lunes, 4 de mayo de 2009

La posguerra y los rusos

Creían los comunistas que las contradicciones llevarían al régimen tiránico del general Franco a caer y que acto seguido los soviets se instalarían en todos y cada uno de los pueblos de España. No fue así; y la decepción fue mayor cuando al fin llegaron los rusos y para estupor de los camaradas, se pusieron a jugar a la pelota, según chascarrillo que circuló por aquellos años setenta en el que una dictadura de medio pelo aparcaba definitivamente los tiempos autárquicos para abrirse al exterior, permitiendo la inversión extranjera, abriendo bases yanquis y, cómo no, invitando a la comunidad internacional a jugar al fútbol, organizando como es sabido un campeonato europeo en el que la que hoy llaman, curiosamente, "La Roja" pero a la que en aquellos aciagos años se denominaba más comun y patrioticamente"La furia española", acabó ganando el torneo con el celebérrimo gol de Marcelino.
Así que para una vez que venían, los rusos no tuvieron otra ocurrencia que ponerse a jugar al fútbol. Pero hubo más rusos en aquellos años sesenta e incluso antes. Sin ir más lejos, aquí se aceptó el llamar a la insalate rossa de los italianos, ensaladilla rusa, tal como antes le habían trocado el nombre en la mismísima Italia debido al parecido de las palabras roja y rusa, en italiano rossa y russa. Además de esta manera de hacer la ensaladilla con remolacha, tintada de rojo por lo tanto y de ahí el nombre, se imitó tambuién la costumbre centroeuropea, norteafricana y de todo lugar conocido, de picar la carne de peor calidad para conseguir hacer filetes que se pudieran masticar y disfrutar. Así en todo el magreb toman la carne de cordero, de corderos pasados de añitos, y la pican para hacer las keftas, aliñando la carne picada con distintas especias, cebolla rallada y otras hierbas (ver en el blog la receta de las "trianeras del Moe", inspiradas en los keftas). En Alemania se recogió la tradición tártara de picar o triturar la carne para comerla con mayor facilidad, pero en la antigua Roma ya existía la costumbre de picar las carnes más fibrosas y grasientas para facilitar su ingesta, aliñándola con piñones, garum y vino. A estos filetes tártaros o steak tartar, se les llamaron rusos en España por aquello, digo yo, de que suena mejor llamarles filetes rusos que filetes tártaros, de pronunciación más ametralleteante. Pero al fin y al cabo, rusos son los tártaros y filetes con estos como fueron los que se empezaron a hacer en el Imperio, quiero decir en los Estados Unidos, a finales del XIX, cuando la marinería alemana llevó la costumbre de picar la carne y adobarla con lo que fuera a ese entonces joven y prometedor país que devoraba una carne procedentes de esas vacas viejas y roñosas que guiaban los cowboys desde las praderas de los estados del centro y sur del país, hasta el gran centro de distríbución cárnica que fue Chicago. De ahí es fácil colegir que la marinería procedente de Hamburgo le rogara a sus patrones en las casas de comida y hospederías de las ciudades litorales del norte, que le picaran la carne por respeto y consideración a las pocas muelas que las caries les habían dejado sanas y salvas en la boca a quienes en aquellos atribulados tiempos debían luchar contra las mareas ycontra el escorbuto en tan peligrosas singladuras por la mar atlántica. De llamar a esta manera de presentar la carne más civilizadamente Hamburguer steak a dejarlo solo en hamburguesas, va un pequeñísimo paso. De llamar a los filetes tártaros, filetes rusos, va otro igual de pequeñito. Ellos son imperio, y nosotros no, luego quienes han importado esta como otras innumerables costumbres al planeta que dominan aún hoy, se impusieron en la extensión de este concepto de comida rápida y fácil por todo el mundo. En España, nos quedó de después de la guerra, en tiempos en que era menester picar la carne para poder comerla, estos filetes rusos que generalmente nos presentaban nadando en una salsa de tomate con mucha cebolla, y que por cierto en cada casa preparaban de una manera. Por eso, la que vamos a presentar hoy aquí, no es más que una de entre muchas maneras de preparar unos deliciosos y divertidos
Filetes rusos.- En un cuenco capaz, se mezclará medio kilo de carne picada de ternera con un par de huevos crudos, la miga de un bollo de pan mojada en leche, dos dientes de ajo muy picaditos, perejil también muy picado, pimienta en polvo y sal. Esto se amasa, se hacen bolas y se aplastan antes de llevarlas a la plancha. Ya está. Aunque a esto le pueden añadir ustedes lo que les plazca, desde mostaza a jengibre en polvo, a una crema de champiñones o cebolla rallada, algo muy recomendable ya que determina un resultado final más suave y delicioso.
Los filetes rusos se pasan por la plancha o por la parrilla de la barbacoa, pero también es frecuente pasar las bolas de esta mezcla aplanadas, que no otra cosa es un filete ruso, por harina para freírlas al final.
Se acompañan de salsa de tomate, pero tampoco estaría mal, por ser fiel a uno de sus innumerables orígenes, ponerles un poco de salsa tártara y a un lado poner unas patatas fritas cortadas finas y largas, con salsa de tomate tipo ketchup, por ejemplo, ya que es plato infantil y estamos en resumidas cuentas ante el plato que nos ponían a los niños que tuvimos la suerte de no conocer las penurias de la posguerra inmediata, aunque sí las estrecheces de una España que en aquellos años sesenta caminaba ya de forma imparable, aunque entonces no lo supiéramos, hacia lo que es hoy, un feliz país democrático y, por lo tanto, un país de progreso y desarrollo mal que le pese a esta crisis que no se acaba de ir pero que se irá, no lo duden.

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