jueves, 15 de mayo de 2014

Las primeras que probé

Hace ya un porrón de años probé por primera vez las tortillas de camarones. Las hacía una señora en la calle, en Cádiz, claro, en una sartén amplia, como una paella, y con poco aceite. El caso es que las sacaba como estas más o menos de la imagen, etéreas, finas, translúcidas y sabrosas. Luego las he probado muchas veces, en la Barra del Faro, por ejemplo, que son las que más fama tienen, y en otros lugares con sabor de la Tacita de Plata. En Huelva ha habido un tiempo en que se pusieron de moda y las ponían en algunos bares y restaurantes, alguno de postín. Impresionante lo malas que eran.
En la mayoría de los casos se trata de un engrudo oscuro y congelado que fríen de cualquier manera y eso no, hombre para eso no se molesten ustedes en poner en las pizarras o en el papel de 120 gramos de sus delicadas cartas que eso son tortillas de camarones porque no lo son. Servidor las podrá hacer mejor o peor, pero al menos hace tortillas de camarones para sí, y para sus amigos y coleguitas, no pegotones de engrudo marrón oscuro absolutamente indigestos, plenos de aceite y mala leche, porque hay que tener muy mala leche o mucho desconocimiento para poner por tortillas de camarones esas cosas horrendas.
Os voy a decir cómo se hacen las tortillas de camarones y vais a ver qué fácil es. Se mezcla harina de trigo sola o mezclada con algo de harina de maíz (lo de la harina de garbanzos es un queo como lo copa de un pino) con agua y un poquito de sal. Una vez bien mezclada y logrando una talvina muy líquida, repito, muy líquida, se añade cebolleta fresca y perejil, más los camarones como es natural. Se pone el aceite a calentar y cuando está caliente pero nunca arrebatao, se echan las cucharadas de la mezcla sin temor alguno. Veréis que forman la de Dios es Cristo en la sartén, pues muy bien, eso es señal de que van a salir divinas de la muerte. Una vez que se ha tranquilizado la tortilla y ha dejado de chillar y formar escándalo en la sartén, se le va echando encima aceite caliente con ayuda de la espátula, no con las manos miarma, que te puedes quemar. Apartarlas sobre una fuente cubierta con papel absorbente y rogad que os dejen alguna, porque todo el que se arrima, una se lleva. Eso, fijo.
Probad al principio a hacerlas de una en una e id cogiendo la textura ideal añadiendo más agua o más harina hasta que queden a vuestro gusto. Es cuestión de hacerlas unas cuantas veces. Cuando cojáis práctica, ya podréis hacerlas en una paella, pues el personal las come con más rapidez de la que se hacen  y corres el riesgo cierto de no probarlas siquiera. En fin, vosotros mismos.

1 comentario:

El Pincho Moruno dijo...

Efectiviwonder. Lo de la harina de garbanzos creo que es una leyenda urbana. Una vez hice las tortillas con la susodicha y me salio una m....como el sombrero de un picador.
Es labor muy importante "acunarlas como a un niño chico" cuando las echas en la sarten como dice el insigne D. Gonzalo Córdoba (fundador del Restaurante el Faro de Cadiz).

Un abrazo.-