lunes, 15 de septiembre de 2008

El perol cordobés

Es costumbre allá, y divertida además, la de ir al campo a compartir la sombra de una encina y el aroma de un arroz levemente caldoso, amen de charlas y coplas, que para todo da un día de campo en las cercanías de la capital del Califato. De esas costumbres me llega por parte de novia, quiere decirse que mi amor mío de mi alma es del mismo Córdoba, una manera de hacer arroz para un montón de gente al que no es menester dedicarle ni demasiado tiempo ni demasiado conocimiento, es decir, que es apto para todos los públicos, incluso para nosotros si lo hacemos como hay que hacerlo, más o menos como aquí se va a explicar, que luego lo hay que se complica la vida enormemente y hace auténticas virguerías. Pero no es el caso que nos ocupa, sino que nosotros vamos a intentar elaborar un arrocito tranquilo y rico, extraordinario de sabor y, como les decía anteriormente, sencillo, para poder disfrutar el oficiante también del momento, de la charla y de las coplas si hiciera falta. O de un bailecito, que tampoco es mala idea sobre todo si se tiene enfrente una cinturita cordobesa, una melena negra y un sabio sentido del compás. Veamos pues cómo es de fácil preparar un
Arroz del campo.- Se tomarán tres dientes de ajo, media cebolla (que sí, hombre, que sí, que el arroz si lo queremos algo caldoso, habrá que ponerle algo de cebolla. Si lo queremos seco, pues entonces no. Entonces nos vamos a Valencia y ya está), una zanahoria, un pimiento y un puñado de guisantes. Se hace un refrito con todas estas verduras convenientemente picadas y un par de hojas de laurel. Se añade un choricito cortado en rodajas no demasiado finas, un poco de carne de cerdo cortada en taquitos de un bocado de duración y a huir. Se da unas vueltas a todo junto, se pone azafrán recién molido con un poquito de sal, algo maś de sal, perejil picado fino y pimienta. Se echa entonces el arroz, cinco o seis tazas, según el número de comensales. Se rehoga bien el arroz para que luego quede sueltecito y se añade el doble y medio de agua que de arroz. Se dan unas vueltas y lo dicho, a la fiesta, a participar, a reír y a bailar. Y a beber, claro está. De vez en cuando nos acordamos que estamos haciendo un perol y le damos una vueltecita al arroz. Cuando esté en su punto se deja reposar tapado con papel de cocina tres o cuatro minutos y a disfrutar se ha dicho.
Nota importante: Este arroz se debe hacer en perol. Alto de paredes, con dos asas y de fondo grueso, como debe ser un perol.

3 comentarios:

El Pincho Moruno dijo...

Totalmente de acuerdo en el asunto de la cebolla.
Saludos.

Juan Duque Oliva dijo...

¡Córdoba! Que bien se come allí, no recuerdo haber tomado nada malo allí.

Que buena pinta el arroz

Bernardo Romero dijo...

Pincho, alguna vez escribiré de la cebolla, que a mi novia no le gusta ni verla en el plato y rastrea en los guisos buscando el más mínimo atisbo cebollil para echarme la bronca. Yo claro, le digo que no le he puesto cebolla ni al hígado encebollado, pero no suele colar. Luz de gas, tronco, qué quieres que te diga de Córdoba que tú no sepas. Yo de momento me traje una novia que es lo mejor del mundo, aunque para comer sea un poco milindris, pero algún defecto tenía que tener. En bernardoromero.blog.com tengo algunas fotos de ella. Que a mí me gusta presumir. Un abrazo a ambos.