jueves, 24 de diciembre de 2009

Felicidades (el Miguelito tenía razón)

Ni receta ni ná, que estoy mu liao. El Miguelito tenía razón, el jamón de ibérico no sólo era desmesurado en cuanto a tamaño (la pata de una mula, decía que era), sino que tenía más tocino que toas las cosas. Además, cuando abrí el horno pa darle la vuelta, tenía un olor algo más que sospechoso. Así que cogí el jamón o pata de mula, lo que fuera, lo llevé al que me lo había vendío, y llamé a Miguelito pa que me ayudara a hacer media docena de pastelas. Aprovechamos el incidente para tomarnos unas birras y unas copitas de manzanilla. Luego llamamos a Pepe Martín para que fuera partícipe de nuestras cuitas y pesares, volvimos a la birra y a la manzanilla, líquidos entre los cuales nadamos como putos peces. Terminamos de hacer las pastelas, volvimos a tomarnos unas birras y unas manzanillas, antes de irnos a la fiesta del Instituto. Fuimos a la fiesta, pero ya no hacía falta que bebiéramos nada, pues a esas alturas estábamos ya algo alicataítos. Tenía, o tengo mejor dicho, un amigo llamado Escolástico, pero que en realidad se llama Carlos, que cuando salíamos de copas por la noche en verano, en Punta, siempre me decía: "Bernardo, a la discoteca hay que ir follao, que las tías tienen un sexto sentido y nos huelen y no se nos acercan". Pues siguiendo esa consigna, a la fiesta fuimos ya alicataítos hasta más o menos el lóbulo o lobanillo de la oreja. Allí nos pusimos ya hasta la coronilla. Creo que al personal les gusto la pastela andalusí, eso creo o espero. Recuerdo que me aplaudieron o algo así, pero también le aplaudieron a Miguelito y él no había hecho nada el hombre, así que creo que le aplaudían a todo el mundo, incluso creo que el nivel etílico del aplaudido tenía que ver con las ovaciones y adhesiones inquebrantables de que fuimos y muchos otros fueron objeto. En fin, que al día siguiente nos tuvimos que ver para contarnos lo mal que estábamos por habernos portado algo así como regular, por lo cual nos fuimos a tomar unas birras y unas cañas de manzanilla. Luego llamamos a Pepe Martín para manifestarle lo mal que lo estábamos pasando y lo mal que el mundo, en general, y la parte de Europa Occidental, en particular, se porta con nosotros. Pepe Martín, de forma elegante y fina, como en él es habitual, nos mandó a tomar por culo, así que no tuvimos más remedio que tomarnos unas birras y unas copitas de manzanilla. Hemos llegado a la conclusión que Perico debe levantar un monumento a la Cruz del Campo y otro a la manzanilla de Sanlúcar, que son mucho más importante que Juan Ramón Jiménez (Juan Jiménez Mantecón, para los de su pueblo), o el nota ese que está a la entrada de Huelva pegándole una patada a un balón, que a mí me parece que es el de Wella Schwarkoff, pero Miguelito dice que no, que ese es uno de su pueblo pero que no se acuerda de cómo se llama, total, que es mejón que le ponga Perico un monumento a la cervecita y otro a la manzanilla, o uno para las dos. Por ejemplo, puede poner a Miguelito sentao encima de un barril de cerveza y a servidor de ustedes de pie con una botella de la del pintor en la diestra y un platito de jamón en la siniestra, que como no somos creyentes pues podemos usar las manos como nos sale de los cojones, y no tenemos por qué usar la siniestra solo para limpiarnos el culo. En fin, que el equipo de gobierno debería tener al menos la cosa de plantearse lo del monumento, que seguro que no desentona nada en una Huelva monumental, innovadora y participativa (17%). Bueno, creo que ya está. Ha pasado el cuarto de hora que faltaba para sacar el pastel de chocolate del horno y no tengo que hacer la espera escribiendo gilipolleces que a nadie le interesan lo más mínimo, así que ahí os quedais. Otro día os cuento lo que pasó, o lo que debería haber pasado en la fiesta, pero no pasó nada porque como todo el mundo nos conoce, pues no pasa nada, simplemente se quitan de enmedio y nos dejan pasar de largo. En fin, que se me va a quemar el pastel del horno y no sé qué coño hago aquí escribiendo tonteras, si a ustedes no les importa nada de si el Miguelito y yo somos afortunados en el amor o no.
Posdata (que es una pista): No nos ha tocado la lotería (Los premios los dejamos para quienes juegan. Somos así de generosos) Condiós.

2 comentarios:

No cogé ventaja, ¡miarma! dijo...

Y quien le ha dicho a usted que no nos interesan sus sucedidos.
Claro que nos interesa y más aún si está tan bien narrado como lo hace vuesencia.
Un abrazo, Bernardo, y una pregunta; ¿que me dices del tiempo para unas migas con arenques?

Bernardo Romero dijo...

Hombre, pues me paso por su blog y le doy alguna pista sobre la temperatura del domingo en Sevilla por la mañana y sobre la manera en que yo creo que deben hacerse unas buenas migas. Hasta ahora mismito.