Nota al margen: Me va pareciendo a mí que esto de la dieta se va a ir a la gran puñeta. No es por nada. Bueno, ya podéis comprobar que he cambiado la foto. Esta me la hizo Moi, un fotógrafo excepcional. Tengo un enlace a su web en la sección "Amigos", por ahí por la derecha.
Desayuno
- Café cortao
- Tostada con aceite
En el ambigú del Instituto. Café, tostada y conversación. Celes, mi asesor para ciáticas y lumbalgias, que de tanta ayuda me sirvió cuando estaba bien jodido, me paga el desayuno. Luego si me quejo, será por vicio. Ah, y Marga me regala una sonrisa. Miel sobre hojuelas.
Almuerzo
- Ensalada de tomate y naranja de don Juan López
- Chocos (sepias) con guisantes
- Pan de masa dura
- Vino tinto
A veces como sin pan y entonces o lo pongo o no pongo nada, que no sé si os habéis fijado en ese detalle. Hoy como un poco de una rosca de pan de masa dura que ha comprao mi hermano… hum… qué rico está el pan. Pero está prohibido. El vino también debería estar prohibido, pero una cosa es comer sin pan y otra muy distinta comer sin vino, que no creo que sea de personas decentes. La ensalada es la misma de ayer por la noche, que mi hermano no comió en casa y la quería probar por que le dijeron que estaba muy buena. Los chocos con guisantes no sé si os habré contao cómo se hacen. En principio es plato tradicional onubense, mucho más popular que los chocos con habas, que son una modernez que se ha impuesto hasta el punto de que el personal mayormente piensa que es plato de Huelva de toda la vida, pero en los recetarios antiguos que he podido estudiar y analizar, no aparecen los chocos con habas. Después de la guerra, y sobre todo a raíz de la aparición de los chocos con habas en el primer viaje andaluz de Camilo José Cela, se empiezan a considerar un plato de Huelva, pero es plato levantisco, es decir, que lo trajeron los inmigrantes del litoral levantino: Murcia, Valencia, Cataluña y Almería sobre todo, que se instalan en el litoral de Huelva (Isla Cristina, Punta del Moral, El Rompido y Punta Umbría) en sucesivas oleadas. Los chocos con guisantes, sí que estaban en los primeros recetarios elaborados por cocineras y familias onubenses desde mucho antes de la aparición de los magníficos chocos con habas, que no tengo nada en contra de ellos. En todo caso, os cuento cómo se pueden hacer: Refrito de ajos, cebolla y pimiento, para cuando está la cebolla pochada añadir los chocos. Se les da un hervor, se les pone sal, pimienta y azafrán, y cuando cambian de color se añaden los guisantes, un poco de perejil picado y agua hasta cubrir el conjunto. Esperar pacientemente, a fuego medio y con la olla destapada, a que los guisantes estén arrugaditos, los chocos tiernos y el agua se haya convertido en una deliciosa y breve salsita.
Merienda
- Té con música
"A sailboat in the moonlight”, en la voz ya deliciosamente rota de Billie Holiday. Aunque en los últimos años de su vida Lady Day fue vetada en los clubes de Nueva York, temas como este redimieron a la ciudad que no la amó. La víctima perdonó a sus verdugos. Alguien debería recordar hoy que la gran dama del swing cantó, en otros tiempos más difíciles, temas como aquél que decía que colgaban extraños frutos en los árboles sureños. Una vida breve pero intensa, trufada de narcóticos y alcohol que le permitieron vivir alejada de las miserias que provoca la mediocridad. Una heroína todavía viva en el alma misma del Bronx, su barrio, su vida, su color (ya muy cambiadito, como es natural).
Cena
- Ensalada mexicana
- Lomo de ibérico con chimichurri
- Vino tinto
- Pan de masa dura
- Yogur 0% grasas con trocitos de fruta
Un poquito de pan de masa dura y un vasito de vino solamente.
De postre uno de esos yogures con nada de grasa y trocitos de piña. En esta ocasión me ha tocado… tachán tachán… ¡piña!