miércoles, 30 de abril de 2008

Al rico pinchito moruno

Eran propios de las Colombinas. Te pedías un ponche y encima te comías un pinchito, moruno, claro, que te lo ponía un tío con un fez colocao una mijita ladeao y más tatuajes que un futbolista. Un pelotero de los de ahora, claro está, que son más horteras que todas las cosas, pura imagen del éxito en estos tiempos tan desternillantes. Que a saber los millones de criaturas humanas que sueñan con ser Beckham o Cristiano Ronaldo y dedican más tiempo al fútbol que a la geometría o a la gramática con las consecuencias que ya sabemos. En fin, que creo que me estoy haciendo mayor, porque cuando yo era chiquenino, no dedicaba más tiempo a una cosa que a la otra, sino que simplemente me pasaba el día dándole patadas a un balón y a la gramática o al álgebra le podían in dando mucho por culo. Pero bueno, estamos en las Colombinas del sesenta y pocos, recién mudada a donde todavía están, al laíto del nuevo estadio del Recre, y mi mare de mi alma me llevaba a comer un pinchito antes de soltarme en la calle del Infierno con tres perras y cuatro fichas para los coches topes, que en otros lugares de la galaxia llaman coches locos o cosas por el estilo. Como todavía no tenía edad para el ponche, me bebía un godovi de naranja, y de sólido, un par de
Pinchitos morunos.- Se cortan tres cuartos de kilo de carne de cordero, o de cerdo, o de pollo, pero lo suyo es cordero, en dados no demasiado grandes. Se ensartan en brochetas cuatro o cinco cubitos de carne, según el tamaño al que las hayamos partido, y se colocan en una bandeja para verterles por encima el adobo que se refiere a continuación: Una cebolla pequeña y morada rallada; un diente de ajo muy picadito; una cucharadita y media, de las de café, de pimienta de cayena molida; otra cucharadita y media de cominos molidos y perejil más sal y pimienta a gusto de cada cual. Se mezcla todo y se vierte, como se decía, por encima de las brochetas de carne. A la media hora se les da la vuelta a las brochetas y se vuelve a echar por encima el adobo que podamos, que el resto quedará abajo y no pasa nada. Se tapa ahora con un papel transparente y se deja en el frigorífico, abajo, al menos un par de horas para que se aliñe bien la carne.
Se harán sobre brasas de carbón, que quedan estupendos, o en la plancha, sirviéndolos con una hojita de lechuga picada y con una mijita de sal y vinagre o limón.

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