miércoles, 25 de enero de 2012

Sobre la marcha

Ayer estuve mirando por encima una receta en un dominical. Me acordé más o menos de la filosofía de la receta y con unos estupendos tacos de ventresca de bonito en aceite de oliva, me marqué esta
Ensalada de bonito.- Dejamos en remojo con agua y un generoso chorro de vinagre y durante unos diez minutos, cebolla cortada no demasiado menuda. Exprimimos media naranja y le añadimos salsa de soja y unas pimientas de cayena (si se atreven las cortan a la mitad, o le añaden cayena molida). Dejamos también que repose esta mezcla unos diez minutos. En el fondo del plato en el que se vaya a servir la ensalada, ponemos los tacos de ventresca de bonito y cubrimos con la cebolla marinada con el agua y el vinagre. Echamos salsa de soja mezclada con naranja por encima y por último espolvoreamos cilantro (culantro para los que sois de Huelva) recién cortado por encima. Genial. Fácil y con un resultado soberbio. Para sorprender a los amiguetes cuando vienen a casa. Hasta luego.

sábado, 14 de enero de 2012

Tres penínsulas

La musaka es un tipo de lasaña, como las de la península Itálica en el que la pasta se sustituye por berenjenas. Es plato griego, de la península Balcánica, Helénica, Griega o como vuesas mercedes quieran llamar a esta más oriental de las tres grandes penínsulas mediterráneas. En este rincón de la península Ibérica, no es que consumamos chocos (sepias), sino que nos hartamos a lo largo de todo el año. Fritos fundamentalmente, siguiendo el ritual de la fritura bajoandaluza, pero también guisados con papas, con guisantes, con habas, encebollados, en salsa de ajos y laurel... o realizando con ellos elaboraciones que pueden ir desde las croquetas hasta las hoy muy célebres albóndigas de choco. Nuestra propuesta de hoy es, creanme, realmente sabrosa:
Musaka de Chocos.- En primer lugar, como es normal, loncheamos, no demasiado finas, tres berenjenas una vez peladas. Les ponemos sal y directamente a una rejilla de horno, sin necesidad de dejarlas un tiempo para que resulten menos amargas, porque entonces no son berenjenas como tienen que ser las berenjenas, sino una suerte de berenjenas desberenjenadas. Las dejamos que se hagan un poco, pero que no lleguen a quemarse, que estén blanditas, queremos decir.
En la picadora ponemos un choco, bien limpio y troceado, media cebolla si es muy grande o una entera si es mediana, sal y a triturar. Esto lo hacemos en varias tandas, para lograr una buena textura, pues no debemos caer en la tentación, más líbranos del mal amén, de convertir el cefalópodo en una pasta.
En una cacerola refreímos dos dientes de ajo laminados, una zanahoria mediana tirando para pequeña, un pimiento verde de los de freir y unas ramitas de perejil, todo picado como es natural. A continuación echamos el choco triturado y dejamos que suelte toda su agua y cambie de color, de blanco a blanco, no crean. Pues ya está, añadimos albahaca, pimienta, pimentón y damos unas vueltas, Terminamos añadiendo medio kilo de tomate triturado y a freir. Cuando esté, ya nos habrá dado tiempo a sacar las berenjenas del horno y a que estén si no frías, si templadas. Pues nada, se pondrán en una bandeja o en una cazuela apta para horno, aleluya, aleluya, cada uno con la suya, y una vez pintado levemente el fondo con aceite, se espolvorea un poco de pan rallado y se coloca la primera tanda de berenjenas, encima la salsa que hemos hecho con los chocos, el tomate y todo lo demás. Encima más berenjenas y cubriéndolo todo una bechamel simple, con su poquito de nuez moscada, sal y ya está. Se pone un poco de queso rallado por encima y al horno hasta que el queso ofrezca un bonito aspecto. Se acabó. Os puedo asegurar que es todo un descubrimiento. Vamos, mucho mejor que si la hacemos con carne. Hasta pronto.

jueves, 12 de enero de 2012

Aquí no llueve

Aquí por lo menos, y mientras el joioporculo anticiclón esté situado al norte de la península, no cae una puñetera gota de agua. Este año los gurumelos (Amanita ponderosa) los vamos a tener que pintar con un rotulador, así que a comprar los que nos lleguen de donde quiera que sea: Alentejo, Salamanca, Los Pedroches o Tasmania. En fin, mientras seguimos sin ver llover, nos conformaremos con recetas como esta ensalada de mandarinas (Clemenvillas) y salmón, una suerte de
Remojón.- receta típica de las Alpujarras que en realidad se hace con naranja, bacalao, huevo duro y aceitunas negras, todo bien aliñado con vinagre, aceite y sal, pero que la hemos arreglado un poco a los gustos moernos y acondicionado a lo que teníamos en el frigorífico, que al final hay que decirlo todo: Lo que quedaba de una bolsa de brotes tiernos, poniendo esas hojitas tan monas alrededor; y sobre estos brotes tiernos, una mandarina pelada cortada a la mitad y desgajada; un huevo duro desmenuzado a la buena de Dios, en trozos más bien grandes; los restos de unas lonchitas de salmón ahumado y lo que pude sacar de un botecito de huevas de lumpo. Como no tenía aceitunas negras, pues normales rellenas de pimiento y cortadas a la mitad que quedan más monas. Ahora, eso sí, tengo un vinagre buenísimo, pero me pareció más acertado rociar la ensalada con limón y acerté. Su poquita de sal y por último la hice briller con un excelente aceite virgen extra de la cooperativa de Trigueros. ¡Et... voilá! Regardez l'image.

sábado, 7 de enero de 2012

Otra de restos, pero de lujo



Con una botella de vino de pasas que me regalaron las Navidades del año este último, no, sino del otro, y una lata de foie auténtico que trajo mi sobrino y no cayó en la cena de Navidad, hemos montado esta ensaladita con higos pasos que hemos cocido en agua con una hoja de laurel, dejado enfríar y cortado por la mitad a lo largo; brotes tiernos de esos que vienen ya en su bolsita dicen que lavados y todo. Ah, el vino lo hemos reducido en un cacito hasta que se quedó en un tercio de su volumen. Ya está, ni título ni ná. Pero le podríamos haber llamado, siguiendo la normativa impuesta por la nueva cocina, esa que es ya más vieja que el andar patrás, como Ensalada de brotes tiernos con foie de canard enchaîné e higos confitados al aroma del laurel con reducción de vino de pasas del Condado de Huelva, escamas de sal de las salinas de Afonso el portugués y vinagre de don Antonio el de la boutique del vino (1). Esto de poner este tipo de nombres a los platos, debe ser para ofrecer al comensal la receta, tanto los ingredientes como la elaboración. Vamos, digo yo.


(1) La boutique del vino es uno de los sitios más pintorescos de todo el litoral occidental onubense. Ubicada en una huerta, entre naranjos que se alternan con algún viñedo residual, ve a su propietario don Antonio, empeñándose cada día en elaborar varietales de lo más variados y, obvia y lógicamente, fuera de toda denominación de origen. Lo más divertido del lugar es que si quieres comer allí, lo puedes hacer: siempre que te lleves tú la comida, claro está. Por cierto, el vinagre que me traje la última vez que estuve allí, todavía no lo he pagado porque don Antonio se fue a dormir la siesta y nosotros nos quedamos allí un poco de jarana, aunque sin darnos cuenta. Cuando nos fuimos, el feliz propietario seguía durmiendo, así que la próxima vez, voy y le pago el vinagre. Un fuerte abrazo, por si me está leyendo.

Qué hacer con los restos


La imagen, como casi siempre, regular. Además tomada al momento de servirme un trozo ya en la mesa, pero es lo que hay. En cuanto a lo que hacer con los restos, pues muy fácil:


Pastel de langostinos que nos sobraron y alcachofas de lata.- Tomamos unos langostinos que andaban ya molestando en la nevera, los pelamos y reservamos. Abrimos una lata de corazones de alcachofa y le quitamos la parte del tallo, la más blandita; la parte de arriba la reservamos y la blandita la mezclamos en la batidora eléctrica con cuatro huevos y un bote pequeño de nata líquida (200cc), se añade una pizca de albahaca, dos cucharadas de tomate frito, una cucharada de caldo de marisco (si se tiene, y si no pues nada; yo hice el otro día y lo que me sobró lo congelé en una cubitera, y un cubito es una cucharada), se añade un poco de sal y pimienta y al horno con todo, una vez que la mezcla esté bien homogénea y en un molde engrasado y con pan rallado espolvoreado por fondo y laterales. El horno deberá estar precalentado a 180ºC. Bueno, pues a los diez minutos abrimos el horno, sacamos el molde y añadimos los cuerpos de los langostinos. El caso es que la mezcla esté ya suficientemente espesa como para que los langostinos no se hundan y se vayan todos al fondo. Coronamos con las coronas de corazones de alcachofas, que queda muy mono, y al horno otra vez el molde. Esperamos a que el pastel esté hecho (ya saben, eso de meter la aguja y que salga impoluta) y apagamos el horno dejándolo medio abierto. A los cinco minutos lo sacamos del horno y lo dejamos ya enfríar para pasar un cuchillo de punta redonda por todos los laterales e intentar sacarlo sin que se nos joda el invento. Se sirve con una mahonesa clarita por encima y si acaso con unas gotas de ketchup o tomate frito para adornar.