Cuchillo bien afilado y de hoja ancha es fundamental para un buen corte, el inicio de una buena fritura de pámpano.
Es palabra esta que dejé de ver escrita desde que cerró el TBO, poco más o menos. El pámpano, sin la nota musical por delante, también dejé de oírlo desde que el amigacho cerró el Jamón, un bar de pescado, como su nombre no indicaba, que estaba situado frente al muelle pesquero de Punta Umbría. Era uno de mis preferidos y ahora sigue siéndolo, aunque ya no es aquel pescado modesto y barato, sino que alcanza a ser un lujo si se usa su denominación anglosajona, pez mantequilla, que es como me lo he encontrado alguna que otra vez en las cartas de algunos bares y restaurantes. Lo cierto y verdad es que el blue butterfish como le llaman los americanos del norte, o el pámpano, como se le ha llamado por aquí toda la vida, está ahora muy presente en el mercado. Ayer compré uno en la pescadería de Juan, la del barrio, e intenté freírlo tal como lo hacían en el Jamón. Creo que chispa más o menos lo he conseguido.
Pámpanos fritos
ingredientes:
pámpano
harina
aceite
sal
elaboración:
limpiar y cortar el pescado, pasarlo por harina normal, de trigo (lo de la harina de pescado no lo entiendo, pues sale mejor con harina normal y creo que es un poco historieta derivada de cuándo no había harina de calidad como hoy). Poner suficiente aceite (tiene que poder sumergirse el pescado) a calentar y cuando tenga la temperatura adecuada, justo cuando va a empezar a desprender los primeros humillos azulados, se echa el pescado con cuidado y no demasiado a la vez para que no baje la temperatura. Esperar a que el pescado por sí solo avise de que ya está listo, lo cual hace ofreciendo un bonito color dorado y saliendo a flote en el aceite. Se va colocando en el plato en el que se vaya a servir, poniéndole un poco de sal. Ya está.
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