lunes, 28 de abril de 2008

Guindillas frescas y hermosas

Ayer encontré guindillas frescas, hermosísimas, de un color impresionante. Y ustedes dirán que pues muy bien, que con tu pan te las comas. Pero, no. Quiero decir que no las suelo encontrar muy a menudo, así que me hice un pisto que me apetecía hacer desde hace una jartá (de hartar = mucho, sobrado) de tiempo. El resultado es espectacular, hermoso a la vista y suculento a los ojos de Dios, que como todo el mundo sabe somos nosotros mismos, los más simpáticos y chipiritifláuticos de la creación. Así que tomad nota y disfrutad, hermanos míos en la luz de Dios, de este sensacional, agradable, fresco y preciosista
Pisto tunecino.- En una cazuela de esas amplias y de paredes no demasiado altas, ponemos una lámina de aceite de oliva, si puede ser del molino de Trigueros, pues mejor. En cuantito esté caliente el aceite le echais unos calabacines cortados en medias ruedas no demasiado finas, una berenjena en taquitos o cubitos, pero no de Rubik, sino de berenjena. También le pondremos una cebolla roja, de esas que no son muy grandes y cuando las pelamos nos jartamos (otra vez... que viene de hartar, de mucho, de demasié para el corpo no sepulto este que se van a comer los gusanos... por cierto, que algún día os suelto una de gusanos, pero a ver si me algo con algunos en La Boquería cuando vaya a Barcelona, y os lo cuento) de llorar, que ya no me acordaba por donde iba y he tenío que leer lo que estaba escribiendo. Bueno, pues ajos, también. La cebolla troceada y los ajos, dos o tres, laminados. Le damos a todo un rehogado breve, de cinco minutos como mucho, y entonces echamos medio pimiento rojo, de los de asar, otro medio verde, también de los de asar, y si tienes de los amarillos, pues otro medio... qué le vamos a hacer, que al final esto va a parecer una película en technicolor. Pues bien, damos unas vueltas y añadimos tres guindillas de estas rojas pequeñas y preciosas (las venden como chile fresco, que en realidad es lo que son) y como cinco o seis cucharadas colmadas de tomate triturado de ese que viene en lata, aunque si los tienes bien maduros, pues nada hijo, o hija, los triturais y ya está. Y ya está, dejadlo todo a fuego lento pero antes, eso sí, poned un poco de sal y pimienta.
Ahora tres detalles. Uno, el brikindanse, que para los que os guste el pincante, las guindillas las picais y luego poneis una entera y fresca sobre cada plato, más que nada por adornar. Y dos, el crusaito, que se puede servir frío, sobre todo ahora para el verano, con perejil o con culantro (hojas de cilantro verde si no sois de Huelva, que no os enterais) si teneis la suerte de tenerlo a mano. Y tres, el maikelyacson, que no veas lo bien que entra esto ahora con las calores y con tres cuartos de litro de cerveza helada por cabeza. Hasta luego, mis queridos y a veces desconocidos amigos.

No hay comentarios: