martes, 19 de agosto de 2008

Para Libertad

Tengo una amiga, sensible y encantadora que se llama Ana. Ana está enamorada y algún día piensa tener una niña y llamarla Libertad. Me ricorda alla Ana de Nicola di Bari que cantaba Silvio en una estupenda versión en italospagnolo: Está cerrada la droguería, e giorno di festa, que gente la mía. Probaré a comunicare al bar... Ana no está. Puede ser que baje yo, a buscar a los amigos, ellos me animarán, pero Pedro piensa en el partido, Pablo está enamorado y habla siempre de Rita. Ana no está, Ana per che, Ana per che. Cada cual debe ser como es, se que tengo mis defectos, y que estoy enamorado, más después he empezado a ofenderme, y he sentido algo así que no es. Y yo también te he insultado, más por cierto no quiero perderte. Ana per ché. Si al menos supiera dónde estás, Yo, te parlaría. Su mamma dice Ana no e qui. Más sé que miente, Ana esta allí. ¿Ana porqué?, ¿Ana porqué?, ¿Ana porqué?, ¿Ana porqué?
Cuando Ana tenga a esa niña que será guapísima, como ella, pienso hacerle un pastel de pichón para la fiesta del bautizo, como el que os cuento luego, que está buenísimo y mis hijos me han pedido que lo vuelva a hacer. Estoy en la cocina haciéndolo y después de dos semanas y media he vuelto al blog para dedicarle a Ana esta receta y para recordarle la canción de Serrat, esa que decía:
Para la libertad / sangro, lucho y pervivo. // Para la libertad, / mis ojos y mis manos, / como un árbol carnal, / generoso y cautivo, / doy a los cirujanos. // Para la libertad / siento más corazones / que arenas en mi pecho. / Dan espumas mis venas / y entro en los hospitales / y entro en los algodones / como en las azucenas. / Porque donde unas cuencas vacías amanezcan, / ella pondrá dos piedras de futura mirada / y hará que nuevos brazos y nuevas piernas crezcan / en la carne talada. / Retoñarán aladas de savia sin otoño, / reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida. // Porque soy como el árbol talado, que retoño / y aún tengo la vida.
E alora, depois tanto tempo ausente, qui la receta del mío
Pastel de perdiz.- Se toma una perdiz, o unos pollitos de esos pequeños que llaman picantones, o simplemente pechuga de pollo si no quereis marear mucho la perdiz, y ya está. En una cazuela se pondrá una cebolla picada y la carne, de lo que queráis, picada gruesa (si es perdiz o picantones, pues despiezado y luego de hechos se deshuesan). Se pone aceite como es natural en el fondo y se añade la carne, una cebolla grande picada, sal, pimienta, una pizca de canela, jengibre seco recién rallado y azafrán también recién majado. Se dan unas vueltas y cuando la carne cambia de color se añade agua que lo cubra suficientemente. Ahora a esperar a que la carne esté tierna. (Un momento que voy a la cocina y ahora vuelvo). Bueno, ya estoy aquí otra vez. Ahora toca sacar la carne del fuego, apartarla en un plato y esperar a que esté fría para poder deshuesarla si eran perdices o picantones enteros y despiezados, si no, pues nada, seguimos adelante (yo hoy lo estoy haciendo con pechuga, por todo el morro, es más cómodo).
Para tirar por la calle de enmedio, a los jugos que quedaron de la cocción de la carne, aquí servidor le mete la minipimer y a otra cosa mariposa. Así que (Hummm, acabo de darle una vuelta al pollo y huele que no veas) volvemos a poner al fuego los jugos y le añadimos perejil y culantro (hojas frescas de cilantro, para los que no sois de Huelva). Dejamos en el fuego, relativamente fuerte, para que reduzca la salsa, hasta que quede algo espesita. Entonces batimos cuatro o cinco huevos, según la cantidad que estemos haciendo, eso lo calculais vosotros y si no, pues cuatro y ya está, que la cocina no son cantidades, sino percepción. Sacamos la salsa del fuego, esperamos un momento a que no esté tan caliente y añadimos los huevos bien batidos.
Y ya estamos casi. Precalentamos el horno a 190 o 200º y mientras se calienta, tomamos pasta filo (cuando no tengo esta pasta, que es la mejor desde luego, por su textura, lo hago con hojaldre y ya está, que ya sabéis que soy un desahogado total) y forramos un molde circular, de modo que nos quede pasta filo por las paredes y saliendo del molde para poder luego cerrar el pastel. Es conveniente mojar el molde con aceite o mantequilla y adherirle pan rallado (el que avisa no es traidor) antes de poner la pasta filo o el hojaldre, lo que tengais a mano. Si utilizáis pasta filo, poned por lo menos cuatro o cinco hojas en el fondo, mojándolas un poco con buen aceite de oliva. Se colocan entonces en el fondo los trozos de carne y sobre ellos el revuelto que hicimos con la salsa reducida y los huevos. Se cubre con unas hojas de pasta filo y se le pica por encima almendras tostadas mezcladas con azúcar (si es glass pues mejor) y un poquito de canela. Se puede iluminar este fin de fiesta con un hilo de aceite de oliva picual y se cubre por fin el pastel con las hojas de pasta filo que sobresalían del molde y a huir. Quiero decir que c'est fini. Se mete en el horno y suerte. Cuando esté dorada la pasta filo, y presente un aspecto crujiente, sacar el pastel del horno y a la mesa con esta delicia que, por lo menos yo, no me la merezco. Agur troncos y troncas. Y recordad que esta receta es para la Libertad, para el respeto a los demás y para vivir felices, por lo que será mejor que la hagais con perdices. Salud

1 comentario:

Anónimo dijo...

La hice y me salió estupenda. Muy bien explicada y sencilla de hacer pero con un resultado sorprendente. A todo el mundo le encantó. Gracias por la idea.