domingo, 16 de marzo de 2008

Recuperar sabores e intención

Antes de que sea demasiado tarde, tengo que dejaros la receta, o más bien, la intención que debe incluir la elaboración de torrijas hechas como Dios, y nunca mejor dicho, manda. Desde luego es necesario recuperar la repostería popular, tan alejada de su intención, de sus texturas y sabores, en estos tiempos de desmesura. Tiempos catetos, habría que puntualizar. Lo que tengo intención de decirles, es que se pueden hacer torrijas sabrosas, ricas, justamente enmeladas, apetecibles, sin necesidad de ponerlas excesivamente dulces y, consecuentemente, empalagosas y hartibles. Días atrás tomé una torrija con el café en un restorán costero y la torrija estaba empapuchada de miel y azúcares varios, según el criterio este tan cateto y propio de un país de nuevos ricos, como es el de que no falte de ná. La torrija era realmente incomible, empalagosa en grado sumo. De modo y manera que a ver si somos capaces de ser elegantemente mesurados y hacer, como Dios manda, unas sabrosas y comedidas
Torrijas.- Que se hacen en un periquete. Bastará tomar pan de torrijas, y pasar las rebanadas primero por una mezcla de ocho partes de leche y dos de vino Pedro Ximénez o algún oloroso dulce de calidad (las partes yo las calculo a ojímetro). Después por huevo batido con una pizca de sal. Y a continuación a la sartén, que tendrá una buena cantidad de aceite de oliva virgen extra, picual, si puede ser.
Se van friendo tranquilamente las torrijas y una vez finalizado el proceso, mezclamos miel con un poquito de agua y la ponemos a calentar en un cacharro a fuego lento. Con ayuda de unas pinzas, vamos tomando las torrijas y las pasamos por esta miel rebajada con algo de agua, de un lado y luego del otro. Ya está. Ven cómo es sumamente fácil. Se trata de no hacerlas complicadas, de no poner azúcar en la leche, de no echar diez litros de miel, de procurar que el pan de torrija se esponje sólo lo suficiente, que se fría en su tiempo, hasta conseguir un bonito color dorado oscuro y en pasarlas por la miel necesaria para que, llegado el caso, te puedas comer diez. Rediez.

2 comentarios:

Zapateiro dijo...

Bernardo te recomiendo que un día hagas la torrijas a la manera de mi madre, la pequeña gran Conchita:

A la leche le echas una rama de canela. Cuando comience a hervir la apartas y la dejas templar. Una vez lista la leche bañas en ella el pan y después las pasas por huevo para freirlas. En un plato prepara dos cucharadas grandes de azúcar y llas mezclas con canela en polvo y cuando tengas fritas las rebanadas las pasas por el azúcar y la canela.

Cuando concluyas con el rito haz un poquito de almíbar y añádeselo por encima para que estén bien jugosas.

Te chuparás los dedos, te lo aseguro.

Un saludo.

Bernardo Romero dijo...

Alguna vez las he hecho parecidas, pero en todo caso aquí queda registrado el comentario. Si alguna vez publico esto en forma de libro (desde luego el último está funcionando la mar de bien en librerías) por supuesto que incluiré la maniera de la pequeña Gran Conchita. Un abrazo. Agur.