sábado, 16 de enero de 2010

Los sarmales para el niño

Ahí los teneis. A uno le gustaron los sarmales y se llevó un tupperware (tapergüé en cristiano) con unos pocos. El otro prefiere meterse con él y eso se llevó. Ambos dos se encajaron en casa con vino y con pan, con anchoas de Santoña y presa paleta embutida, pero sobre todo con muchas ganas de cachondeo. Así que les corté un poquito de jamón (que ya está practicamente en las cliclas) y les puse unos sarmales que me enseñó a hacer una rumana que trabaja en casa de unos colegas. Bueno, unos sarmales o lo que yo recordaba de lo que me contó, pero sí, estaban buenísimos y en el tapergüé está la prueba, aunque no se aprecia en la fotografía, pero he preferido recoger una instantánea para la posteridad antes que una foto de los sarmales, y esta es la de don José Martins montándole un pollo a Michael Lemon por llevarse los sarmales, llamándolo esmayao y cosas por el estilo. En realidad lo que ocurre es que ya somos mayores y lo que nos gusta mayormente es meternos los unos con los otros como Dios se mete con nosotros (que no debería), y contar mentiras, que es lo que mejor sabemos hacer, sobre todo en lo que respecta a las glorias sexuales y futboleras. Estas últimas de nuestra prácticamente olvidada juventud; pero ya se sabe que mientras mayores somos, más ajustados a la escuadra fueron los goles que les metíamos a los del barrio de al lado y más eficaces éramos en el dribling en los partidos que jugábamos en mitad de la calle y que ahora, cualquiera que nos esté oyendo, se podría o pudiera creer que jugábamos en el mismísimo Benito Villamarín.
En fin, que los sarmales, que es a lo que en realidad nos deberíamos de ceñir en este diario de a bordo que les escribo de vez en cuando, los hice como Dios y el defectuoso castellano de la asistenta de mis amigos me dieron a entender. Luego los he buscado en los internetes nuestros de cada día, y en efecto, son más o menos así, aunque admiten variantes según lugar y momento espiritual del oficiante. Yo no he querido desviarme mucho de la ruta trazada por la señora rumana y los he hecho a su manera. Ya para la próxima vez los iré adaptando a la mía -que es como la de Sinatra pero mal cantao-, poniéndoles simplemente una hojita de laurel y un punto de orégano, pero ya está. Y bien, he aquí como interpreté la
Receta de Sarmale rumano.- Se refríen pimientos de los de asar, verdes y rojos para que queden más monos, con cebolla cortada más o menos gruesa. Se espera a que se pochen bien, a fuego lento y tomándose su tiempo, y entonces se le añade la carne picada y el arroz -obviamente crudo-. Todo, como es común en mi manera de relatar las recetas, a ojo de vuesas mercedes, dejándose guiar por el instinto, que al fin y al cabo vosotros sois lo que os vais a comer lo que hagais, no yo. Pues bien, se añade sal y pimienta (aquí yo pondría también una mijita de orégano) y se dan unas vueltas, sacándose inmediatamente todo y reservando. El arroz, insisto, debe seguir crudo, pues simplemente hemos mareado el arroz y la carne picada con las verduras.
En el interín, mientras se hace el refrito por ejemplo, pondremos agua a hervir, y cuando rompa se le añaden hojas de col, grandes, de las exteriores, que no importa que las saquemos un poco rotas o rajadas. Se dejan escaldar por espacio de tres minutos y se van reservando también. Y ahora a armar los artefactos estos. Se toma una hoja de col escaldada y tendida sobre la tabla de trabajo se le ponen dos cucharadas de la mezcla de carne, verduras y arroz, envolviéndolas con sumo cuidado o suavemente con una canción. Así se va haciendo con una hoja y con otra hasta terminar con el relleno. Ahora tomamos una cazuela capaz de contener a los rollitos de col, los sarmales, que hemos confeccionado, procurando que quepan todos y muy juntitos los unos a los otros, para que se hagan sin espacio posible para abrirse, no sé si me entienden. Entonces ponemos agua y tomate triturado, mitad y mitad más o menos, sal, pimienta y yo le pondría también, aunque el otro día no se lo puse, una hojita de laurel. Se pone al fuego y se colocan los sarmales, los rollitos de col, unos al lado de los otros, apretaditos y con la parte por donde los cerramos para abajo. Se pone a fuego lento la cazuela, tapada, hasta que veamos que empieza a menearse (la tapa, qué va a ser si no) y entonces la destapamos y dejamos que se terminen de hacer los sarmale y que la salsa espese. La verdad es que estaban buenísimos. A estos dos elementos les gustaron y el Juanjo Mata se lo perdió porque estaba maluscón y no pudo venir a comer, pero ya se los haré otro giorno cualquiera, que como es sabido, siempre hay más días que panes. Hasta otra.

10 comentarios:

Juanjo Mata dijo...

Oye, ¡vaya par de gemelos!, ¿no?

Y uno a dieta y segregando como el perro de Paulov,...ains.

Abrazos.

X dijo...

No es casualidad que la mujer que va a limpiar a casa de mi abuela los lunes (que no somos ricos), natural de Rumanía, hiciera este mismo plato hace ya un par de años. Y yo que todavía lo recuerdo, desconocía su nombre hasta hoy, pero según iba leyendo me veía devenir el asunto. Sí que estaban buenos, sí.

Su dijo...

Vales pató, no sabía yo tu vena gastronómica rumana. Oye y puestos a rellenar tupper en mi casa todo es bien reciido, bueno incluso un jamón, bueno incluso los huesos del jamón para un caldo...
andadamealgopaquecomaestamanchega!

Su dijo...

...oño...uy perdón que una es una señorita...ya estoy ahorrando para el año que viene, para este no llego...que fantástico!!
ya estamos sacando las cosas de las cajas...jiji, pronto estamos con los webos en marcha

Canela dijo...

Este cogio un huevo,este lo echo en una olla,este lo cocino,este le echo sal...y este periquillo gordo se comio el sarmal.
Bienvenidas sean las artes culinarias de los que llegan a España en busca de nuevos horizontes,añadase una pizca de Peru,una ramita de Ecuador un manojito de Marruecos...sazonese a gusto y sirvase bien caliente.

Bernardo Romero dijo...

Además que es verdad. El futuro del mundo está en las gozosas mezclas que, cada vez con más intensidad, se están produciendo. En realidad, el hombre siempre se mezcló, y enriqueció consecuentemente, pero en ningún otro tiempo ha tenido una capacidad para desplazarse tan eficaz como las que proporcionan los modernos medios de transporte (las pateras son una anécdota). De ahí que las mezclas se estén produciendo con mayor intensidad. Es el signo de los tiempos y lo que hay que hacer es darle la bienvenida, no mostrar un rechazo visceral y por lo tanto alejado del cacumen. Pensemos pues con la cabeza y no con las tripas, que las tenemos para lo que las tenemos, para digerir todo lo que nos enriquece, incluído el sarmale y todo lo que nos venga de fuera y en gana. Un abrazo Canelita pura:
Canela pura, / esa niña que baila. / Canela pura, / salero que derrama / por su cintura.

Canela II dijo...

Ay Bernardo que regalillo de lunes!Entre mi montaña de apuntes da gusto toparse con esa coplilla!

aceitünas y estrellas dijo...

Si el futuro gastronómico está en la mezcla pronto volveremos a la austeridad y sino que le pregunten al alcalde de Vic.
Bernardo saludos desde la vida nómada de una persona de mudanzas,a ver si me establezco.

Bernardo Romero dijo...

Bueno, nosotros seguiremos mezclando y aprendiendo, así nos divertimos más cada día. El que esté estreñido, que se joda. Un abrazo Juan, y a ver si terminamos de una vez y nos tomamos esos vinos en tu nuevo local. Hasta, y que sea, pronto

aceitúnasyestrellas dijo...

No me habia dado cuenta de la foto pero a Miguel Limón lo recuerdo como gran guitarrista de la Playa La Gilda.
Saludos y hasta pronto