domingo, 25 de diciembre de 2011

Cocina para supervivientes



Quienes tenemos la fea costumbre de vivir por encima de nuestras posibilidades -origen de todas las crisis que en el mundo han sido-, quiere decirse quienes gastamos siempre un duro más de los que tenemos en el bolsillo, debemos hacer verdaderas filigranas para llegar a fin de mes. El arte del funambulismo consiste fundamentalmente en esto, en transitar por la cuerda sin caer en momento alguno, porque abajo, pueden tener la más completa seguridad, no hay red alguna. Ahora que se junta el fin de mes con lo del año nuevo, la Navidad y todas estas fiestas de guardar menos aún de lo que guardamos habitualmente, que es nada, tenemos ocasión de estar invitados aquí y allí, acá y allá, por lo que para no defraudar las ansias de generosidad desbordante de todos, hay que dejarse llevar. Aunque en algunos momentos, a uno le toque convidar. Para esos casos, con unos gambones congelados y cuatro cosas más, hemos preparado este plato de auténtico lujo.
Wok de gambones en salsa de soja y naranjas con verduritas crocantes.- No me digan que el título no es resultón, como en los restaurantes modernos. Que no ni ná. En fin, dejemos la prosa poética y vamos a hacer estos gambones congelaos con salsa de soja. Se pueden utilizar langostinos, carabineros, brillantes o, como en nuestro caso, que estamos más bien palmaos, gambones congelados en alta mar, o por lo menos eso dicen. En primer lugar los descongelamos, y a continuación tomamos una cebolleta fresca, le cortamos el verde, lo troceamos groseramente y lo echamos en una cazuela. Sobre las hojas verdes de la cebolleta echamos las cabezas de los gambones, sal, pimienta y un poco de perejil. Con el canto de la cuchara de madera vamos rompiendo las cabezas de los gambones o estrujándolas todo lo que podamos, luego añadimos vino blanco, le damos un calentón y añadimos agua. Cubrimos y dejamos que hierva todo a fuego medio, que no tenemos prisas. Cuando reduzca quedará una salsa marrón, pero en todo caso de un bonito color. Pues bien, un par de cucharadas las utilizaremos para la receta, el resto lo podemos congelar para un fondo que tengamos que hacer algún día: un arroz de mariscos, una fideuá o lo que os de la gana. Así que vamos con la receta.
Pelamos los gambones y en un wok bien caliente con un poco de aceite de oliva virgen extra, echamos bastoncitos de pimientos verdes, de cebolleta, de nízcalos ahora que son de temporada y los cogemos gratis en los pinares, y de zanahoria, a gusto de cada cual. Salteamos rápido y durante poco tiempo, añadimos los gambones pelados y damos otra vez tres o cuatro vueltas rápidas, añadimos un chorreón generoso de salsa de soja, el zumo de una naranja, dos cucharadas de la salsa o crema de marisco que hicimos con las cabezas de los gambones, y dejamos que hierva todo junto hasta que la salsa tome un bonito color brillante y espese un poco. Se sirven los langostinos, sacándolos con unas pinzas, y los colocamos en el centro del plato para poner sobre ellos una cucharada de la salsa obtenida, terminando de decorar con unos bastoncitos de verdura.
Genial y divertida, además de que nos ha costado dos duros. Cocina para supervivientes, como dicen mi hermano y mi cuñaaaaao, que siempre que vienen a casa a comer andan preguntándome que dónde están el jamón y las gambas blancas. Y dónde van a estar, pues en casa de todos menos en la mía. Yo, por Navidad, me solidarizo con la Humanidad entera y les dejo el jamón y las gambas a todos los demás. Tengo el resto del año para comer jamón, gambas y lo que me da la gana, que para eso soy pudiente. No tengo un duro, pero eso sí, soy rico y pudiente como el que más.
Abur, que tengan ustedes unas felices fiestas. Con todo el jamón y las gambas que quieran, por supuesto. Aprovéchense de que están a unos precios absolutamente absurdos y luego, el resto del año, podrán contarme lo caras que estaban las gambas en Navidad. Po no lo sabe ya, cohone, po pasa de comprarlas ahora, que dentro de dos días mal contaos van a estar otra vez en su precio. Ten paciencia y solidarizaté con los demás, deja estos precios... digo estas gambas, para los demás, pobrecitos míos. No seas mamón, que estamos en Navidad. Una mijita de solidaridad.

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