martes, 24 de agosto de 2010

Raíces y razones

Para entender las raíces y las razones de algunas recetas populares, nada mejor que ir a las fuentes de la memoria, de la memoria reciente, que muchas veces no es menester viajar demasiado.
Me contaba Paco González, un conocido activista vecinal onubense, sus largos veranos infantiles en la huerta de un tío suyo al otro lado del río, en Aljaraque, en unos terrenos que debían de andar por lo que hoy se conoce con el dudosamente elegante nombre de La Dehesa del Golf.
En la zona abundaban las higueras, luego no era dehesa, sino huerta, como corroboraban algunos cítricos y, allí donde la humedad o cercanía del agua lo permitía, pequeños sembrados donde se cultivaban verduras y hortalizas más para consumo propio que por afán de comercializar. Los higos era asunto distinto, había que recolectarlos y llevarlos luego a los cercanos mercados onubenses en las mismas barcas que transportaban la leche de las vaquerizas de Aljaraque a la capital.
Paco arrimaba el hombro, como era natural en aquellos tiempos exentos de botellón y play station, ocupaciones que apartan hoy a los jóvenes de aportar esfuerzo y sudor a la economía familiar. De modo y manera que a la amanecida, con las primeras luces, se iniciaba la labor de coger la fruta con sumo cuidado y mimo para que el canasto llegara inmaculado al consumidor. Para reparar el cuerpo después de una labor que era menester detener cuando el calor apretaba demasiado, el tío de Paco preparaba en un dornillo de barro gazpacho para todos. La guinda a tan estupendo estimulante natural, eran algunos higos recién recolectados, que se partían y mezclaban con el gazpacho.
Todo esto me lo contaba Paco González un mediodía, sentados en un velador del bar La Peña al fresquito de las milagrosas corrientes de aire que bajan por la calle Canarias hacia lo que también en otro tiempo no demasiado lejano, eran los huertos del camino de Gibraleón: La Morana, el de Paco Patilla, el de Villa Mundaka, el de Paco la Ángela (que hoy da nombre a la plaza del Huerto Paco), el de Gálvez, el de don Moíses, las vaquerizas de Lorenza... y así hasta llegar a la Orden, que era finca enorme y principal.
Al día siguiente, Paco González no me contó más, me trajo una bolsa de higos blancos, frescos y sabrosos, de intenso rojo su interior, y me conminó a que hiciera gazpacho y le picara unos higuitos. Dicho y hecho, ahí arriba está la foto y aquí abajo la receta de este
Gazpacho de melón con higos.- Se tomarán tres o cuatro tomates bien maduros, que una vez pelados y quitadas las simientes, se unirán a medio pimiento verde de los de freír, o uno entero si es pequeño, un trozo de melón que sustituye aquí al pepino (de la familia son, así que todo se queda en casa), un diente de ajo, sal, vinagre de la Cooperativa Vinícola del Condado, que es genial, y buen aceite de oliva virgen extra, que mientras mejor sea, mejor saldrá el gazpacho.
Se pasa todo por la batidora eléctrica y luego se añade agua muy fría, pero no demasiada para que el gazpacho quede un tanto espesito, dense cuenta de que no le ponemos pan.
Ahora resta picar unos higos y meterlos en el gazpachito. A disfrutar.

8 comentarios:

Juanjo Mata dijo...

¡Qué fresquito, maestro, con la que está cayendo! No había escuchado hablar de ese gazpacho, pero ten por seguro que lo pruebo.

Mu elocuente su foto gabacha, jaja.

Abrazo.

Bernardo Romero dijo...

Hombre, menos mal que alguien la entiende a la primera. Los hay que se han sorprendido de que mi resumen del viaje se limite a una foto delante del Moulin Rouge, donde por cierto no entré, simplemente pasaba por allí, en serio. En cuanto a lo del gazpacho, no te puedes ni imaginar lo bueno que está. El vinagre hace que el higo esté aún más dulce. Es sensacional. Esta noche lo probé con más agua, más líquido quiero decir, y seguia siendo una buena opción. Nos vemos pronto.

X dijo...

A mí es que los higos... pero bueno, veré que pasa.

No cogé ventaja, ¡miarma! dijo...

Acabo de recordar a mi padre, ¡que le gustaban los higos y más aún las brevas!
Recuerdo que, infinidad de veces, le vi ponerle higos al gazpacho y siempre le decía como a ti te dije el otro día con el de yogurt: ojú pa que comistrajo.
Siempre me respondía lo mismo: no se ha hecho la miel para la boca del burro y lo remataba: ninguno de vosotros sabéis lo que os perdéis por lo gilipollas que sois, ya que mis hermanas se solidarizaban conmigo.
Un abrazo y te prometo que como encuentre higos, lo pruebo.
Un abrazo y que te dejes ver más a menudo.

Bernardo Romero dijo...

Dejaros de reparos (anda coño, que ripio masalío) y probad esto de los higos, y si no os gustan los higos lo del otro día del pepino... Vaya, me acuerdo del día que hice unos calirfornia rolls y me faltaba pepino para meter dentro y un nabo para rallarlo y decorar el asunto. Como estaba liao en la cocina, le dije a Lola: "anda ve y acércate anca Juan (la frutería del barrio) y le pides un pepino y un nabo". La pobre cogió el camino y se fue a hacerme el mandaito. Al rato vuelve roja como un tomate: "A mi no me mandes más a por pepinos y nabos, que no veas el cachondeíto del Juan delante de tormundo".
En fin, por último, mi querido Rafael, tu padre sabía lo que hacía, así que no era sólo Paco González y su tío el del huerto los que se comían el gazpacho con los higos. Ya sé que era más habitual con uvas por ejemplo, pero esto de los higos es genial. Como se entere el Ferrán Adriá lo hace y lo pone a mil duros el platito. Bueno, a mil duros de los de antes, ahora lo pondría a mil euros, aunque ya sé que ha tenío que cerrar el garito del Cap de Roses porque le iba de puta pena el negocio. Claro, cincuenta personas trabajando para cuatro mesas mal contás, pues ya me dirás, a doscientos euros el menú degustación es una ruina. En fin, troncos, que no menrollo más. Un abrazo y me voy a dar un garbeo por vuestros blogs. Abur.

No cogé ventaja, ¡miarma! dijo...

Eres cojonudo Bernardo y un ciclón al que me gusta ver por mi rincón.
Te has cruzado por ahí cuando estaba contestando a los que han pasado y comentado por esta entrada cien.
He eliminado un comentario de los dos que has puesto, pues era el mismo.
Si en algo tengo interés, en mi vida, es en aprender de quien o de qué me pueda enseñar algo, así que no te reprimas y si no quieres por aquí, déjame en privado, en la columna de la derecha está mí correo, nombres de correctores y seguiré tus consejos con placer.
Me encantará mejorar mi ortografía y mi forma de expresión escrita. Me alaga lo que me dices de que escriba largo y que al menos es llevadero lo que hago, seguro que es más beneficio de tu buena voluntad que del mérito de lo escrito.
Lo de Adriano, es porque según lo leído de él me parece que fue un hombre ecuánime y en su tiempo y en su mundo no le debió ser nada fácil.
Será un placer lo del teatro, conocerte, darte un abrazo e invitarte a unos pelotazos. Rosa, mi mujer, también lo agradecerá pues a ella sí le encanta e incluso hizo sus pinitos en un grupo de teatro que montaron cuando vivíamos en Pinomontano.
Que me dan alegría tus visitas, que me dan fuerza y que me encanta como eres y te expresas.
Un abrazo.

aceitunasyestrellas dijo...

Bernardo,¿que tal como te va todo?
Te escribo aparte de para saludarte para felicitarte por tu articulo del dia 22 "Alejados del campo",en El Mundo.Me gusto mucho tu manera de defender las maneras sencillas de vivir lo que nos mantiene ligados a esta tierra.
No se si te enteraste que el proyecto de El Rompido acabò el 10 de Julio para ser una discoteca...y ando conyemplando opciones tanto para mi como para empezar en el antiguo casa Gaspar en Huelva.
Un abrazo Bernardo y total disponibilidad para darnos un homenaje culinario.

aceitunasyestrellas dijo...

"el querer es omo una higuera que caundo quiere a mi me da higos y cuando quiere a mi me da brevas"