El nombre, y la confusión, son simples. En italiano la diferencia entre las palabras roja y rusa es de una sola letra: rossa y russa. Por lo tanto no es menester explicar que de l'insalata rossa a l'insalata russa sólo hay un paso, y pequeño además.
Hace ya bastantes años conocí a una italiana, ya mayor, que era una señora algo disparatada y muy divertida. Ella fue quien me hizo ver el origen del nombre con el que tanto allí como aquí se conoce a la ensaladilla que se elabora con remolacha, quiere decirse de aquella que al mezclar los ingredientes adquiere una tonalidad roja y que consecuentemente lleva ese nombre. Aquí, ensaladilla rusa, porque la dicha preparación alcanzó a nuestro país con la confusión incorporada. El caso es que lo de la ensaladilla rusa ya se aplica a todas las ensaladillas, por mucho que no todas sean iguales, esta que aquí os traigo hoy es una auténtica, o por lo menos intento seguir la receta tradicional italiana, de la ensalada o ensaladilla rusa. De modo que por mucho que el señor Olivier la popularizara en Moscú a mediados del siglo XIX, ya existía esta popular ensaladilla roja o rusa, o nacional, como se anunciaba en los bares españoles de la posguerra y no hace falta explicar nada más. Vamos con la receta y mantenemos el nombre con el que se la conoce.
Ensaladilla rusa
ingredientes:
- patata
- zanahoria
- remolacha
- guisantes
- aceitunas
- alcaparras
- pepinillos en vinagre
- huevo
- (pero también espárragos, habitas, o lo que queráis)
- bonito o atún en aceite (mejor de girasol que de oliva)
- vinagre
- mahonesa
- cebollino y pimentón para decorar (opcional)
Pues nada, se cuecen las verduras y raíces que a cada cual le apetezcan, pero claro, si queremos que sea roja, la remolacha es fundamental. Picamos todo relativamente fino y añadimos sal y unas gotas de vinagre. Removemos y con un molde damos una bonita forma. Se cubre de mahonesa muy ligera (a la mahonesa que hagamos se le añade agua poco a poco y se va meneando hasta lograr el punto deseado). Si hacemos la mahonesa con aceite de oliva tendrá un sabor muy poderoso que cubrirá al resto de los protagonistas, luego con aceite de girasol quedará más equilibrado el plato.
Ea, pues ya está. Se pone un poco de bonito o atún, también a ser posible conservado en aceite de girasol, en todo lo alto y adornamos con un hilo de pimentón y un poco de cebollino muy picadito.
Si la presentamos de este modo, el que se la vaya a comer, al mezclarlo todo, verá como se torno roja la ensalada.
C'est fini, condieu.
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