domingo, 22 de junio de 2014

Gazpachos, salmorejos y otras sopas frías

Es alucinante. Acabo de cambiar la foto. Me la ha mandado el Julián Blanco, un fotógrafo estupendo ahora metío también a hortelano. Está retocá, y no os imagináis el cambio. Es la misma, pero no es la misma. Genial.

De tanto tener que probar salmorejos absolutamente lamentables, le he cogido una tirria que no os lo podéis ni imaginar. Te invitan a comer y te ponen por delante uno de esos salmorejos hechos en la termomix que son todos iguales. Iguales de malos, quiero decir. Quedamos para comer en casa de uno o de otro, o en el campo o dónde coño sea, y cada cual lleva algo para comer, pues bien, siempre hay un tío que suelta el mismo discurso: "yo la cocina ni la piso, ahora eso sí, hago un salmorejo que es el mejor del mundo". Y nada más terminar de hablar el nota tú estás pensando lo mismo que yo pienso: "tus muertos tos, so mamón, ya has hecho el salmorejo infame de la termomix". Y en efeto, que diría don Mendo, el nota va y te pone por delante un salmorejo lamentable, en cuenco de plástico, con cuchara de plástico y para joder más todavía, con jamón de ese que es como chicle picaíto por encima, que menos mal que viene ya picaíto y tú no tienes que andar masticando. De modo que tragas porque hay que tragar y a tomar por culo la bicicleta.
Pues con el gazpacho pasa algo parecido, aunque en situaciones extremas he tenido que probar algún gazpacho de bote y encima tienes que guardar silencio por educación y por no joderla más bien, pero es que encima te lo jalean: "Es el del cortinglés; buenísimo. Es el mejor. El del maradona también está bien, pero este es mejor, dónde va a parar, mucho mejor". Aro, cojones, es el mejor porque ni tú sabes lo que es un gazpacho ni has comío un gazpacho decente en toda tu puta vida.
En fin, mejor me callo porque me caliento y luego pasa lo que pasa, que nadie me quiere invitar a su casa a comer, o en todo caso me invitan y en cuanto entro por las puertas me ponen un delantal y me dicen que la cocina es por ahí, que al fondo a la izquierda y a la derecha tengo un baño por si tengo que mear. Y que vaya haciendo el arroz que ya están todos. Ya están todos en la terraza pegándole al vino y comentando que hay que ver al Bernardo lo que le gusta la cocina. En fin, lo que les venía diciendo, sus muertos tos.
En fin, vamos a lo que vamos, que nos vamos. Como salmorejo no hay más que uno y aquí servidora se niega a reconocer esas cremas pesadas e insufribles como si de la excelsa sopa fría cordobesa y antequerana, pues le voy a llamar a partir de ahora Emulsión de tomate con aceite de oliva virgen extra, aromatizado con ajo de Aranjuez y perfumado con vinagre de vino blanco del Condado de Huelva, que se hace del siguiente modo: se pelan y se les quitan las pepitas a cuatro o cinco tomates maduros de huerto (como el del Julián Blanco, por ejemplo). Los dichos tomates ya convenientemente troceados se meten en el vaso de la minipimer (nunca termomix, por favor os lo pido) junto a un diente de ajo, su poca de sal (a gusto como es natural y según tensión de los contendientes), vinagre igualmente al gusto, no demasiado pero tampoco demasiado poco, y aceite con generosidad. Se le da al botón para que el rotor vaya lento pero seguro, y a otra cosa mariposa. Sale un salmorejo de buten, os lo juro, palabrita del Niño Jesús, que es uno de mi colegio que da plástica y ha hecho el cartel de las capeas de San Juan este año.
¿El pan?, ¿cómo que el pan? Para qué quieres tú pan alma mía. Tienes hambre, pues entonces te haces un bocadillo de mortadela marca Mina, cojones. De pan, nada de nada. ¿Y el huevo duro y el jamón? Mira, tronco, el jamón me lo pones al lado del vino cuando vaya a tu casa a comer y el delantal y el huevo te los metes por el mismo sitio, a ver si te caben. Coño, joé.
Nota intrascendente porque ya se ve en la foto: Se acompaña tela de bien con cebolleta y pimiento, crudos y crocantes, por encima. De nada.

1 comentario:

El Pincho Moruno dijo...

Y es que cuando arrecia el calor apreciado Bernardo tenemos que tener muy presente lo que yo llamo "adminiculos para pasar un buen verano" y que no nos pueden faltar; a saber:
Un buen abanico, un fresco botijo, una relajante mecedora, un protector sombrero de paja, unas aislantes persianas de esparto, un refrescante lebrillo de gazpacho y una soporífera y reparadora siesta.
¿Como lo ves?