El guacamole es una salsa elaborada con aguacate y tomate en iguales proporciones por unidad, quiere decirse que se utiliza -para hacer en casa, pondremos poco- un aguacate no demasiado maduro y un tomate maduro, pero no demasiado pasado. Se pica un trozo de cebolla, como una cucharada sopera de cebolla picada, un par de chiles jalapeños -los venden en bote hasta en la tienda de la esquina- o un par de guindillas de cayena abiertas y quitadas las simientes. Seguimos, se añade el zumo de medio límón, sal, culantro -o cilantro si sois extraterrestres- y creo que ya está. A ver, a ver... sí, bueno, no, que falta el aceite. Sí, un chorro de aceite y ya está. Yo lo hago en la picadora muliné un dos tres, pero lo podéis hacer como más coraje os dé. En teoría los mejicanos utilizan un mortero o almirez al que llaman molcajete, que lo hacen con piedra volcánica porosa, y abominan de utilizar artilugios mecánicos porque lo que se termina haciendo es una pasta. Y tienen razón, lo que ocurre es que no conocen los milagros y destrezas de la batidora muliné un dos tres, que deberéis utilizar con mesura, es decir, procurando no hacer una pasta, sino una mezcla más o menos como la que aparece en la foto que veis ahí arriba.
Bueno, la sugerencia es acompañar con guacamole unos choquitos asados, o hervidos con laurel, sal y un chorreón de vinagre. Ni os lo imagináis. Ahora que viene el verano, lo podéis poner como entrante y a disfrutar. De nada, troncos.
1 comentario:
Querido Bernardo:
Ya me conoces: a mi me das el aguacate con gambas, y un buen pegotón de mayonesa al lado.El bote de chiles picantes lo dejo en la estantería de la tienda para cuando lo necesites tú.
Besitos
Publicar un comentario