martes, 17 de abril de 2012

Cocina para supervivientes (7)

Otra buena, bonita y barata, pero ¡ojito con el picante! Sed moderados. Está a medio caballo entre lo oriental y lo jarambingo, pero sigue las pautas de otros adobos que ya os he recomendado en alguna ocasión. La lechuguita para acompañar, es indispensable, pues aligera el trasiego de tanta contundencia. De modo que pollo con sabor, que es la única manera de tragar estas aves insípidas. Si tuviérais por casualidad un pollo de corral auténtico, entonces iros sin dudar al coq au vin de los franchutes. Yo tengo uno encargado, pero mientras me llega, aquí os llegan estas
Pechugas picantes.- Por la mañanita abrimos las pechugas de pollo realizando un corte por la parte de dentro, las depositamos en un bol y les ponemos sal, pimienta, guindilla molida (cayena por ejemplo), orégano y canela. Manchamos de aceite y añadimos por último salsa de soja. Cubrimos con film transparente y a la nevera. Al mediodía les damos la vuelta a las pechugas, realizando la misma operación: sal, pimienta, cayena, orégano y canela. A la nevera otra vez. Por la noche ya podremos encender el horno (por arriba y por abajo el calor y a doscientos veinte estará bien), y colocamos las pechugas en una bandeja o fuente de horno hasta que las veamos doraditas y apetitosas. Se sirve con una ensalada de brotes tiernos aderezada sólo con limón y una pizca de sal.

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