
El tiburón se lo papean donde no tienen besugos de la pinta, vamos digo yo. Es hipercalórico y de pesada digestión, por lo que usía sólo lo encontrará en países de esos que solemos llamar pintorescos. En fin, sobran comentarios. En Trinidad y Tobago suelen hacer una especie de hamburguesas, según cuenta una viajera de la que he tomado esta referencia, a la que le añaden algunas especias para hacer más llevadero el asunto. Advierten que el trago es menudo y que con las hamburguesas de tiburón hay que tener cuidadito.
Llevaba un tiempo con las hamburguesas de cazón en mente, pero el otro día me topé en un diario de tirada nacional con la sorpresa de unas hamburguesas de aguja palá (pez espada para quienes no sois de Huelva) que las hice y no estaban mal. Esto me hizo apresurarme con lo de hacer hamburguesas de cazón, un pequeño escualo muy frecuente en nuestras costas y con el que suelen preparar adobos (bienmesabes de Cádiz) y guisos largos como el de tomate. Este tiburón a escala no es tan pesado, supongo, como su pariente mayor y feroz, por lo que me puse manos a la obra y salieron unas sabrosas
Sharkburguers.- Con medio kilo de cazón, un huevo y la yema de otro, tres dientes de ajo y unas cuantas ramitas de culantro (hojas de cilantro fresco, para los que no sois de Huelva) se hace un triturado en la picadora eléctrica, añadiendo sal, tomillo, jengibre seco rallado y pimienta. Es menester secar un poco el cazón en el microondas, pues suele tener una carne que suelta mucha agua. Cuando tengamos todo bien triturado (pero no hecho una pasta) le añadimos pan rallado hasta obtener una mezcla que podamos moldearla. Hacemos primero unas bolas y luego las aplastamos hasta darle forma de filete ruso o hamburguesa.
Las he hecho a la plancha, como es natural, y le he puesto como compañía una mermelada de pimiento rojo que hice con pimiento rojo, azúcar, sal y vinagre de
La Boutique del Vino, que es muy aromático.
No hace falta que os diga que el cazón está a un par de euros el kilo si lo compramos congelado, y la mermelada de pimientos rojos sale también muy barata, luego se encuadra este plato en la cocina para supervivientes, si no que se lo digan a los caribeños que se las comen de escualo de los grandes a tropecientas mil calorías el bocadito. Hasta otra.