domingo, 21 de septiembre de 2014

El chino de Asunción


El primer chino que conocí en mi vida, tanto en persona humana como en restaurante, fue el de la calle Asunción. Creo que era el único que en los setenta había en Sevilla. De vez en cuando íbamos allí a comer, poco porque no había muchas pelas entonces y lo normal era comer bocadillos en el Sindicato del Hambre, platos combinados en Los Feos o lentejas en el Olegario, en Triana. Por supuesto comíamos en casa las más de las veces o en el SEU, que te salía el bono de diez comidas a diecisiete pesetas, creo recordar, a menos de dos pesetas el almuerzo y podías repetir el primero todas las veces que te diera la gana. El segundo, no. El segundo era un filete empanado que no se sabía bien si era pescado o carne. Lo que fuera empanado, eso seguro. El postre también se podía repetir, había cajas de manzanas o de peras a disposición de la distinguida clientela. El agua, igual. Había un grifo en una columna con una pileta abajo y te daban no sólo plato, sino cuchara, tenedor, cuchillo y vaso. Servilleta no recuerdo bien, pero supongo que también. Pero vamos a lo nuestro, al chino y a los chopsueys que nos hincábamos en el chino de Asunción cada vez que podíamos, que ya les digo que podíamos poco. El dinero se empleaba en otras cosas menos prosaicas que en eso de comer. Éramos jóvenes, endiabladamente jóvenes.
El chop suey que nos ponían allí estaba compuesto de verduras casi crudas, carne cortada en tiras y un fondo salado y oscuro absolutamente delicioso. Entonces, yo al menos, no conocía la salsa de soja. Y ahora, ya lo ven, han pasado sólo cuarenta años y tenéis hasta leche de soja en la tienda de la esquina. En fin, tiempos.
Luego supimos que el chop suey es simplemente mezclar cosas, trozos y aderezarlos con lo que sea pero que lo que sea, sea soja. De modo y manera que ayer tenía unos restos de puchero: garbanzos con sus trocitos de zanahoria y patata, alguna brizna de carne y jamón desprendido del hueso tras la larga cocción... Y pensé en hacer ropa vieja. Pero luego cambié de opinión. Estaba solo, con la única compañía de un televisor en el que se sucedían sin solución de continuidad un partido de fútbol detrás de otro. Ya no sabía ni cual estaba viendo. Le quité el caldo a la fiambrera con los restos del puchero y me quedé solo con la parte sólida. Troceé cebolla y pimientos de forma grosera, los salteé en una sartén cuando estaba bien caliente, apenas unos instantes, le añadí los restos del puchero y le di a todo un par de vueltas rápidas, eché salsa de soja -poca, una cucharada sopera apenas- y seguí meneando aquello para que no se pegara. Ya está, Chop suey de verduras y puchero. Genial.
Los partidos aburridos, ya ni me acuerdo de los que vi. Hoy me he duchado, me he afeitado y parece que va a llover. Sigo enfadado, con el mundo y con todo en general. Debe ser generacional. Qué le voy a hacer.

4 comentarios:

Manolo franchute dijo...

Tranqui Bernardo:
Debe ser el color ceniza que tenemos hoy en la atmósfera de Huelva que nos está dejando el humor cenizo. Me temo que el cuerpo nos sigue pidiendo los días veraniegos que no tuvimos en julio y agosto. Me parece que estamos con déficit de sol. Besitos

El Pincho Moruno dijo...

Hasta donde mi memoria llega recuerdo que "el chino de Asunción" era como bien dices un chino que procedia de Hon-Kong que se afinco en Sevilla en los años 50-60, se llamaba Jonnhy (creo) y era sastre. En principio instalo un local donde cosía para los americanos de las bases de Rota y Moron. Posteriormente (años 60) monto un garito de copas entre lo que fue la primera Nova Roma y la tienda de muebles de Simon Loscertales. En este local había un billar que se hizo famoso en el Barrio de los Remedios de aquella época, época de discotecas como Turin y Don Gonzalo de Gonzalo Garcia Pelayo (en Virgen del Valle), epoca del primitivo Sloppy Joes que era una barra americana con sus peleas y PM incluida.
Ya en los 70 se reciclo en uno de los primeros restaurantes chinos que hubo en Sevilla, con dragones en la puerta y cortinillas blancas en las ventanas. Mas tarde Jonnhy se traslado a la calle Santa Fe y monto un peazo restaurante...justo al lado de la Dorada y allí le perdí la pista.
Jonnhy era buen amigo de mi padre que alguna copa se tomo en el billar y alguna vez nos llevo a comer al restaurante de Santa Fe. Incluso le llego a hacer algún traje.

Un abrazo.-

Bernardo Romero dijo...

Vaya memoria histórica la de vuesa merced. Servidor no llegó a Sevilla hasta el 74. Conocí por supuesto el Sloppy Joes pero ya como sitio donde se comían hamburguesas y cosas por el estilo. Oí decir que el dueño venía de la base de Rota. El Don Gonzalo no lo conocí, ni tampoco el billar. Sí que conocí a un hijo del chino que era tela de grande y que hablaba con un acento de Sevilla impecable. Un abrazo don Pincho.

El Pincho Moruno dijo...

Sloppy Joes se fundo en Sevilla en 1962 por Guy que era piloto USA procedente de Viet Nam y fue destinado a Moron junto a su amigo y también piloto Jimmy que monto el Sargento Pepper también en el barrio de los Remedios y a los que tuve la fortuna de conocer personalmente.
En los 60 al Sloppy le llamábamos el "Barrilito" pues la puerta hasta hace poco era como un barril cortado por la mitad.
Te cuento una anecdota:
Años 60 y poco. Entro en el Sloppy el día del Domund a pedir. En el interior suena música soul, luz tenue, ambiente de tabaco y olor a whisky.... de repente me encuentro con un pedazo de negro 4x4 que debia de ser el que apretaba las tuercas del portaaviones y que me mira mu malamente....en ese justo momento me doy cuenta de que estoy pidiendo una limosna para el Domund con una hucha de porcelana que era la cabeza de un negrito.....tierra tragame.
Hoy sigo manteniendo buena amistad con Roberth (hijo de Guy) que junto a su hermano Guy y a su madre Silvia llevan los actuales Sloppys de Sevilla.-

No veas lo que da de si que comieses en el chino en los 70.....Un abrazo.-