limpios de espina y piel, y dispuestos sobre la tabla de trabajo. Se bate un huevo y con el pincel de cocina, se pinta bien por la parte superior, la que en teoría estaba en contacto con la espina del pescado. Tomamos sésamo o ajonjolí, como le llamen ustedes, y se le adhieren bastantes semillas por el lado en que lo hemos pintado de huevo. Y cuando se dice bastante, es porque se pone bastante, no porque vayamos a poner un poquito nada más, sino bastante, que se forme como una costra, porque en realidad lo que vamos a hacer es poner una sartén a calentar con muy poco aceite, pero poco, poco, que el salmón, como decíamos, ya es bastante grasiento. Cuando está la sartén y el aceite muy caliente, se pone el salmón por la parte del sésamo y en cuestión de un par de minutos ya se habrá hecho por un lado. Así que le damos la vuelta e idem de idem, en dos minutitos estará ya el salmón listo para poner en el plato y al ladito, le pondremos unas judías verdes que hemos cocido un poco nada más, dejándolas al dente y salteándolas después en aceite de oliva y poniéndoles un poquito de sal y pimienta nada más. C'est finie.
E agoooooora, la uuuuuuultimaaaa y ultimiiiiiiiísima
receta de coulant de chocolate.- El coulant consiste en elaborar un bizcocho de chocolate con un poco de café soluble por un lado y un ganache con canela por otro, de modo y manera que el ganache quede dentro del bizcocho y cuando éste se parta disfrutemos de la textura de la capa exterior del bizcocho, crujiente, el bizcocho esponjoso a continuación y en el centro el ganache que se derramará por el plato. Pues bien, en primer lugar preparamos el ganache, que es muy fácil, simplemente se cuece nata y cuando está hirviendo la echamos sobre la misma cantidad de chocolate - cincuenta gramos de cada - que habremos picado fino con el cuchillo. Se le pone un poco de canela, a gusto, y se menea todo con las varillas hasta obtener una magnífica crema. Entonces la ponemos en unos moldes de papel de aluminio y la metemos en la nevera o frigorífico para enfríarla y que luego podamos trabajar con ella. Y ahora el bizcocho: En un bol pequeño ponemos cien gramos de mantequilla y otros cien de chocolate fondant. Lo metemos en el microondas a fuego, a calor, o a ondas o a lo que sea, moderado. Cuando se derrita todo, que lo veremos por la ventanuca del microwaves, lo sacamos, lo batimos hasta hacer una crema homogénea y lo dejamos que se entibie. Entonces le añadimos algo menos de cien gramos de azúcar, como ochenta o así, un par de huevos, una pizca de sal, na cucharada sopera bien colmada de harina de repostería, un poco de levadura, no demasiada, como una cucharilla de las de moka, y una cucharadita, de las de café, de café soluble. E igual que hicimos con el ganache, al frigorífico con esta nueva crema que hemos obtenido, para que al enfriarse coja cuerpo y podamos trabajar con ella.
Bueno, hemos ido a regar los geranios, o a comprar el pan, o a llamar a alguien por teléfono para ir al cine por la tarde... la cosa es esperar a que se enfríe la crema. Tomamos un molde de esos de metal que se usan ahora tanto y se forra de papel apto para el horno. Se toma la crema que ya habrá espesado y se pone en el fondo y en los laterales, de modo que en diez minutos al baño María en el horno que estará a 210º, se hará esta primera parte del bizcocho. Se saca el ganache que teníamos en la nevera y lo colocamos en el centro de este bizcocho, terminándolo de cubrir con la crema y haciendo que las paredes también se completen hasta arriba, de modo y manera que el ganache quede oculto, en el centro del bizcocho. Y al horno nuevamente con él. Otros diez minutos o un cuarto de hora, hasta que veamos que está hecho. Se espera a que se enfríe el bizcocho y a disfrutar de un postre sensacional.

domingo, 25 de octubre de 2009

Merienda con diamantes


El sábado juega el Recre, pero no lo televisan por ningún lado, así que mientras los chavales sufren en Murcia para marcar un gol casi al final del partido (Iago Bouzón, un defensa, en el minuto 85), servidor se hace una merendola a la que invita a unos amigos que de fútbol no tienen ni idea, ni falta que les hace. De este modo evito pensar en el Recre y sobre todo, escucharlo por la radio, lo cual me pone de los nervios y tengo la tensión altita ya de por sí como para que me la eleven más de la cuenta.
Así que cojo el teléfono y llamo a Pilar Barroso, la pintora, que ha quedado con unas amigas para ir al cine, pero a las ocho; a Julia Marquínez, una de las personas que más sabe de cine de todas cuantas conozco, y he estado treinta años trabajando en festivales de cine, pero Julia está comiendo con unos amigos y no podrá llegar hasta eso de las cinco y media; y a Juan Cobos Wilkins, el escritor que acaba de presentar "Biografía impura" (Fundación José Manuel Lara, colección Vandaria. Sevilla, 2009) que realmente yo no lo había llamado, sino que me llamó él a mí por la mañana para que tomáramos café juntos y de ahí partió la idea.
Pues ya estaba toda la pandilla completa, los diamantes, faltaba pues la merendola. Aunque luego apareció Maribel Canales para pedirme un limón y por supuesto que la invitamos a que se quedara con nosotros, debajo del limonero, a tomar té con hierbabuena y limón más unos muffins que acababa aquí el menda de hacer con chocolate y nueces de la Sierra de Aracena que compré en la feria de Gibraleón.
Julia y Pilar se llevaron la receta, a Juan lo veo más a menudo, y la Canales vive enfrente, así que al igual que Juan tiene fácil acceso a mis muffins y a todo lo que ella quiera, faltaría más.
Pero para vosotros, que no os tengo cerca más que a través de esta traviesa red de redes, ahí va la
receta de Muffins de chocolate y nueces.- Saco de la nevera ciento veinte gramos de mantequilla, y cómo está dura como un cuerno, como es natural, pues la meto en el microwaves a temperatura moderada para dejarla a punto de pomada. En un cuenco grande pongo 200 gramos de azúcar y le añado la mantequilla a punto de pomada, cojo las varillas de metal y a batir hasta que se blanquee la mezcla, quiere decirse hasta que cambia de color y la mantequilla, como por arte de birlibirloque, pero en realidad por arte del musculámen que tiene aquí el tío y a fuerza de batir, se queda más blanquita.
Pues esto es lo más complicado, por lo del esfuerzo físico e intelectual que requiere, lo que viene ahora seguido es más fácil y además rapidito.
Se añaden 200 gramos de nata líquida, 3 huevos con su yema y todo, más un cuarto de kilo de harina de repostería y un sobrecito de levadura Royal, que es la que yo uso, o la que usen vuesas mercedes, como es natural. A batir, pero antes poned 200 gramos de chocolate fondant en el microondas con un poquito de agua, pues si no se endurece enseguida y no hay quién trabaje con él, o si os es más cómodo, pues se pone en un cacito a derretir el chocolate y ya está. El caso es que vamos trabajando con las varillas o con una pala de madera todo lo que tenemos en el cuenco, la mantequilla con el azúcar ya blanqueada, la harina con la levadura, los huevos y la nata. Cuando está todo bien mezclado y homogéneo, añadimos el chocolate ya derretido, se bate para integrar el chocolate, como es natural, y se acabó.
Tomamos moldes de papel de aluminio, del tamaño del que se observa en la fotografía superior (perdón, ya sé que debería haber barrido el banquito, pero es que no me he dado cuenta; me he dado cuenta cuando he visto la foto. Por cierto, ahora cuando termine os cuento lo de la escalera). Llenamos los moldes de aluminio hasta la mitad más o menos, porque los muffins suben al hornearlos. Ponemos unas nueces por encima, levemente hundidas en la masa, y todos al horno, a 180º y creo que unos veinte minutos más o menos, pero vosotros pinchad con una aguja y esperad a que ésta salga limpia como una patena, sin grasa alguna adherida a ella, y entonces es que ya están. Se sacan del horno, porque comerlos dentro del horno es bastante incómodo, y se espera a que se enfríen estas deliciosas madalenas que los ingleses llaman muffins y nosotros máfin o madalenas de chocolate con nueces.
Lo de la escalera: Estaba yo loco buscando una escalera que se me había perdido. Venga a dar vueltas por la azotea, por el cuartillo lavadero, por el piso de arriba, por el piso de abajo, por la leche que le dieron a la escalera incluso. Y nada. Total, que me tuve que subir a una silla para cambiar una bombilla, que era para lo que servidor quería la escalera, no para acostarme con ella, que todavía sigo siendo bastante normalito en cuanto a gustos y referencias sexuales. Pues bien, ya había dado por perdida la escalera cuando a los tres o cuatro días, vienen a casa a comer el Michael Lemon, el Juanjo y don José Martín, como ya creo que os he contado por aquí en algún sitio... Ah, sí, hombre, en la entrada de las perdices con alubias, que fue lo que comimos ese día. Bueno, pues cuando terminamos de comer el Juanjo se levanta y nos hace una foto con el móvil a los tres. Hace la foto y nos la enseña, como se suele hacer en estos tiempos tan tecnológicamente aburridos, sin tiempo ni espacio para la sorpresa ni para la ilusión. Michael Lemon, o Miguelinho Lemào, como lo prefieran ustedes, oberva la foto; a continuación la admira don José Martín, y ambos dos comentan lo que se comenta en estos casos: "je, je, que buena, mu güena, sí señor"... Y me la pasan. Cojo el móvil y cuando veo la instantánea, como el nesquik, mira por donde, pego un respingo: "¡¡Coño, LA ESCALERA!!" Allí estaba la hija de la gran puta, en la fotografía, detrás de mí y más concretamente entre don José y servidor, a nuestras espaldas, apoyada contra el seto que ya no está porque lo he quitado. Así que encontré la escalera por fin, disimulada como estaba entre el macetón de un ficus y una costilla de Adán que como siga creciendo el vecino de al lado va a tener que mudarse al Huerto Paco. Cualquier día de estos la tendré que cortar, al menos la parte que sube hasta el techo del garaje del vecino, no vaya a ser que le hunda el techo y le tenga que comprar un coche nuevo. De momento he dejado la escalera allí, así me acuerdo que tengo que coger la radial y meterle mano al tronco que trepa por la pared hasta encalomarse al susodicho techo. Una peoná, qué quieren que les diga. Eso es lo que me queda, que ya escalera, lo que es escalera, vuelvo a tener. Je.

viernes, 6 de marzo de 2009

90 días de penitencia (32)

Desayuno:
· Café cortao
· Tostada de pan integral con tomate y jamón
Vuelvo a los desayunos del principio. El nopán lo usaré en las comidas o en las cenas más bien.
Después del desayuno, el pesaje. 99 kilos. No está mal pero podía estar mejor. En el primer mes he perdido siete kilos. Ahora me resta perder cuatro kilos y medio en estos segundos treinta días que hoy inicio, y otros tantos en los siguientes treinta, con lo cual habré alcanzado el objetivo. Pero no hay que descuidarse, pues al principio de una dieta es más fácil perder kilos. El final es lo que cuenta.

Almuerzo:
· Endivias con anchoa y una aceituna negra
· Besugo al horno
· Dos vasos de vino blanco del Condado
· Pan integral, un trozo.
· Sopa de chocolate blanco con fresas

Esta ensalada es más para lucirse que para nutrirse. He puesto unas hojitas de brotes tiernos en el centro del plato, y sobre ellas unas hojas de endibia enhiestas. Entre ellas y los brotes tiernos del centro, una cebolleta pequeña a la que le practico unos cortes para que quede más espectacular, de modo que sobresalga por encima de las hojas de endibia. A los pies del monumento, nueces y tomatitos sherry cortados en gajos. Casi nada. Ahora tomo una anchoa y abrazo con ella una aceituna negra, una perla del Guadalquivir. Este es el tema central y toca las hojas de endibia como queriéndose subir por ellas. Sólo falta una vinagreta con mostaza y miel, más un poco de perifollo para adornar a un ladito.
Hoy, besugo de la pinta. El pescadero me lo ha limpiado y a vosotros que os haga lo mismo. En la bolsa donde estuvieron las tripas, sal y pimienta, más medio limón. En la fuente de horno, patatas de esas pequeñitas cortadas a la mitad y por supuesto peladas, más zanahoria, también pelada y cortada en bastoncitos no demasiado finos. Algo de cebolla cortada en gajos y encima el pescado, salado por ambos lados. Un buen chorrón de aceite, que caiga del lomo hacia el fondo de la fuente, donde están las verduras. A media cocción, regar el pescado con el zumo del medio limón que nos sobró. El tiempo, el horno y el tamaño del horno lo dirá, pero la temperatura deberá estar a 190º y se saca en cuanto el pescado avise, quiere decirse cuando se ve que la carne está hecha en su interior, en la parte pegada a la espina, en ese instante se saca para que no se seque lo más mínimo. Al servir regar con un hilo de aceite.
El chocolate blanco, que no es chocolate ni es ná, basta con ponerlo en un cazo con un poquito de agua y al poco está derretido y hecho una crema. Pues bien, si le ponéis un poquito más de agua, tenéis eso que ahora llaman sopa. En otro cazo ponemos azúcar y unas gotas de agua y la ponemos al fuego, cuando el azúcar empieza a derretirse, se apaga el fuego y se echan unos fresones enteros, dando unas vueltas para que se impregnen bien del azúcar. Se espera a que se enfríen y se sirven sobre el chocolate blanco que está hecho sopa.

Merienda:

· Té verde con hierbabuena
Té, ordenador (que por fin funciona internet) y música: Break on through, de los Doors: “You know the day destroys the night / Night divides the day / tried to run / tried to hide. / Break on through to the other side… “

Cena:
· Guisantes con jamón
· Un tinto (o dos si se tercia)
· Nopán
· Yogur desnatado con sabor a…. chantatachán… ciruelas

Picar un cuarto de cebolla, dos dientes de ajo, medio pimiento verde y una zanahoria mediana. Con todo esto hacemos un refrito y en cuanto vemos que la cebolla empieza a ponerse transparente, se añaden los guisantes, sal, pimienta y se les dan unas vueltas, añadiendo a continuación viino blanco y agua hasta cubrirlos. Se dejan cocer y cuando empiezan a arrugarse, y por lo tanto a decir que ya están listos, se les añade jamón cortado finito y en tiras.

viernes, 14 de noviembre de 2008

Otra tarta de chocolate

Esta es la que os prometí y que es mucho más liviana y esponjosa, pero curiosamente tiene más mantequilla y más harina. Misterios del mundo animal. Como estoy liado viendo películas del festival, a razón de dos o tres diarias, pues voy al grano y así me largo luego al cine.
Tarta de chocolate con canela.- Se mezcla un cuarto de kilo de azúcar y otro de mantequilla y con la pala, dale que dale, se conseguirá una especie de crema. Coged media docena de huevos y los batis tranquilamente con las varillas hasta que estén bien batidos, como es natural. Ahora se tomarán doscientos gramos de harina y un sobre de levadura, se mezclan y se les añaden cincuenta gramos de cacao (del que venden para hacer chocolate a la taza). Se mezcla todo esto añadiendo un poco de canela, al gusto (aquí, si la queréis picante, pues le añadís además un poco de guindilla molida, también a gusto, pero con cuidadín a ver si os vais a pasar dos o tres pueblos y la tarta se la va a tener que comer mi abuela) y ahora sólo resta ir añadiendo esta mezcla, cucharada a cucharada a la crema que hicimos con la mantequilla y el azúcar, añadiendo además un poco de huevo batido para que ligue todo bien, de manera y forma que terminemos con todo bien ligado, quiero decir con el batido de huevos, la crema de azúcar y mantequilla, más la harina con el cacao, la levadura y la canela (más la guindilla si os atrevéis).
Pues bien, ya está criaturitas mías, veis qué fácil. Bueno, queda engrasar un molde con mantequilla para que no se pegue el invento y meter allí toda esta mezcla. Al horno con ella como tres cuartos de hora, o quizás algo menos, y a 180º. El caso es ir pinchando la tarta con una aguja de hacer punto, y cuando veamos que sale limpia, limpísima, es que la tarta está hecha. Bueno, del todo no, que queda la cobertura, pero veréis qué fácil es también hacer la cobertura.
Se supone que ya tenemos la tarta lista ¿no? pues entonces se tiene en un plato o bandeja para que se vaya enfriando mientras preparamos la cobertura. Yo pongo un cuarto kilo de mantequilla en un cacharro de cristal en el microondas y le doy un poquitín de caña, pues en seguida se derrite lo suficiente. Mezclo doscientos gramos de azúcar glasé y otros cincuenta gramos de cacao en polvo, y lo pongo todo en un bol, le voy añadiendo la mantequilla derretida poco a poco, sin dejar de mover con una espátula de madera, hasta que termino con toda la mantequilla y observo el bonito color que ha tomado, así como la formidable textura que ha tomado la cobertura. Me quedo tres minutos más dándole que te pego a la pala de madera para lograr que la mezcla quede bien batida, y ya sólo me queda coger la tarta que teníamos enfríando, esté fría del todo o no, qué más da, y con la cuchara o pala de madera ir adheriendo a sus paredes y parte superior la cobertura de chocolate que hemos conseguido.
Oye, yo le pongo unos piñoncitos por encima, formando como una media luna muy fina, que queda muy bonito, y en el otro extremo, es decir en la parte oscura de nuestro símpático satélite (The dark side of the moon, que buen disco ¿eh?) le pongo una guindilla de esas pequeñitas de un color rojo tan intenso. Queda de lo más mono. Y no os olvidéis de la sopa de vainilla, que ya os di la receta el otro día y está ahí más abajo. Queden ustedes con Dios.