La palabra cálida, en su acepción de cosa agradable, es la que preferimos para traducir al castellano la bagna càuda, que en piamontés viene a significar - según nos cuentan, salsa cálida -. Es una salsa caliente, pero sobre todo es símbolo de hospitalidad, de reunión familiar, de gente que viene de la dura labor de la vendimia o de la siega y se reúnen alrededor de un cacharro de barro en el que se mantiene caliente y apetitosa esta salsa de ajo y anchoas que nosotros hemos versionado para acompañar unos champiñones y escalfar en ellos un par de huevos.
Si un alimento energético y completo era esto de mojar verduras y pan en bagna càuda para los campesinos piamonteses del siglo XIX, pues ya se podrán imaginar lo que es para nosotros si la completamos con huevos y champiñones. Una barbaridad, luego para los que aún no estando a dieta, tenemos que moderarnos, se tratará de un plato único estos
Champiñones con huevos en bagna càuda (4 personas).- En un cacito ponemos cinco dientes de ajo laminados a cocer en leche que los cubra suficientemente, como medio vaso. Esto se hará a fuego lento, de manera que los ajos se vayan poniendo blanditos y extendiendo su aroma a la leche. A los cinco minutos, se añadirán cinco o seis anchoas con un chorreón del aceite de la lata. Se moverá suavemente con una cuchara de madera y sin subir el fuego, que deberá permanecer a fuego lento. Cuando las anchoas desparezcan, se añade nata líquida para terminar de ligar una crema que tendrá un colorcito algo marrón y muy agradable. Esta especie de bagna cáuda, que no lo es exactamente (podéis buscar la receta auténtica tanto en su versión argentina, a donde emigraron muchos piamonteses, y que hacen con leche, más parecida a lo que yo os ofrezco aquí; o directamente la de esa región italiana, que parece ser que usaba originalmente aceite de nuez).
Pues bien, tenemos nuestra particular bagna cáuda reservada y procedemos a poner en una sartén amplia (deberán caber luego cuatro huevos) algo de aceite, poco, y unos champiñones bien limpios y laminados (si tenemos gurumelos, ya ni os cuento como sale este invento). Cuando los champiñones empiezan a cambiar de calor, pero antes de que se hagan demasiado, echamos cuatro huevos y tapamos la sartén. Al minuto y medio destapamos la sartén y regamos los huevos y champiñones con la bagna càuda que teníamos reservada. Volvemos a tapar la sartén y esperamos un instante a que los huevos estén todo lo cuajado que queramos, aunque yo recomendaría que se dejara yema para mojar, es decir que no la cuajéis demasiado, pues os perdéis lo mejor. Picarle un poquito de perejil por encima, serviría para refrescar el plato, tanto en lo que se refiere a textura como al delicioso aroma del perejil recién picado. Pero en fin, vosotros lo hacéis como os plazca, con perejil o sin perejil.
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