martes, 15 de octubre de 2013

Moraleja del cordero y la hierbabuena

Erase una pata de cordero que no entendía por qué razón no la metían en el horno con una ramita de hierbabuena, como es natural y lógico en latitudes donde no pueden tener la misma hierbabuena que tengo yo en un tiesto. De manera que le dije al cordero, pues no te apures tú, mi alma, y le puse un par ramitas de hierbabuena por encima cuando ya el cordero estaba listo para meterlo en el horno. Al final, todos contentos, la pata con su hierbabuena y yo manducándomela a medias, que no pudimos terminar con ella, pero casi. Moraleja: a veces tenemos las cosas tan cerca que no las vemos, como me ha ocurrido con la hierbabuena.
La mejor receta de Cordero al horno, cuando tiene sobrada calidad, es meterlo en el horno con un cacharro de barro con un poco de agua y sal. Pero eso no quita que alguna que otra vez probemos a ponerle algunas hierbas del campo. Servidor el otro día le puso tomillo y... anda, ahora no me acuerdo... pues eso, otra hierba propia de nuestros campos. Ah, hombre, sí, romero, le puse romero, es verdad. Pues bien, además de eso un chorrito de vino blanco, otro de moscatel, aceite, sal y pimienta y ya está. Ya está hasta que la pata de cordero me dijo lo que me dijo, y entonces yo cogí y le puse dos ramas de hierbabuena por encima. Luego con el horno precalentado a 200ºC la metí, lo bajé a 180ºC y esperé una media hora más o menos para darle la vuelta. Después nada, un poco de los jugos por encima y a esperar tan ricamente a que se viera el hueso bien separado del músculo. Ya está.

lunes, 14 de octubre de 2013

Tiempo de caricos

Los caricos son una alubia propia de los valles montañeses. Estas que aquí os muestro, vienen del Pas, son pasiegas pues. Tierna y con una piel muy fina, generan una auténtica crema en el fondo del plato que no os vais a resistir a pasar el pan por ella. En las últimas décadas el carico ha pasado de ser una alubia que se cultivaba en la práctica para el autoconsumo (se plantaba poco después del maíz y para que se enredara en él), a estar en todos los mercados como un auténtico producto de lujo. Al haberse ampliado en los últimos años su cultivo, se han podido contener los precios de esta brillante alubia, aunque en todo caso no es que sea barata, sino todo lo contrario. Pero merece la pena.
Su nombre parece claro que viene del francés haricot, cosa nada extraña ya que el camino del norte o de la costa que lleva a Santiago, atraviesa toda Cantabria, de este a oeste.
Como en la actualidad hasta se comercializan en algunos afamados centros comerciales, os doy la tradicional preparación de estos deliciosos caricos, las alubias con chorizo de toda la vida, aunque para los que no sois de mucha carne o de poca grasa en la dieta, os puedo asegurar que sin nada los he probado y siguen estando deliciosos. En el proceso de elaboración que os apunto con rapidez (porque tengo que salir, pero ya) os dejo las dos variantes.
En la olla, los caricos, previamente remojados si no son tiernos, media cabeza de ajos, una hoja de laurel y su poquita de sal y agua como es natural. En una sartén y mientras dan el primer hervor las legumbres, cebolla picada fina o rallada mejor, se espera a que esté transparente y se saca del fuego para añadir pimentón. Si se quiere un choricito, pues ale, lo ponéis ahora o callad para siempre. Pues ya está. Se destapa la olla, se añade el refrito de cebolla y a poner algo de agua si hiciera falta. Se deja cocer, ahora a fuego medio o bajo, hasta que los caricos estén tiernos. Ellos solos van generando esa cremita de la que os hablaba antes. Un lujo.