jueves, 4 de septiembre de 2008
El pincho moruno
Hoy no os doy una receta, sino un montón. Si observais en el apartado de "amigos", ahí más abajo, notaréis una entrada que dice Frito Variado, pues bien, es el blog coquinario de El Pincho Moruno, al que he tenido la oportunidad de acceder y de inmediato os lo recomiendo. Recetas y literatura, un ingrediente necesario para alcanzar a concebir la buena mesa como un auténtico placer, no como una cotidiana tarea nutricia. Os va a encantar.
miércoles, 3 de septiembre de 2008
Jornadas Atún Isla Cristina
En El Mundo - Huelva Noticias de mañana (4 de septiembre) y en bernardoromero.blog.com (tenéis un enlace por ahí abajo), doy noticia de las jornadas gastronómicas que se celebran en Casa Rufino y que están organizadas por la Sociedad de Amigos del Atún Thunnus thunny. De momento, os doy un entremés, la receta de
Tataki de atún.- Es fácil. Se toma un trozo de atún, a ser posible de una parte noble, y se salpimenta. Luego se pasa por la plancha o la sartén, con una lámina casi invisible de aceite, que deberá estar bien caliente. Se da vuelta y vuelta, de manera que el trozo de atún (que deberá ser al menos de siete u ocho centímetros de alto) cambie de color más o menos a un centímetro de cada lado, pero quedando crudo por dentro (el atún deberá ser refrigerado, no fresco, por la historia esa del anisakis o como se llame). En un cacharro donde quepa el atún, vamos que se pueda cerrar, se pondrá una capa de puerro picado muy fino y encima se pondrá la pieza de atún. Se cubre con una mezcla de salsa de soja, azúcar y vinagre (yo uso vinagre de vino de aquí del Condado, pero podéis utilizarlo de arroz, que queda más oriental, o de manzana...). Se vuelve a poner por encima del atún otra capita de puerro picado fino y se cierra el cacharro. Adiós muy buenas, hasta mañana, ahí se queda usted en la nevera 24 horitas, una detrás de otra.
Al día siguiente, tachán, tachán... se saca el trozo de atún de la nevera y se corta en taquitos alargados. Aquí el menda los sirve sobre un ajoblanco que paso por el chino para que esté bien clarito y no tenga ni un sólo grumito de almendra. Sobre el ajoblanco y el tataki de atún, pongo pimienta de cayena o guindilla triturada y un poco de sal de esas tan caras que comprais en las grandes superficies, o de esa maravillosa espuma de sal que venden en las salinas de Portugal, aquí al lado.
Tataki de atún.- Es fácil. Se toma un trozo de atún, a ser posible de una parte noble, y se salpimenta. Luego se pasa por la plancha o la sartén, con una lámina casi invisible de aceite, que deberá estar bien caliente. Se da vuelta y vuelta, de manera que el trozo de atún (que deberá ser al menos de siete u ocho centímetros de alto) cambie de color más o menos a un centímetro de cada lado, pero quedando crudo por dentro (el atún deberá ser refrigerado, no fresco, por la historia esa del anisakis o como se llame). En un cacharro donde quepa el atún, vamos que se pueda cerrar, se pondrá una capa de puerro picado muy fino y encima se pondrá la pieza de atún. Se cubre con una mezcla de salsa de soja, azúcar y vinagre (yo uso vinagre de vino de aquí del Condado, pero podéis utilizarlo de arroz, que queda más oriental, o de manzana...). Se vuelve a poner por encima del atún otra capita de puerro picado fino y se cierra el cacharro. Adiós muy buenas, hasta mañana, ahí se queda usted en la nevera 24 horitas, una detrás de otra.
Al día siguiente, tachán, tachán... se saca el trozo de atún de la nevera y se corta en taquitos alargados. Aquí el menda los sirve sobre un ajoblanco que paso por el chino para que esté bien clarito y no tenga ni un sólo grumito de almendra. Sobre el ajoblanco y el tataki de atún, pongo pimienta de cayena o guindilla triturada y un poco de sal de esas tan caras que comprais en las grandes superficies, o de esa maravillosa espuma de sal que venden en las salinas de Portugal, aquí al lado.
Se nos va el verano
Sin calor, suavito como el año pasado e incluso como el anterior. Se nos va el verano y nos hemos enterado de lo que es el calor. Claro que hablo de Huelva, aquí en el litoral, pero en todo caso, el clima parece que está cambiando y los veranos ya no son tan veranos por aquí. Cuentan quienes de esto saben que pudiera estar relacionado con el cambio climático, con el calentamiento global. De hecho también es novedoso que las tormentas tropicales que terminan siendo huracanes en el otro lado del mar, se formen cada vez más cerca del litoral africano, con lo cual a las costas americanas, caribeñas y norteamericanas, llegan en el plan que llegan. Pero por lo que respecta a estas costas finiatlánticas europeas, se ven aliviadas por vientos del sur que para nada son como los de antaño, tremendamente calurosos. El termómetro hace años que no alcanza los cuarenta en Huelva, cuando antes era algo absolutamente habitual entre el 15 de julio y el 15 de agosto. Pero en fin, dejemos el clima para los estudiosos, para los climatólogos y vamos a lo nuestro, que es recordar los veranos de antaño con una pequeña variación de las populares
Papas aliñás.- Se cuecen patatas no muy grandes, teniendo la precaución de pincharlas antes con un tenedor para que no se revienten y se hagan bien por su interior. Deberán quedar enteritas pero cocidas. Mientras se cuecen las patatas (si controlais el tiempo en la olla a presión, bien, pero si no, en la olla, a medio tapar, para ir viéndolas) majamos un diente de ajo con unos granos de pimienta y sal, más una pimienta de cayena o guindilla pequeña, aunque también podríamos utilizar cayena y pimienta ya molidas. Las patatas, peladas y cortadas en trozos no demasiado gruesos una vez cocidas, se mezclarán con el majado que hemos hecho, aceite virgen extra de la mejor calidad posible, y limón o vinagre, a gusto de cada cual. Se prueba un trocito de patata para ver si ha cogido bien el aliño y rectificar si fuera necesario. Se meten en el frigorífico una media hora para que la ensalada esté fresquita y se adorna a la hora de servir con cebolleta picada fina y perejil, si es que nos gusta así, o con perejil solo, eso a elección de cada cual.
Papas aliñás.- Se cuecen patatas no muy grandes, teniendo la precaución de pincharlas antes con un tenedor para que no se revienten y se hagan bien por su interior. Deberán quedar enteritas pero cocidas. Mientras se cuecen las patatas (si controlais el tiempo en la olla a presión, bien, pero si no, en la olla, a medio tapar, para ir viéndolas) majamos un diente de ajo con unos granos de pimienta y sal, más una pimienta de cayena o guindilla pequeña, aunque también podríamos utilizar cayena y pimienta ya molidas. Las patatas, peladas y cortadas en trozos no demasiado gruesos una vez cocidas, se mezclarán con el majado que hemos hecho, aceite virgen extra de la mejor calidad posible, y limón o vinagre, a gusto de cada cual. Se prueba un trocito de patata para ver si ha cogido bien el aliño y rectificar si fuera necesario. Se meten en el frigorífico una media hora para que la ensalada esté fresquita y se adorna a la hora de servir con cebolleta picada fina y perejil, si es que nos gusta así, o con perejil solo, eso a elección de cada cual.
martes, 2 de septiembre de 2008
De coquihuevo
Al menos así recuerdo lo que gritaban los vendedores de sultanas, esos que iban con su delantal blanco y el canasto plano y amplio, repleto de sultanas y otros dulces: "de coooooquihuevo, sultanas de coooooquihuevo..." En casa también se hacían bolitas de coco, que fundamentalmente son una misma cosa, con la única diferencia que las primeras se hacían con las claras de los huevos solo, mientras que las segundas se hacen con el huevo entero. En todo caso aquí van las dos, para que ustedes elijan, ya que dificultad, no tienen la más mínima. Primero las
Sultanas de coco.- Montamos seis claras a punto de nieve con la ayuda de la minipimer que se hace más rápido (se ponen en el vaso con una pizca de sal y a batir a baja velocidad, poco a poco que ellas solas se montarán). A continuación cogemos la mitad del cuarto de azúcar (125 gr, hijos, que parece que estáis tontos) y la mezclamos con las claras, que ya las tendremos a punto de nieve. Por último se añade también la mitad del cuarto de coco rallado y se procura que la masa quede homogénea. Se cubre una bandeja de horno con papel encerado y se colocan porciones de la pasta, haciendo primero una bola y luego aplastándolas un poco. Deberán estar tan sólo cinco minutos como mucho y a unos 180º, ya que deberán quedar suavitas por dentro y no duras, pues el azúcar si está mucho tiempo en el horno puede llegar a caramelizarse. De lo que se trata es de que queden jugositas, blandas y dulces con una cobertura levemente dorada y crujiente.
Bolitas de coco.- Se tomará un cuarto de coco rallado y otro cuarto de azúcar, mezclando todo bien mezclado. Se hará un hoyo en el centro de la mezcla y se depositan allí tres huevos enteros, sin batir ni nada. Se mezcla todo a conciencia hasta conseguir una pasta homogénea. Entonces se meterá todo esto en la manga pastelera y se irán poniendo porciones sobre barquillos de galleta planos. Se colocan en la bandeja del horno y se pondrán a 210º cinco minutos tan sólo, para que, al igual que en la receta anterior, queden jugositas las bolitas de coco.
Sultanas de coco.- Montamos seis claras a punto de nieve con la ayuda de la minipimer que se hace más rápido (se ponen en el vaso con una pizca de sal y a batir a baja velocidad, poco a poco que ellas solas se montarán). A continuación cogemos la mitad del cuarto de azúcar (125 gr, hijos, que parece que estáis tontos) y la mezclamos con las claras, que ya las tendremos a punto de nieve. Por último se añade también la mitad del cuarto de coco rallado y se procura que la masa quede homogénea. Se cubre una bandeja de horno con papel encerado y se colocan porciones de la pasta, haciendo primero una bola y luego aplastándolas un poco. Deberán estar tan sólo cinco minutos como mucho y a unos 180º, ya que deberán quedar suavitas por dentro y no duras, pues el azúcar si está mucho tiempo en el horno puede llegar a caramelizarse. De lo que se trata es de que queden jugositas, blandas y dulces con una cobertura levemente dorada y crujiente.
Bolitas de coco.- Se tomará un cuarto de coco rallado y otro cuarto de azúcar, mezclando todo bien mezclado. Se hará un hoyo en el centro de la mezcla y se depositan allí tres huevos enteros, sin batir ni nada. Se mezcla todo a conciencia hasta conseguir una pasta homogénea. Entonces se meterá todo esto en la manga pastelera y se irán poniendo porciones sobre barquillos de galleta planos. Se colocan en la bandeja del horno y se pondrán a 210º cinco minutos tan sólo, para que, al igual que en la receta anterior, queden jugositas las bolitas de coco.
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