martes, 31 de marzo de 2015

Sólo es ponerse

Ocurre con las torrijas lo mismo que con los pestiños y otras obras de arte caseras, que sólo es ponerse, pero, claro, ponerse con alguien al lado que te bata un huevo, te ayude a enmelar o simplemente te dé algo de conversación. Entonces salen mejor, mucho mejor.
De entre todas las maneras yo os voy a contar la que se solía hacer en mi casa, pero en cada casa se hace de una manera más o menos distinta, es natural. Todas son espléndidas, el otro día probé unas de José Félix, un colega del curro, y estaban extraordinariamente buenas. Por dónde no paso es por lo que vi en una confitería que me dejó estupefacto: torrijas con crema pastelera, con nata y con chocolate. Qué barbaridad, ya no saben qué hacer para vender lo que sea. Me imagino una torrija cubierta de chocolate y es que se me revuelven las tripas. En fin, vamos a lo nuestro.
Torrijas
Primer paso: cuenco con huevos que habremos batido con una mijita de sal. Al lado, otro cuenco con vino blanco del Condado y leche a partes iguales. Se añade azúcar a gusto de cada cual.
Segundo paso: Buen aceite de oliva virgen extra, en cantidad suficiente y en una sartén o perol amplio. A temperatura media, no demasiado fuerte quiere decirse.
Tercer paso: Empapar el pan de torrijas (o pan asentado de masa dura) en el cuenco del vino y la leche, a continuación pasar por el huevo batido y freír por uno y otro lado. Ir reservándolas a un lado en fuente o bandeja capaz.
Cuarto paso: En una cacerola amplia y de paredes bajas se pondrá miel y un poco de agua que nos permitirá rebajar la miel un poco. Cuando esté bien ligada la miel con el poco de agua, se quita del fuego y se procede a pasar las torrijas por un lado y otro, colocándolas en una fuente suficientemente grande, unas encimas de otras bien ordenaditas.
Y quinto paso: Las que se vayan a consumir se colocan en el plato y se les añade un poco de miel que extenderemos por su superficie con el dorso de una cuchara.
A disfrutar. Condiós, y nunca mejor dicho.

1 comentario:

Manolo franchute dijo...

Querido Bernardo:
No hacía falta que fuera Semana Santa.Cuando yo era chico y algún domingo cualquiera visitábamos a mi abuela Pepa en Tharsis, nos preparaba con pan de Santa Bárbara (hogazas como las de San Bartolomé pero más apreciadas en el Andévalo)las torrijas de huevo en tamaño XXL. El desarrollo de la receta era el mismo pero sin pasarlas por la miel y añadiendo al final, y en caliente, un poco de azúcar. Por supuesto, iba acompañado del Cola-cao en tazón de loza blanca también XXL.
Debo reconocer que hoy en día con el pan de molde y con el nivel de excelencia que llevamos puesto a todas horas, las torrijas actuales son muy "chics", sin embargo, aquellas torrijas de mi abuela representaban una cocina rústica, casera y contundente.
1 torrija de mi abuela = 2 ctms (a lo alto o a lo ancho según la edad del que se la comía).