domingo, 2 de agosto de 2020

Fresquito y aromático



El ponche de Huelva y de las Colombinas

El Ponche es la bebida tradicional del verano, la bebida de Colombinas por excelencia, pero pocos saben que tanto las Fiestas en Conmemoración del Descubrimiento de América, como la bebida a estas fiestas asociada, son aportaciones de la colonia extranjera asentada en Huelva a finales del siglo XIX. 
Su procedencia habrá que ir a buscarla a la India, donde se consumía una bebida, al parecer y a su vez de origen persa, que combinaba cinco elementos, de ahí su nombre, algo así como panj que se pronunciaría pancha, apelativo que los británicos pronunciaron con su punch, y que mucho después, en la Huelva minera y portuaria, se castellanizaría como ponche. Y cinco, panj, punch o ponche es la clave, pues cinco son los elementos que debe llevar, los cuales varían como es natural de un lugar a otro, pues lo lógico es adaptarlo a los productos de cada lugar y a las condiciones climáticas de los mismos. Aquí no se utilizaría té, ni aguardientes de orujo, ni se tomaría templado. Aquí lo que apetecía y apetece es tomarlo fresquito. En cuanto a los ingredientes, cinco son. En primer lugar la bebida alcohólica más abundante, el vino del Condado de Huelva, afrutado e ideal para esta combinación ya plenamente onubense, como terminó siéndolo buena parte de la colonia extranjera afincada en Huelva y si no, pues échenle una ojeada a la guía telefónica y verán la de apellidos foráneos que se van a encontrar. El segundo ingrediente y el tercero hoy vienen ya juntos, pues son el agua carbonatada o sifón y el azúcar, quiere decirse la gaseosa, el cuarto es el correspondiente a las especias, y aquí lo normal es ponerle canela y quizás (a mí por lo menos me encanta) un clavo de olor, para terminar con la fruta, y qué mejor elección que el aromático melocotón de la Sierra.
De modo que vino, agua y azúcar = gaseosa, melocotón, canela y clavo. En cuanto a las cantidades, vosotros mismos. cada cual a su gusto; más o menos vino, más o menos azúcar (o simplemente ninguna porque la gaseosa ya la lleva) y la cantidad de fruta y especias que cada cual estime conveniente o más le agrade.
Una última advertencia. El ponche tan fresquito, tan aromático y tan apetecible, se bebe que da gusto. De ahí que sea conveniente no añadir más azúcar, e incluso no poner demasiado vino, pues se sube a la cabeza sin que te des cuenta. Y por supuesto cuidado con esos afamados ponches que pregonan por ahí, a los que le añaden hasta caramelo líquido y licores de lo más pintoresco. Esos, aparte de renunciar a los principios de una bebida aromática y refrescante como el ponche de Huelva, son cabezones y al día siguiente lo normal es que te cagues como las mirlas, de modo que mejor os lo hacéis en casa a vuestro gusto y a disfrutar.

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