jueves, 18 de diciembre de 2008

Americano, te recibimos con alegría

La mismísima Lolita Sevilla me llevó un día por la calle Concepción del brazo. Por el camino le evoqué una escena de "Bienvenido mister Marshall" y ella de inmediato me respondió con su magnífica y, a pesar de los años, deliciosa voz: "Americano, te recibimos con alegría..." y todo lo demás. Tengo que reconocer que fue la mar de divertido ir paseando del brazo de semejante personaje y sin necesidad de mp3 ni cuatros. Música en directo y a capella, casi nada.
Bueno, ahora no me acuerdo ya de lo que os iba a contar, o a recetar más bien. Ah, ya... sí, lo que os quería dar era una receta que hice el otro día, a ver si me acuerdo y le pongo todos los perejiles que le puse antier. Ahí van esos
Calamares en salsa americana.- Tomamos unos calamaritos de esos pequeños y deliciosos del Mediterráneo, de estas costas de por aquí o de donde quiera el Señor en su infinita bondad y paciencia que los hayan pescado esos barcos que tenemos dando vueltas por los cuatro mares, o por los cinco, que ya ni me acuerdo cuántos eran. Generalmente vienen del Índico, así que de allí. Pues nada, que cojemos los calamares y les quitamos los rejos para rellenarlos con ellos mismos. Les ponemos un palillito para cerrarlos y se reservan.
En una sartén ponemos un poquito de puerro a sofreir con una hoja de laurel, pimienta recién molida, un par de pimientas de cayena (guindillas de esas chiqueninas), su sal y un cuarto kilo de tomate triturado que irá a la cazuela una vez que el puerro esté medio transparente. Bueno, la verdad es que le pongo también un poquito de azúcar, pero como tengo la tensión alta pues no puedo decirlo para que no se entere mi médico. Continuamos: Cuando el tomate esté casi frito, le añadimos un vaso, de los de agua, de vino oloroso y los calamares que teníamos reservados, tres o cuatro para cada quisque, según tamaño. Ya está. El perejil lo dejamos para el momento de servir, ya que pondremos un bouquet (que bien fino y apetitoso que queda eso) de brotes tiernos a un lado del plato, tres o cuatro calamares con sus colitas apuntando al bouquet y napados con la salsa en la que se han hecho. Por último espolvoreamos perejil picadito muy, pero que muy fino y se acabó, que diría Maria Jiménez, la Pipa, esa cantaora como la copa de un pino que anduvo por Huelva trabajando un tiempo antes de desembocar en lo que es desde su nacimiento, una estrella, como la otra, como la Lolita Sevilla que me canturreaba aquello de "Americano, te recibimos con alegría..." Ay, que tiempos, que mores y que todo lo demás. Queden ustedes con Dios y yo con el diablo.

5 comentarios:

Juan Duque Oliva dijo...

Que gran anecdota y que ricos los calamares.

A mi me pasó con Imperi Argentina en La Carihuela, comiendo una noche de diciembre el el 99, en un restaurante casi vacio de pronto escuché:
Ya viene el día
ya viene mare


Efectivamente era ella.

Un abrazo

Bernardo Romero dijo...

Hombre Juan, saludos de nuevo. Eres un crack, habrás visto el perfil que me dedicó el otro día un paisano tuyo que es otro crack, bueno, pues a mí me pasó otra cosa parecida, pero mejor para mis intereses. Resulta que me invitaron a comer con Rocío Jurado y Ortega Cano en un restorán de Islantilla hará como cosa de siete años más o menos. Entonces estaba yo poniendo trampas por todos lados para camelar a la que hoy es mi novia (cuando la conozcas verás que cosa más linda, más inteligente y más todo lo que quieras...), así que inmediatamente la llamé para quedar con ella a comer. Me costó, pero la convencí y Lola se presentó en el restorán a la hora convenida, que eran diez minutos después de la hora a la que había quedado con mis amigos y, de paso porque yo entonces no los conocía personalmente, con la Jurado y Ortega Cano. Le guardamos un sitio casi al lado de la lamentablemente desaparecida reina de la copla y frente al torero. Cuando la vi entrar en el establecimiento ("El Machaquito"), le hice señas desde la mesa y ella llegó, saludó, me dio un beso y se sentó en el asiento que le ofrecí. Cuando miró alrededor y vió allí al personal, se quedó pasmada y, según me contó después, absolutamente cortada. A los postres, Rocío le cantó a su marido el pasodoble que lleva su nombre. Lo pasamos muy bien y, evidentemente, esa fue una de las trampas, de entre todas las que le puse, que fueron muchas, que tuvo mejores resultados. Y eso que fue sobre la marcha. Saludos y me voy a lo tuyo a ver qué cuentas, que últimamente no paro un momento. Más saludos.

El Pincho Moruno dijo...

Hola a todos.
Ya estoy aqui de nuevo despues de 3000 Kms gastronomicos y todavia estoy un poco fuera de combate por los homenajes realizados, pues ya se sabe: "los excesos de los 20 se pagan a los 30, los de los 30 a los 40 y los de los 40 al dia siguiente", pero ya mismo me pongo al tajo.-

Por cierto buena receta para los calamares. Si tienes oportunidad Bernardo, guisa unos cangrejos de rio con la misma receta.

Saludos.

Juan Duque Oliva dijo...

Vaya anécdota, con Rocío estuve una vez en el Rocío fue un momento pero no lo olvidaré nunca.

Anónimo dijo...

DESDE EL IMPERIO AUSTRO-HUNGARO...
HOLA SEÑOR BERNARDO COMO VEO HAY GENTE QUE SE OCUPA DE ENSALZAR LA GASTRONOMIA ONUBENSE FRENTE AL BOMBARDEO DE OTRAS COSTUMBRES Y CULTURAS GASTRONOMICAS.
HACE UN TIEMPO MANDE UN CARTA AL DIRECTOR DE UN PERIODICO "LOCAL" REIVINDICANDO EL BUEN HACER DE LOS COCINEROS ONUBENSES FRENTE A LO EXTERIOR,YA QUE EN ESTE PERIODICO SOLO EXISTEN CHEFS DE FUERA DE NUESTRA PROVINCIA.
DESDE AQUI QUERIA FELICITARTE POR TU LABOR EN PRO DE LA GASTRONOMIA ONUBENSE Y POR EL GUSTO DE INLCUIR DESTELLOS DEL GRAN BERLANGA EN VUESTROS COMENTARIOS...ME ATRAE VUESTRA COMPLICIDAD ALREDEDOR DE LA GASTRONOMIA ,EL CINE Y LA LITERATURA PERO DEBIDO A MI EDAD 27, Y A MI PROFESION (JEFE DE COCINA Y PROFESOR)NO TENGO TIEMPO PARA COMPARTIR CON NADIE MAS.ME RECUERDA UN POCO EN SUS FORMAS AL GRAN ABRAHAM GARCIA (VIRIDIANA)
UN PLACER Y ENHORABUENA