martes, 24 de junio de 2014

Chuletas de cerdo blanco, ¿qué hacer?

El imparable ascenso de los cortes de cerdo ibérico en las cartas de los restaurantes españoles, no hace sino demostrar que esas carnes, ahítas de grasas saludables infiltradas en el músculo, dan unos sabores realmente maravillosos. Pero qué pasó con el cerdo blanco, ¿ha desaparecido? Realmente, no. Todo lo contrario. El consumo de cerdo en la última década ha descendido en España, pero el consumo de ibérico, con la crisis además, se ha desplomado en los últimos años y parece que ahora vuelve a recuperarse lentamente.
El consumo de cerdo blanco no se puede ni comparar con el del ahora tan prestigiado cerdo ibérico. Digamos que el consumo de ibérico en fresco es apenas significativo si se le compara con el consumo de cerdo blanco, pese a lo cual en una encuesta reciente del Observatorio del Porcino (en catalán, como son muy de ahorrar, se le quita el final y ya está: Observatori del Porcí) de la Generalidad catalana, a la pregunta de qué tipo de cerdo consume habitualmente, resulta que se consume en España la mitad de ibérico que de blanco, algo absolutamente irreal. En otra pregunta el consumidor asegura que prefiere siempre el jamón de cerdo ibérico a los demás, pero resulta que la producción de jamones de cerdo blanco en España supera los 30 millones de piezas mientras que las de cerdo ibérico apenas alcanza a 2'5 millones, es decir, ni un 10% siquiera del total. Pero volvamos a lo que comentábamos al principio, al consumo de cerdo que desciende año tras año, aunque levemente, pero de forma constante. Esto ha llevado a los criadores de porcino blanco a realizar una campaña publicitaria, breve pero muy curiosa, con objeto de animar al consumidor a comprar cortes de cerdo blanco, intentando apartar del cerdo blanco esa imagen de carne de mala calidad que, pienso yo, le ha sobrevenido al difundirse las excelencias del cerdo ibérico. La reacción del consumidor ha sido, como suele ocurrir en estos casos, bastante simple: el cerdo ibérico es bueno, luego su contrario, el blanco, es malo. En fin.
Dejo los datos y los análisis para los expertos, y os cuento que yo sí que consumo cerdo blanco. Creo que en fresco más blanco que ibérico, y en embutidos ni os cuento, el que tengo en el frigorífico, desde el fuet hasta las salchichas, desde el lomo en manteca al chopped pork, es todo blanco. Blanco y catalán, que es en esa región española donde se encuentra la mayor industria del porcino, perdón, del porcí, de España, perdón del Estat, que a ellos les da vergüenza o repelús la palabra España, pobrecitos míos, me cago en su toa su puta madre. En fin, seguimos, porque me lío y me tengo que poner a hacer la comida. Bueno, termino y ya está:
Chuletas de cerdo adobadas con sirope de vino tinto.- En la batidora eléctrica ponemos un par de cucharadas, de las de café, de mostaza, una hoja de laurel, un chorreón generoso de vinagre de vino blanco, tomillo y pimienta al gusto de cada cual, un buen chorreón de aceite de oliva, otro de agua y sal. Se bate todo bien y se echa por encima de unas chuletas de cerdo blanco, dejando que maceren toda la mañana. Luego de macerar se sacan, se escurren y se pasan por la plancha un minuto por cada lado. Se ponen en una fuente de horno, se añade un poco del adobo en el que estuvieron toda la mañana y al horno con ellas. Mientras se hacen ponemos en un cazo azúcar moreno y vino tinto. Se le mete caña y se hace un sirope de vino con el que luego regamos y adornamos las chuletas. Ea, hasta luego.

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