En la imagen aparecen dos, una medianita y recién abierta, y otra muy pequeñita que estaba al lado y también cayó. Con una tana, o con dos, se pueden hacer multitud de cosas, y todas buenas. Habré dicho un millón de veces, o dos, que las setas son auténticos comodines en la cocina, las podemos emplear para lo que queramos. En este caso y cómo sólo tenía estas dos y otras dos más que tengo guardaditas en la nevera, pues he hecho una ensalada cuya receta simple como ella sola, os dejo a continuación.
Ensalada de amanita cesárea (tana u oronja, como le dicen por ahí).- Limpiar bien de tierra las setas y cortarlas finas, pero no demasiado, con cuchillo mejor que con mandolina, y por supuesto mucho mejor que con una bandolina, porque lo único que conseguiréis es romper la bandolina y espachurrar las tanas. Bien, sigamos. Una vez laminadas disponer en el plato o ensaladera un fondo de lechuga picada en juliana, pero en todo caso muy escaso ese fondo. Sobre la lechuga finísima como ella sola, se pondrán las láminas de los césares como en la imagen superior o como os de la real gana. Sal, casi nada por supuesto, pimienta, poquísimo perejil y apretar medio limón encima, que salpique pero que no chorree. Iluminar con un hilo de aceite de oliva virgen extra de arbequina si puede ser. Se acabó.
Nota para la gente de por aquí: Hoy estaban más caras que ayer en la plaza de abastos, a 23 euros, pero muy lejos de los precios que alcanzan en la Francia del holandés o en la Italia del caballero aquél que están que no saben si guardarlo o no un tiempecito en la trena. O en Suiza, aunque en Suiza, como tienen todo el parné con el que metódicamente se saquea a todos los países del mundo, pues pueden comprar lo que les salga de los huevos. Huevos suizos, por supuesto. Os iba a decir otra cosa, pero se me ha olvidao. Es igual. Condieu troncos.
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