En fin, que camino del veganismo voy, aunque dentro de un orden. Estas orejitas que hoy os traigo, son de cerdos criados en montanera, cerca de la raya de Portugal, para la parte del Andévalo, en las dehesas que avisan de lo cerca que están las últimas estribaciones por poniente de la Sierra Morena. Cerdos ibéricos con charcos para refrescarse y que comen bellotas o lo que encuentren por el suelo, que ahí está la diferencia. En fin. Ahí vamos con estas
Orejas con setas
ingredientes:
- orejas
- setas
- cebolla
- ajo
- aceite
- pimiento rojo
- tomate
- zanahoria
- pimentón
- tomillo
- orégano
- laurel
- guindilla
- azafrán
- clavo
- vino blanco
- pimienta
- sal
Os voy a decir cómo las hago, pero vosotros a vuestro bolo. Prefiero dar una cocción previa a las orejas, como veinte minutos en la olla express, una vez estén bien lavadas y limpias. Luego las aparto mientras voy preparando todo lo que va a ir en la olla. Es decir, corto una cebolla mediana en brunoise, tres o cuatro dientes de ajo también picados, un tomate que esté maduro, sin piel ni pepitas, un pimiento rojo también en cuadraditos, una zanahoria igualmente troceada, y lo pongo todo en la olla sobre un fondo de buen aceite de oliva, una lámina solamente.
Ya las orejas estarán templaditas, así que las -solo- parto en dos trozos y las meto en la olla, añado tomillo, orégano, una hoja de laurel, pimentón del dulce o mejor del picante, según lo que os apetezca, una guindilla o dos si son pequeñas (a mí al menos me gustan picantes las orejas), un clavo de olor, azafrán majado con un poco de sal, un poco más de sal como es natural y pimienta. Cubro con vino, añado un poco más de agua y al fuego. Veinte minutos después, saco del fuego la olla, la destapo cuando pueda y a esperar.
El guiso, que no os lo he dicho, es mejor hacerlo de un día para otro.
Bien, ya está tibio o frío el contenido de la olla, pues tranquilamente saco los trozos de oreja -por eso solo las corté en dos trozos grandes- y a todo lo que queda en la olla le meto la minipimer. Trituro todo bien triturado (sale mejor en el pasapurés, por lo del color) y de nuevo el fuego, añadiendo por fin las orejas que ahora sí hemos terminado de trocear, y las setas. Probamos, vemos cómo va de sal y de pimienta, y sanseacabó.
Se puede acompañar de patatas panaderas o de patatas chips, toda la gama de patatas fritas son aptas para estas oreilles aux champignons. Pero lo mejor es un trozo de pan casero, como los que cantaba Camarón: Nelolivariiiito, niñaaa teespero. / Cooonun jarro de viiino y un pan caaasero. Qué grande Camarón. Don José Monge Cruz. Va pa treinta años que murió, parece mentira. Decía Ricardo Pachón que cuando estaban grabando La leyenda del tiempo, el de la isla de San Fernando le decía que no entendía esas letras tan raras (nadie puede abrir semillas en el corazón del sueño). Y Pachón, le decía, no te preocupes, tú las cantas y ya está. Luego cuando las escuchas en su voz, te dices que a lo mejor ni el mismo Federico García Lorca (otra alma sensible e inmortal) entendió esas letras mejor que Camarón, que las lanzó al aire desde esa alma de artista tan grande que tenía. Qué grande Camarón. Casi treinta años. Parece mentira.
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