sábado, 7 de marzo de 2009

90 días de penitencia (33)

Desayuno:
· Café cortao
· Tostada de pan integral con aceite y jamón

Espero que el jamón no altere mi condición de adelgazante in pectore. Desde luego, no paro de hacerle morisquetas cada vez que paso junto a él, pero eso no cuenta en la balanza. En cuanto al pan, integral, pero pan.

Almuerzo:
· Ensalada de champiñones y pimientos con pavo
· Conejo al ajillo
· Vino tinto, procuro que no sean más de dos
· Pan integral
· Una manzana

Se toman cuatro o cinco champiñones que estén enteritos y duros, por supuesto sin atisbo de que se estén abriendo. Se laminan y se les exprime un poco de limón. Tomamos pimiento verde y rojo, de los de asar, y cortamos un trozo de cada uno en juliana, muy fino. Mezclamos pimientos y champiñones con brotes de lechugas de esos que venden en paquetes, que son la mar de buenos, y ponemos la mezcla en la ensaladera. El fiambre de pavo lo enrollamos sobre sí mismo y cortamos en dos o tres trozos cada loncha así enrollada, decorando con ella la ensalada. Y ahora, el aliño, que será una vinagreta normal, con aceite, vinagre, sal y pimienta, pero añadiendo orégano.
Desde que un ministro o algo así, dijo que había que comer conejo para ahorrar no sé qué historias, no comía conejo. Pero ahora, mira tú por donde, no hay carne con menos grasa que la de conejo, más bien no tiene ninguna, así que conejo al ajillo, mira tú que propio. Al conejo previamente troceado y descabezado, por supuesto, (te lo hace el carnicero o lo compras así, que ya viene en bandejas troceado) le pones sal y pimienta y lo rehogas en una cazuela de barro donde tienes aceite bien caliente con tres o cuatro dientes de ajo laminados que acabas de echar antes del conejo. En cuanto la carne empieza a dorarse, se añaden dos pimientas de cayena o guindillas picantes de cualquier tipo, más un vaso, de los de agua, de vino blanco, un par de hojas de laurel, un poco de tomillo y agua que cubra apenas la carne. Ya está. Se observa que la carne está hecha cuando se ve que se desprende del hueso con facilidad. Debe reducirse la salsa para acompañar los trozos de conejo. Al personal le pones más salsa y patatas fritas, para ti, si estás a dieta, lo siento, unos berros al ladito del conejo y con poca salsa.

Merienda:
· Té de Ceylan
· Muffins de chocolate
Desde que los hice el otro día y los regalé, porque en realidad yo no debo meterme mucho con la repostería estando en estado de buena esperanza de adelgazar un poco, no paran de pedirme muffins. Así que hoy otra vez he hecho muffins de chocolate. Uno, por supuesto, ha caído junto al té y el teclado del ordenador, desde donde os escribo por las tardes.

Cena:
· Verduras salteadas
· Borriquete a la espalda
· Regañá
· Dos cervezas, tres vinos blancos
· Un númedo indetedminado, burp, de whiskys

Teatro y cena después. Una mezcla explosiva si la obra no es demasiado entretenida. Así que unas verduritas salteadas pero distintas, muy distintas a las que yo hago, que las hago con mucho menos aceite. En el restaurante donde recalamos Javi, Begoña y servidor, tienen un pescao fresco y seleccionado. Lo traen de Mazagón, de los cuatro marineros que quedan por allí calando la red a lo que caiga. El borriquete es un pescao parecido a la hurta o al mero, pero también al sargo. En Huelva es muy apreciado por quienes buscan los mejores sabores del mar. En el restorán “Terranova” lo preparan a la espalda, y te lo traen ya abierto a la mitad y sin espinas, listo para disfrutar.
Aunque procuro moderarme, no hay remedio. La obra de teatro fue un poco plasta, así que intento recuperarme psicológicamente con un par de cervezas, luego con vino blanco y después con whisquy. Craso error. Esta mañana estoy que no puedo. En fin, la vida, que dicen que es dura.

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