Tengo un recuerdo de mi infancia que, obviamente, adjunto a estos calores que nos están llegando tan de sopetón. Se trata de una ensalada de pimiento, pepino, cebolleta y lechuga que se aliñaban con aceite, vinagre y sal para presentarla en la mesa en un cuenco enorme, un lebrillo de barro, inundada totalmente de agua helada. De aquellos barreños mi padre, que en paz descanse, se trajinaba la mitad, pues era sopa fría muy propia de su pueblo, Silos de Calañas o la Zarza que de ambas maneras se llama a esa retirada localidad andevaleña que todo el mundo, para no liarse supongo, ha denominado siempre y simplemente La Mina. Hoy traigo una variante que incorpora el ajo, aproximando esta sopa fría a los gazpachos extremeños, con los que sin duda está emparentado esta manera tan rica de enfrentarse a los rigores del verano. He aquí, pues un refrescante
Gazpacho verde.- Se maja un diente de ajo con sal en el mortero, y una vez bien majado, se pone en una batidora eléctrica junto a un chorreón generoso del mejor aceite de oliva virgen extra que tengamos en casa, más un chorreón más comedido, como es natural, de vinagre de vino del Condado y medio vaso de agua del grifo (o de Solares, que también sólo sabe a agua). Le damos caña a la minipime (termina en ere, pero para esta receta no nos hace falta la dicha letra) y reservamos. En un cuenco grande, que ya lebrillos de barro no hay en las casas pero si que hay cuencos grandes, que viene a ser lo mismo pero más fino, ponemos pimiento verde cortado en aros, pepino cortado en rodajas finas, lechuga y cebolleta, todo cortado teniendo en cuenta lo que estamos haciendo. Regamos todo por encima con lo que tenemos en el vaso de la batidora eléctrica y a continuación añadimos agua helada para servir enseguida espolvoreada la superficie con culantro recién cortado si se tuviere. Se deberá comer enterita esta sopa fresca de verano que he adaptado un poco al gazpacho de aquí más arriba. Desde luego, comer, lo que se dice comer, se deja. Está fresquita y sirve para iniciar una comida cuando uno viene acalorao del culantrerillo, también llamado tajo, curre o currelo, entre otras variadas y sabias maneras como se denomina al castigo de Dios. Por cierto, os acordais de la copla esa del Silvio que decía: "Somos víctimas propicias de una antigua maldición: / Hemos de ganar el pan con el propio sudor. / Menos mal que aqui en Sevilla, /la vida tengo ganada, / porque con tanto calor /sudo aunque no haga nada". Qué grande el Silvio. El otro día le puse a los niños en clase un video del Youtube en el que aparece con los Sacramento cantando el "Marguerita, Margueró" y alucinaban en colores. De la profundidad y el sabor de la canción, absolutamente mediterránea, no se dieron cuenta, pero de la tajá que tenía el Silvio en el escenario, sí que se dieron cuenta los notas. Bueno, os dejo, que me voy al picú a poner una placa del más grande roquero que ha habido en España para disfrute de los habitantes de este sufrido rincón suroccidental y poco más. Hasta luego, troncos.
9 comentarios:
Se va agradeciendo, maestro uf. Vaya tela el termómetro.
Liquido mucho liquido para super-hidrarse.
Mañana dosis de sopa fría.
En cuanto al gran Silvio Fernandez Melgarejo, recuerdo una entrevista que le preguntan:
- ¿Se cuentan muchas cosas sobre tí que no son verdad, Silvio?
- Mu pocas.
Grande.
Supersaludos, maestro.
De Silvio me pongo a hablar y no paro. Pasaba muchas temporadas en Huelva, en los chiringuitos de La Canaleta (yo tenía El Príncipe Lila, que lo cerró la policía en el 75) y otro que la gente le llamaba La Cuadra y que se abrió antes de que estuviera terminado por la presión de la basca. En La Botavara, un pub o bar de copas que tuve en Punta, entraba mucho y por supuesto siempre tenía barra libre. Compré el disco "Storie d'amore" de Nicola di Bari para ponérselo cuando iba por allí. Le encantaba y tenía un tema suyo que lo bordaba: Anna perché. Era un artista, bailaba como nadie, con elegancia y naturalidad, con ese estilo tan perfecto que tienen los que hacen las cosas como si no las estuvieran haciendo. Recuerdo que un día cogió una escoba y se puso a bailar ante la admiración general, que le hizo un corro para vitorearlo y aplaudirle a rabiar. Le conocí a principios de los setenta en El Casinillo del Museo y después frecuenté el bar que puso su compadre el barbero en Los Remedios. También su época más chunga, después de separarse y quedarse sin un duro, con una gabardina pidiendo perras por el Barrio de Santa Cruz para rellenar la botella que llevaba en el bolsillo con vino peleón. Como todos los grandes héroes (quienes son hijos de un dios y un mortal), transitaba a sus anchas entre la épica y la tragedia. Ya no está aquí, pero nos queda su música. Nosotros al menos tuvimos la suerte de conocerle, de verle y oírle cantar rocanrol como muy pocos lo han hecho antes (Elvis, la Joplin, Morrison...). En el resto de España apenas lo llegaron a conocer unos pocos, sobre todo gente del mundo del rocanrol. A mediados de los setenta empezaron a poner musicales de cierta calidad en la tve y de vez en cuando anunciaban que a la semana siguiente tendrían a Silvio en el programa, pero luego no aparecía por Madrid para grabar. Una vez si fue, pero estaba tan borracho que dio todo un espectáculo pero no de rocanrol precisamente. No recuerdo como se llamaba el programa, pero le idolatraban. En Madrid por aquél entonces, a quienes subíamos del sur, nos preguntaban por un tal Silvio, que cómo era, que qué cantaba y que cuándo iba a tocar por allí. Contábamos cómo era y no se lo creían, je, je. Recuerdo una entrevista que le hizo creo recordar que el Loco de la Colina, en la que reconocía que la fama le perseguía, pero que él corría más. Un crack. Ahora está sentado a la diestra del cielo, susurrando canciones de amor y bebiendo su copita de coñac, en un bar que es chino pero que no era chino, sino que era el ABC, cerca de su casa en Los Remedios, donde trabajaba un tío que era chino. Ya te digo, un crack. Por él soy un poco sevillista, qué se le va a hacer, verdes campos de mia California, verde césped del Sánchez Pizjuán, verde quiero ver a toda España y hasta a la Real de Sociedad. En Trigueros, en el bar del Ofi, cuando sacan las guitarras y se echan unos cantecitos, siempre sale alguna canción del Silvio que canta todo el mundo. En La Alameda hay un bar para los silvianos, y el barbero guarda todas sus corbatas... Bueno, Super, no te doy más la tabarra, pero es que los viejos nos ponemos a contar batallitas y no paramos. Cuando comamos juntos un día te cuento unas cuantas y no vas a tener más remedio que aguantarme, je, je, je. Hasta luego.
Ojú Bernardo, esto suena una harta de bien.
Tengo pensado comerme el sábado con unos amigos un asadillo del que explicaste hace unos días, lo haré a tu salud.
Como el sábado me me pondré hasta la corcha este gazpacho verde me parece que me vendrá de miedo pa compensar el domingo.
Silvio era el único "palangana" que me caía bien, claro está en el apartado futbol, pues tengo gracias a Dios muy buenos amigos sevillistas.
Perdona que use tu espacio pero es que me ha dado mucha alegría ver por aquí Superchoco, he estado en la taberna del Moe y pensaba que el choco que había hecho con papas era el Super por la buena pinta que tenía.
Un abrazo a los dos, a ti y Superchoco
Ustedes sois de los barrios buenos de Huelva, no??? jajajaja, mira que hablais bien, o es que es mas la voz de la experiencia???
En cuanto a la receta, Bernardo, perdoname por no decirte nada, pero nada mas leer ajos como que no...despues de haber estado dos dias con una gastroenteritis de esas tipicas de Huelva, de esas cuando la gente dice, "hay andancio" o algo asi es, no??? pues chico no estoy yo para muchos ajos ni pimientos.
Y otra cosa...tus alumnos se lo pasaran pipa teniendote de profe con tanto video del youtube, no???
Un maestro asi me hubiera venio a mi bien pa mi hija y no "el Don Miguel de los coj..."
Bueno, voy a la sauna...que diga a la cama, a ver si pegamos ojo esta noche.
Un saludito
Mi padre era aficionado a preparar lo que él llamaba una ensalada con caldo. En realidad lo que hacía -y hago yo, que he heredado la costumbre- era cortar una lechuga muy fina muy fina, y aliñarla con sal, vinagre y aceite, pero un poco más fuerte de lo normal ya que después le ponía agua muy fresquita. Además luego le ponía -y le pongo- hojas de culantro -ingrediente fundamental- muy picado; ésta es una de mis guerras familiares, pues soy el único al que le gusta y no quieren que se lo ponga. Por supuesto se toma con cuchara sopera.
A veces, en invierno, apetece y no hay culantro en las tiendas. Para remediar el asunto se majan en un mortero unas semillas con sal. Yo suelo hacer el aliño en el mismo mortero y dejo que se aromatice con culantro antes de añadirlo a la ensalada.
Del Silvio sólo puedo hablar de oídas, maestro,...debe ser cosa de la edad, pero de la Botavara tengo muy buenos recuerdos.
Abrazo fresquito.
Maestro Bernardo:
No le quepa duda que las historias con Silvio me las va a contar personalmente.
Allá por el 87 cayó en mis manos el "Fantasía occidental" y...cambió mi manera de entender el rock and roll.
Supersaludos, maestro.
pué a mi también me ha encantado tu blog!! felicidades...
un abrazo.. ( te visitareem muy muho, jeje)
Todo muy frio! Si, señor!
Aqui también aprieta la calor y lo que apetece son estas sopas frias , tengan el nombre que tengan.. gracias por las recetas tanto en tu Post como en comments!!
Y Tabbuleh! también apetece ¿verdad?
Un abrazo para tí y tus Invitad@s!
¡Ay Bernardo, qué fallo no haber llegado a tiempo a la tertulia sobre el gran Silvio! Qué buena música se hizo en Sevilla en ese tiempo.
Eso sí, yo no me habría hecho palangana ni por Silvio ni por todo el oro del mundo ;).
Mira si era grande que le regaló al Betis la mejor canción que ha tenido nunca.
Un beso Bernardo.
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