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jueves, 15 de noviembre de 2012

La encantadora suavidad del boniato

En primer lugar hay que tener la suerte de contar con una compañera de trabajo que sume a su simpatía, su buen hacer en los fogones. Después ya encontrar buenos boniatos o batatas será pan comido. Con estos dos ingredientes procedemos a hacer un dulce de batatas que se quiere parecer al que nos dio a probar Mercedes el otro día. Pelamos dos batatas de buen tamaño, es decir, un kilo aproximadamente, y las cortamos en rodajas de un centímetro de grosor. Una pizca de sal y a la olla con agua suficiente para que cueza hasta que esté blanda. En un cacharro capaz se pondrán las batatas ya cocidas, un vaso y medio de los de agua de azúcar, un vaso de harina, medio de leche, tres huevos, un poquito de canela molida: como media cucharadita de las de moca, y un sobrecito estándar de levadura. Le metemos la minipimer hasta obtener una masa homogénea y entonces añadimos un bote de nata líquida de los de 200 ml que montaremos con una cucharada de azúcar y ayudándonos con las varillas de la propia minipimer para ir más rápidos y seguros. Se acabó. Todo a un recipiente apto para horno y al horno con el invento, el cual tendremos precalentado a 180ºC. El dulce estará listo en más o menos tres cuartos de hora o una hora. El tiempo es cuestión de vigilar y hacer lo de siempre, meter una aguja de hacer punto hasta que salga limpia y sin adherencias de ningún tipo. Cuando el pastel esté ya convenientemente frío, se podrá acompañar de nata montada y tuneada con colorines de azúcar, o coronar con una capa de chocolate con canela y guindilla de cayena, que es lo que voy a hacer esta noche para celebrar que es jueves y mañana es viernes y el otro saturday.