sábado, 4 de julio de 2020

Recetas con mucho cuento 1


Orejas en salsa
Acababa de comprar media docena de orejas de cerdo, que ahora las venden la mar de limpias por cierto, cuando entró la señora con su escafandra reglamentaria, pero con poca prudencia, como suele ser habitual. La dependienta de la carnicería le rogó que guardará las distancias y la señora obedeció disculpándose. Al parecer y según declaraciones de la propia señora, no tenía la cabeza buena con tantas cosas malas como están pasando. Mientras me hacía las cuentas de las orejas y otras vituallas cárnicas que, ya que estaba, había procedido yo a comprar, la señora procedió a dar cuenta de todas esas barbaridades que andan pasando en el mundo. Como la dependienta y yo andábamos con las cuentas y con la tarjeta para proceder al pago, y la otra clienta que estaba en la tienda, echaba un vistazo a lo que iba a comprar, pues la señora de la relación de sufrimientos y desastres se iba animando. De hecho subía el tono y las pinturas que iba realizando de la situación en los hospitales de Huelva era realmente desesperanzadora. Intenté tranquilizarla con la esperanzadora noticia de que sólo hay dos personas hospitalizadas en toda la provincia y ni un solo habitante en las ucis, a lo que respondió algo indignada que de eso nada. Para reafirmarse en su conocimiento de la realidad, no de lo que cuentan por ahí, procedió a dar un último apunte cortando por lo sano: "pues a un hombre le han tenido que cortar las dos piernas", y ahí ya no me pude contener, pero en lugar de refutar su notificación o cuestionar sus fuentes de información, simplemente le hice una sencilla pregunta: "¿y cómo anda el hombre?"
Antes de que dilucidara a cual de los dos sentidos del verbo andar debería contestar, cogí el camino de casa, pero algo más rápido de lo normal, pero aunque el personal en general parece algo nervioso y asustado debido, fundamentalmente, al mucho consumo de televisión, tampoco está para cogerlas al vuelo, de modo que pude doblar por la esquina de la panadería y perderme por la avenida sin que me fuera lanzado ningún hueso de jamón ni un lomo embuchado. Ah, sí, las orejas.
ingredientes y elaboración:
Pues muy fácil, todo en frío y usando el sentido común e  incluso variando algún ingrediente: cebolla, ajos, zanahoria, pimiento rojo, tomate maduro, tomillo, orégano, guindilla, azafrán, un clavo, pimentón, perejil, pimienta y sal. En el fondo de la olla una lámina mínima de aceite, encima todo lo referido supra y encima las orejas, pero sólo partidas a la mitad y luego veréis por qué razón. Un vaso y medio de vino blanco, pero de los buenos, de Sauci o de la Cooperativa Nuestra Señora del Socorro, por ejemplo. Terminamos de cubrir con agua y tres cuartos de hora desde que empiece a pitar la olla.
Destapamos cuando una vez quitado el pitorro deje de expulsar vapor y sacamos las orejas (por eso es mejor que no estén troceadas). Metemos directamente la minipimer y volvemos a poner el cacharro al fuego, pero ya destapado. Añadimos unas patatas peladas y troceadas convenientemente, y vamos cortando ahora sí, las orejas, que irán a la olla como es natural. Fuego medio hasta que se reduzca la salsa y se hagan las patatas.

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