sábado, 17 de mayo de 2008

En mejor vida

Estoy con Pilar Barroso en "Casa Pepe" comiendo caracoles y en esto que llega Juan Fondevilla, pediatra de reconocido prestigio en el mundo y ceramista ahora que ha pasado, según sus propias palabras, "a mejor vida". Pilar lo conoce de las cosas del arte, pintora y ceramista coincidieron en una escuela de arte en la que uno aprendía y la otra impartía su envidiable saber. Hablan de la exposición de Sorolla en Sevilla, y ambos están encantados con el asunto, de modo que me prometo ir esta semana a la capital hispalense para disfrutar del pintor que nos impresionó con una imagen del puerto pesquero ayamontino que tan sólo hemos podido ver en ilustraciones. Esa, y otras muchas pinturas, están en la exposición sevillana. Hay que ir.
Después y mientras se despide, hablamos de tortillas de camarones porque su mujer que le acompaña y que todavía labora en el Hospital, quiere que se las haga. El Fondevilla sabe hacerlas. Como las que te ponen en "La Barra del Faro" del gaditano barrio de la Viña, transparentes, etéreas, justas de sal y con los mínimos aditamentos de estas delicias gaditanas: perejil y cebolleta fresca. Ya está. Bueno, eso y harina normal y corriente, y si es de la fina, pues mejor. Nada de harina de garbanzos, que con esa harina quedan duras y no crocantes y suaves como las que Juan Fondevilla y servidor sabemos hacer, como estas
Tortillas de camarones.- Se pone en un bol agua tibia, sal y harina normal de trigo, incluso si es de repostería, pues mejor (yo hasta le mezclo algo de harina de maiz). Se bate y se procura que quede una talvina poco consistente, como una papilla más bien líquida, dice acertadamente el que fuera pediatra y ahora es ceramista en esta mejor vida que sigue al burocrático acto de la jubilación (que viene de júbilo). Conseguida la textura, se añadirá cebolleta fresca recién picada, y perejil recién cortado y picado también. Se echan los camarones, que si están vivos pues mejor, aunque cuando no los encuentro les pongo camarones ya cocidos, qué se le va a hacer. Se cubre con un film transperente, más que nada para que los camarones no salten y te los encuentres luego por toda la encimera de la cocina, dentro del azucarero o en el interior del vaso de vino que te estás bebiendo y se acabó. Ya sólo falta freirlos.
Se pondrá aceite a calentar, en una sartén amplia y no más de un dedo y medio de tomo de aceite, y cuando esté caliente, pero no demasiado, se echa un cucharón de la mezcla que teníamos reposando. Veremos que parece que la mezcla se atomiza, se diluye y pareciera o pudiera parecer que no lo hemos conseguido, pero tranquilos, al momento la tortilla sube a la breve superficie y sólo quedará echarle un poquito de aceite por encima. Ella misma irá tomando un hermoso color dorado y las tiras bordás aparecerán en derredor. Deberán quedar finas y levemente crujientes. Cuando tengamos alguna práctica, ya las podremos ir haciendo de dos en dos, o si la sartén es suficientemente grande de tres en tres. Se ponen en una fuente con una servilleta de papel para que absorban el exceso de aceite y a disfrutar.

2 comentarios:

Juan Duque Oliva dijo...

Pues yo también tengo que ir a la exposición a ver si se me va a pasar

Zapateiro dijo...

¡Qué buenas las tortillitas!, indispensable que no estén aceitosas.

Ve a la exposición y maravíllate con la luz de los cuadros, es impresionante. Te enamorarás del cuadro de la pesca del atún que mencionas.

Un saludo.